«Muchos padres son tan adolescentes como sus hijos»

GRAVES DISTURBIOS JUVENILES COMO EN POZUELO

«Muchos padres son tan adolescentes como sus hijos», según el arzobispo de La Plata

El arzobispo de La Plata, moseñor Héctor Rubén Aguer, ha cuestionado la actitud de padres y empresarios nocturnos ante episodios de violencia juvenil registrados en los últimos días en Buenos Aires, similares a los acontecidos en la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón. «Es insano pasarse dos días por semana en vela», aseguró

Actualizado 17 septiembre 2009

El arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Rubén Aguer, cuestionó la actitud de padres y de algunos empresarios de establecimientos nocturnos, a quienes calificó de «mercaderes sin alma», al referirse a la problemática del exceso de alcohol que deriva en hechos de violencia protagonizados por jóvenes de distritos bonaerenses.

«Son los padres los que han descuidado una responsabilidad fundamental, luego están esos mercaderes sin alma, que son los dueños de los boliches (discotecas), todo el mundo sabe que eso es un negocio donde se pone en riesgo la salud física, psicológica y espiritual de los jóvenes», advirtió.   El prelado platense aseguró que «este es un fenómeno que se está saliendo de cauce y hay que volverlo a su sitio». Asimismo, consideró que «el problema fundamental pasa por cómo se piensa la vida de un joven», aunque admitió que «no hay que generalizar, porque no creo que todos los jóvenes estén atrapados por la cultura del boliche (discoteca)», informa Aciprensa.   Tras afirmar que «eso de pasarse la noche en vela, dos o tres días por semana, es una cosa insana», opinó: «No creo que luego se pueda trabajar o estudiar en forma». Monseñor Aguer calificó de «compleja» la problemática derivada de la nocturnidad, aunque insistió en que «habría que poner las cosas en su sitio».   Sin embargo, reconoció que «no sé si es tan sencillo que estos negociantes reconozcan que no deben vender alcohol u otras ´cositas´ que todos sabemos que circulan en algunos boliches». «La noche no es para divertirse todo el tiempo, es una cuestión educativa que depende, ante todo, de la familia. Yo sospecho que muchos padres de familia son tan adolescentes como sus hijos», aseveró.   Las críticas del arzobispo platense se conocen cuando el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, ha decidido intensificar los controles de  consumo de alcohol en la vía pública y busca acordar con los empresarios de la noche medidas para restringir el expendio de estas bebidas.

Radio María vive su momento más conflictivo tras 10 años de emisiones

UNA RED DE CASI 200 FRECUENCIAS

La emisora de carácter religioso Radio María vive su mayor crisis interna desde que fuera fundada hace 10 años en España. Desaveniencias con la matriz italiana, entre el presidente y el director…

Radio María España, la franquicia de la emisora religiosa líder en Italia, pasa por su momento más conflictivo desde que empezara sus emisiones en nuestro país el 24 de diciembre de 1999. El éxito de su matriz, deslumbró a Olegario Díaz y a su mujer, María Teresa Ruza, quienes decidieron, tras un viaje a Italia, poner en marcha la emisora en Madrid.   En compañía de un grupo de amigos en la parroquia castrense de Santa María de la Dehesa, en la localidad madrileña de Cuatro Vientos, comenzaron a usar la frecuencia de Radio Dehesa. La iniciativa fue sumando oyentes y frecuencias gracias al trabajo de voluntarios, con una programación basada en la difusión del mensaje evangélico en comunión con la Iglesia católica y fidelidad al Santo Padre.   Radio María se constituyó así en una emisora privada, propiedad de la Asociación Radio María que preside desde entonces Olegario Díaz y que se sostiene con las aportaciones de sus oyentes ya que, por propia iniciativa, se renunció a cualquier tipo de publicidad. A pesar de ello, el nivel de donativos es más que aceptable.   A finales del mes de julio, ya se empezaron a publicar algunos datos relativos a la difícil situación en la que quedaría Radio María si, como aseguraban esas informaciones, se iban a retirar la práctica totalidad de sus emisoras. Incluso se dio la fecha del 7 de agosto, como la correspondiente a su acta de defunción.   Sin embargo, no ha sido así, aunque la marejada le ha llegado por otros cauces. En estos momentos, el conflicto abierto entre Díez y el director de la emisora, el padre Esteban Munilla está en su apogeo, aunque ya hace meses, el director de la emisora se vio obligado a permanecer encerrado en sus oficinas durante cuatro días por miedo a que no le dejaran acceder de nuevo.   Otro de los puntos de fricción se sitúa entre la asociación que preside Díaz y la asociación italiana propietaria de la marca «Radio Maria», cuya labor en las ondas en Italia la ha colocado como la referencia líder de las emisoras religiosas. En estos momentos, se está procediendo a una reconsideración de su relación, iniciada hace 10 años en aquél viaje del matrimonio Díez-Ruza a Italia.   En otro orden de cosas, las tensiones también se derivan de algunas discrepancias respecto a la línea que debía seguir la cadena y el temor o alegría, según se mire, de que Radio María en España siguiera los pasos de su «hermana» polaca, de gran influencia política y social, sin dejar de lado el contenido netamente religiosos como la liturgia de las horas, el Santo Rosario o la transmisión de la misa.   Dada la situación, el arzobispado de Madrid ya está trabajando para, en los próximos días tomar cartas en el asunto y desbloquear el bache interno que vive la emisora. Se espera que, más pronto que tarde, el arzobispado haga pública su postura respecto a la emisora.   Entre los principios inspiradores de la emisora figura «la salvación de las almas, es decir, el anuncio de la conversión, proponiendo de un modo nuevo la fe católica a través de la radio. En la actualidad, cuenta con 198 frecuencias en toda España -no todas de su propiedad- y un nutrido grupo de voluntarios, gracias a los cuales sale adelante su programación.

Me da pena

Acaba de ser noticia destacada en casi todos los medios de comunicación. Los profesores de Primaria y ESO serán “agentes de autoridad”. Ha sido la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, quien ha anunciado la presentación de una Ley de Autoridad del Profesor. Una ley que, como ya sucede con inspectores de educación, jueces, médicos y fuerzas de seguridad del Estado, permitirá que las agresiones a los profesores, es de suponer que provenientes de alumnos o de sus padres, tengan la consideración de delito contra agentes de la autoridad. La aplicación de esta Ley supondría una reforma del Código Penal o un Oficio de la Fiscalía, que explicitarían cómo tratar estas agresiones. Aunque fue precisamente esta misma Fiscalía quien, ya en una circular remitida en noviembre de 2008, ordenaba que las agresiones a los profesores de la enseñanza pública se contemplaran como un delito de atentado a la autoridad.

Lamentablemente la consideración del profesorado como “agentes de la autoridad” está reservada para los profesores de la escuela pública, los únicos que ostentan la condición de funcionarios. Se excluye y se desprotege a los profesores que trabajan en la escuela privada, sea ésta concertada o no.

A mí personalmente la medida no me parece ni bien ni mal, simplemente me da pena. Y ello dejando aparte la exclusión injustificada de los profesores de la enseñanza privada, concertada o no. Me da pena la pérdida evidente de autoridad de nuestros profesores por falta de apoyo de la sociedad y en especial de algunos padres que llegan a justificar y defender las conductas incorrectas de sus hijos en los centros educativos. Me da pena que tengamos que solicitar la presencia de las fuerzas del orden público en los colegios. Me da pena que se busquen responsabilidades penales a aplicar en muchos casos a menores por conductas que deberían corregirse con la educación. Me da pena por lo que supone de fracaso de nuestro sistema educativo en lo que constituye el objetivo fundamental que nuestra Constitución le asigna: “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales“. (C.27, 2).

Manuel de Castro Barco

Patronal de los colegios privados

A Manuel de Castro le da pena la nueva ley

La patronal de los colegios privados pide que la ley de la comunidad de Madrid sobre el profesorado se aplique en sus centros


La Federación de Religiosos de la Enseñanza (FERE) y la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE) —que aglutinan a la mayoría de los centros concertados y privados de España— manifestaron hoy su desacuerdo con la propuesta de ley de la Comunidad de Madrid para considerar al profesorado autoridad pública sólo a los funcionarios, y no a «todos» los docentes. Para el secretario general de FERE, Manuel de Castro, «lamentablemente la consideración del profesorado como agente de la autoridad está reservada para los profesores de la escuela pública, los únicos que ostentan la condición de funcionarios y se excluye y se desprotege a los profesores que trabajan en la escuela privada, sea ésta concertada o no».


Publicado el 2009-09-17 08:33:00

(EP/InfoCatólica) Sin entrar a valorar la medida, De Castro indicó en el blog de Escuela Católicas que «simplemente» le «da pena» porque evidencia el «fracaso» del sistema educativo. Para el secretario general de esta patronal, la pérdida de autoridad de los profesores se debe a la «falta de apoyo» de la sociedad y en especial de algunos padres que llegan a justificar y defender las conductas incorrectas de sus hijos en los centros educativos.

Desde la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE) aplaudieron la propuesta de la Comunidad de Madrid, no sin considerar que ésta debería hacerse «extensiva» a todo el profesorado, ya que de otra manera se podrían generar situaciones de «desigualdad, indefensión o injusticia» a los profesionales que ejercen en centros no estatales.

«Podría darse la circunstancia de que los alumnos –y las familias– que estudian en centros privados o concertados no considerasen a sus profesores de la misma manera que los de la escuela pública, ya que tienen un rango legislativo diferente», lamentaron.

Querido don Jesús….

Enrique Monasterio (

Ya sé que no es costumbre tratar de usted a los que están en el Cielo; pero

En Gaztelueta con José Luis González-Simancas
En Gaztelueta con José Luis González-Simancas

me resulta imposible expropiarle el “don” a estas alturas. Tenga en cuenta que usted fue el primer cura de mi cole y yo sólo tenía 11 años cuando le conocí en Gaztelueta.

¿Se acuerda? Era un profesor la mar de serio en clase y un bromista lleno de imaginación y talento cuando jugaba con nosotros fuera del aula. Ahora lo veo dirigiendo un sorprendente concurso de preguntas descabelladas y respuestas sin sentido que usted premiaba con caramelos. Al terminar sacó del bolsillo una máquina fotográfica diminuta y la subastó. El que más caramelos devolviese se la quedaba. Total, que recuperó el paquete entero y los caramelos sirvieron para otra sesión.

Sin embargo, el recuerdo más vivo me lleva a la pequeña capilla del colegio, cuando nos predicaba en pie, junto al Sagrario. ¿Dónde aprendió a hablar así a los niños y al Señor al mismo tiempo? Yo he tratado de imitarle muchas veces, pero, la verdad, no hay color.

Un día nos trajo un regalo: mientras hablaba, fue desempaquetando un borrico de loza con su cabezota sumergida en un libro de latín. Nos dijo que nos lo enviaba un sacerdote muy bueno, que vivía en Roma, que se llamaba Josemaría Escrivá y que quería mucho a los alumnos de Gaztelueta. Y, mientras nos reíamos contemplando el burro, nos habló del estudio, de ser como aquel animal de largas orejas o como el que mueve la noria y hace posible la lozanía del jardín.

Por entonces yo le profesaba una admiración sin límites. Pensaba que era una especie de mago con poderes, capaz incluso de leerme el pensamiento. Luego he comprendido que adivinar lo que piensa un chiquillo no es tan difícil. Basta con tomárselo en serio, escucharle y quererlo con corazón de padre, de madre y de abuelo. Usted nos quería así, don Jesús, y nos enseñó que ser sinceros era mucho más que no decir mentiras: se trataba de “soltar el sapo”, de ser transparentes delante de Dios.

Hace dos o tres años traté de decirle estas cosas, pero no me dejó. Alegaba que no tenía memoria y que yo era un cuentista. Ahora no tiene más remedio que darme la razón. Así que siga leyendo y no se le ocurra cortarme, que voy lanzado.

Desde que se nos fue al Cielo el último domingo de agosto, han aparecido muchos artículos en la prensa. Todos recuerdan que fue usted “el cura de la tele”, que recibió premios por su gran talento como comunicador. Hablan de su personalidad arrolladora, de su capacidad de liderazgo, de sus dotes de predicador, de su pluma incisiva, de sus libros editados en medio mundo… Sin embargo mi espacio es limitado y debo ir a lo esencial. Y lo esencial es, por supuesto, su enorme corazón de sacerdote.

halcon-sacre-vuelo

Tenía yo 12 años cuando me rompí la cabeza. No fui a la UVI porque entonces no existían esas modernidades. En estos casos, lo previsto era ingresar directamente en la tumba. Yo, en la Clínica del doctor San Sebastián, me moría a chorros cuando llegó usted.

Se sentó junto a mi cama, me dio la extremaunción y la absolución. Luego me fue repitiendo jaculatorias al oído que, a pesar de estar en coma, pude oír con toda claridad. No sé cuánto tiempo estuvo así; quizá toda la tarde. Por la noche, yo aún seguía en este mundo; pero mis padres estaban destrozados. Entonces agarró del brazo a mi padre y le dijo:

—Manolo, vamos a charlar.

Entraron en una salita; introdujo la mano en el insondable bolsillo de su sotana, y sacó…, una botella de coñac. Mi padre recuperó el ánimo gracias a un par de copas y a sus palabras. Hasta pudo dormir unas horas. Usted también durmió, don Jesús, pero en el suelo de otra habitación. Trató de que nadie se enterara, pero mi padre lo descubrió a media noche.

Cuando me hablan del espíritu sacerdotal siempre recuerdo esta historia. Ser cura es eso: vivir en el Cielo sin despegarse un milímetro de la tierra; ser muy de Dios y tener un corazón tan grande, humano, sobrenatural, acogedor y generoso como el propio Corazón de Jesucristo.

Pasaron los años. Yo me ordené sacerdote y, naturalmente, le pedí que predicara en mi Primera Misa Solemne. Luego me admitió en su “Mundo Cristiano” y me ha dejado pensar por libre durante los últimos 18 años. Y seguí leyendo sus libros y su vida. Porque, querido don Jesús, la vida de un sacerdote santo es siempre mucho más elocuente que todos los escritos y programas de televisión.

Una virtud más. Sólo una: su total disponibilidad para cualquier tarea que le encargaran. Madrid es una ciudad grande y compleja en la que lo ordinario es que surjan problemas inesperados que hay que resolver con urgencia. Muchas veces es preciso contar con un sacerdote todoterreno que sirva lo mismo para un roto que para un descosido. Es cierto que todos procuramos arrimar el hombro, pero, al final, el que siempre podía, el que no tenía horario, el que encontraba un hueco era usted.

Voy a terminar recordando nuestra última estancia en Molinoviejo, la casa de retiros de Segovia donde escribió en menos de un mes “El Valor divino de lo humano”.

Estaba usted ya muy limitado. Apenas podía caminar. Se habían borrado casi todos los nombres de su memoria, aunque no de su corazón. Nos pidió que le escribiéramos el horario en un folio con letra bien grande y clara, de ordenador. Lo llevó siempre encima y, cada vez que me veía, preguntaba:

—¿Qué hago ahora? ¿Qué toca?

Tenía razón, don Jesús; la santidad se resume en hacer en cada momento lo que toca. Ahora “le toca” gozar de Dios para siempre y acordarse de nosotros para que seamos dignos de estar un día a su lado.

Carta a don Jesús

jueves, 17 de septiembre de 2009
Enrique Monasterio


PensarPorLibre.blogspot.com

Desde hace casi veinte años escribo todos los meses un artículo en «Mundo Cristiano», la revista que fundó y dirigió durante décadas don Jesús Urteaga. Como sabéis don Jesús falleció el pasado 30 de agosto, cuando estaba a punto de salir a la calle el número de Almudi.org - D. Jesús Urteagaseptiembre de la revista.

Para octubre, MC prepara algo especial y me han sugerido que me una al homenaje a don Jesús. Yo, sin dudarlo un instante, he redactado una carta demasiado larga para que vuele hasta el Cielo al encuentro de mi cura.

A don Jesús le gustaba leernos aquel poema de San Juan de la Cruz que comienza así: tras de un amoroso lance,/ y no de esperanza falto,/ volé tan alto, tan alto,/ que le di a la caza alcance.

El poeta habla del alma que alcanza a Dios y lo atrapa como el halcón a su presa. Aquí, en Molinoviejo, tengo a la vista un viejo repostero que habla de esa «caza» definitiva.

También yo quisiera estar allí con estas letras.

Querido don Jesús….

Ya sé que no es costumbre tratar de usted a los que están en el Cielo; pero me resulta imposible expropiarle el “don” a estas alturas. Tenga en cuenta que usted fue el primer cura de mi cole y yo sólo tenía 11 años cuando le conocí en Gaztelueta.

¿Se acuerda? Era un profesor la mar de serio en clase y un bromista lleno de imaginación y talento cuando jugaba con nosotros fuera del aula. Ahora lo veo dirigiendo un sorprendente concurso de preguntas descabelladas y respuestas sin sentido que usted premiaba con caramelos. Al terminar sacó del bolsillo una máquina fotográfica diminuta y la subastó. El que más caramelos devolviese se la quedaba. Total, que recuperó el paquete entero y los caramelos sirvieron para otra sesión.

Sin embargo, el recuerdo más vivo me lleva a la pequeña capilla del colegio, cuando nos predicaba en pie, junto al Sagrario. ¿Dónde aprendió a hablar así a los niños y al Señor al mismo tiempo? Yo he tratado de imitarle muchas veces, pero, la verdad, no hay color.

Un día nos trajo un regalo: mientras hablaba, fue desempaquetando un borrico de loza con su cabezota sumergida en un libro de latín. Nos dijo que nos lo enviaba un sacerdote muy bueno, que vivía en Roma, que se llamaba Josemaría Escrivá y que quería mucho a los alumnos de Gaztelueta. Y, mientras nos reíamos contemplando el burro, nos habló del estudio, de ser como aquel animal de largas orejas o como el que mueve la noria y hace posible la lozanía del jardín.

Por entonces yo le profesaba una admiración sin límites. Pensaba que era una especie de mago con poderes, capaz incluso de leerme el pensamiento. Luego he comprendido que adivinar lo que piensa un chiquillo no es tan difícil. Basta con tomárselo en serio, escucharle y quererlo con corazón de padre, de madre y de abuelo. Usted nos quería así, don Jesús, y nos enseñó que ser sinceros era mucho más que no decir mentiras: se trataba de “soltar el sapo”, de ser transparentes delante de Dios.

Hace dos o tres años traté de decirle estas cosas, pero no me dejó. Alegaba que no tenía memoria y que yo era un cuentista. Ahora no tiene más remedio que darme la razón. Así que siga leyendo y no se le ocurra cortarme, que voy lanzado.

Desde que se nos fue al Cielo el último domingo de agosto, han aparecido muchos artículos en la prensa. Todos recuerdan que fue usted “el cura de la tele”, que recibió premios por su gran talento como comunicador. Hablan de su personalidad arrolladora, de su capacidad de liderazgo, de sus dotes de predicador, de su pluma incisiva, de sus libros editados en medio mundo… Sin embargo mi espacio es limitado y debo ir a lo esencial. Y lo esencial es, por supuesto, su enorme corazón de sacerdote.

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Tenía yo 12 años cuando me rompí la cabeza. No fui a la UVI porque entonces no existían esas modernidades. En estos casos, lo previsto era ingresar directamente en la tumba. Yo, en la Clínica del doctor San Sebastián, me moría a chorros cuando llegó usted.

Se sentó junto a mi cama, me dio la extremaunción y la absolución. Luego me fue repitiendo jaculatorias al oído que, a pesar de estar en coma, pude oír con toda claridad. No sé cuánto tiempo estuvo así; quizá toda la tarde. Por la noche, yo aún seguía en este mundo; pero mis padres estaban destrozados. Entonces agarró del brazo a mi padre y le dijo:

—Manolo, vamos a charlar.

Entraron en una salita; introdujo la mano en el insondable bolsillo de su sotana, y sacó…, una botella de coñac. Mi padre recuperó el ánimo gracias a un par de copas y a sus palabras. Hasta pudo dormir unas horas. Usted también durmió, don Jesús, pero en el suelo de otra habitación. Trató de que nadie se enterara, pero mi padre lo descubrió a media noche.

Cuando me hablan del espíritu sacerdotal siempre recuerdo esta historia. Ser cura es eso: vivir en el Cielo sin despegarse un milímetro de la tierra; ser muy de Dios y tener un corazón tan grande, humano, sobrenatural, acogedor y generoso como el propio Corazón de Jesucristo.

Pasaron los años. Yo me ordené sacerdote y, naturalmente, le pedí que predicara en mi Primera Misa Solemne. Luego me admitió en su “Mundo Cristiano” y me ha dejado pensar por libre durante los últimos 18 años. Y seguí leyendo sus libros y su vida. Porque, querido don Jesús, la vida de un sacerdote santo es siempre mucho más elocuente que todos los escritos y programas de televisión.

Una virtud más. Sólo una: su total disponibilidad para cualquier tarea que le encargaran. Madrid es una ciudad grande y compleja en la que lo ordinario es que surjan problemas inesperados que hay que resolver con urgencia. Muchas veces es preciso contar con un sacerdote todoterreno que sirva lo mismo para un roto que para un descosido. Es cierto que todos procuramos arrimar el hombro, pero, al final, el que siempre podía, el que no tenía horario, el que encontraba un hueco era usted.

Voy a terminar recordando nuestra última estancia en Molinoviejo, la casa de retiros de Segovia donde escribió en menos de un mes “El Valor divino de lo humano”.

Estaba usted ya muy limitado. Apenas podía caminar. Se habían borrado casi todos los nombres de su memoria, aunque no de su corazón. Nos pidió que le escribiéramos el horario en un folio con letra bien grande y clara, de ordenador. Lo llevó siempre encima y, cada vez que me veía, preguntaba:

—¿Qué hago ahora? ¿Qué toca?

Tenía razón, don Jesús; la santidad se resume en hacer en cada momento lo que toca. Ahora “le toca” gozar de Dios para siempre y acordarse de nosotros para que seamos dignos de estar un día a su lado.

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Enlace relacionado: Un “sí” para toda la vida

«Justo entre las Naciones»

Pave the Way

Fundación liderada por judío quiere declarar a Pío XII «Justo entre las Naciones»

ROMA, 16 Sep. 09 / 09:02 pm (ACI)

La Pave the Way Foundation comunicó esta mañana al Papa Benedicto XVI una iniciativa que busca darle a Pío XII el título de «Justo entre las Naciones» –que equivaldría al reconocimiento que hace la Iglesia de los santos– y así colocar su nombre en el elenco del conocido jardín de los justos en el Yad Vashem de Jerusalén.

Según indica L’Osservatore Romano, el anuncio lo hizo el judío Gary Lewis Krupp, fundador y presidente de la mencionada fundación que se dedica a la promoción de la paz en el mundo a través del diálogo interreligioso, al finalizar la Audiencia General de este miércoles en el Aula Pablo VI.

Krupp también obsequió al Santo Padre un libro sobre Pío XII de 255 páginas en las que se reproduce cerca de tres mil documentos originales sobre el Papa Pacelli, descubiertos tras largas investigaciones y enriquecidos con numerosas fotos.

Krupp ha explicado que este obsequio es «un gesto de gratitud por las iniciativas de Benedicto XVI a favor del diálogo entre católicos y judíos».

Creer en extraterrestres no es opuesto a la fe

Creer en extraterrestres no es necesariamente opuesto a la fe, reitera autoridad vaticana

ROMA, 17 Sep. 09 / 02:35 am (ACI)

El. P. José Gabriel Funes, Director del Observatorio Vaticano, reiteró que no

P. José Gabriel Funes, Director del Observatorio Vaticano
P. José Gabriel Funes, Director del Observatorio Vaticano

existiría oposición entre creer en la existencia de extraterrestres y al mismo tiempo creer en Dios; y señaló que esta perspectiva ya la sostenía también en el siglo XIX el P. Angelo Secchi, astrónomo jesuita del Observatorio del Colegio Romano.

En entrevista concedida a L’Osservatore Romano, el sacerdote explica que el P. Secchi fue el primer científico en clasificar las «estrellas según sus espectros» y que, en el tema de los extraterrestres, «no se puede excluir a priori esta posibilidad«.

Consideró asimismo que «es muy difícil pensar en poder establecer un contacto» con extraterrestres ya que «está el obstáculo casi irremontable de las distancias en el universo. Pero excluirlo es también parte de la evolución del desarrollo científico: es necesario recordar que con la actual tecnología ya sería demasiado complicado ir más allá del sistema solar».

Luego de comentar que sobre este tema no ha recibido «ninguna convocatoria de la Congregación para la Doctrina de la Fe o de las autoridades académicas», el P. Funes afirma que «como científico estoy siempre dispuesto a actualizar mis ideas ante los resultados de la últimas investigaciones. Por ejemplo, en el tema de la extensión espacial y temporal del universo, yo creo que es finito (…) mientras que otros consideran que es infinito».

«Hay teorías interesantes sobre esto –prosigue como la del llamado ‘multiverso’, pero siguen siendo meramente especulativas: el problema está en como probarlas».

El sacerdote argentino asegura que la astronomía es un elemento que puede contribuir en el diálogo entre los pueblos, ya que ésta puede ayudar a «comprender que todos los hombres de la tierra están bajo el mismo cielo y miran al mismo cielo».

«Es evidente que hoy no se puede hacer investigación sin colaboración. Un país por sí solo no puede construir un gran telescopio: es necesario trabajar con otras personas, también de otras religiones o culturas. Así es como la astronomía puede ponerse al servicio del diálogo».

Seguidamente indicó que el astrónomo debe tener siempre «bien puestos los pies sobre la tierra» y que la «investigación científica exige una cultura del esfuerzo, del trabajo. Es así que puede ser útil, también y sobre todo, para los jóvenes».

Seguidamente aclara que «según una mentalidad ampliamente difundida, para ser científico es necesario, forzosamente, ser ateo. No es cierto. Lo ha dicho muy bien el Papa en la Misa de Epifanía, cuando señaló que ‘no pocos científicos –siguiendo a Galileo– no renuncian ni a la razón ni a la fe, y así valoran ambas y en amplitud, en su recíproca fecundidad'».

«Yo elegí ser astrónomo porque creo que en el universo es posible encontrar a Dios. Y lo sigo siendo con la misma convicción», concluyó.

Actividades

El P. Funes informó también que en ocasión del Año Internacional de la Astronomía se realizará una exposición de telescopios desde el próximo 15 de octubre en los Museos Vaticanos, así como un Congreso de Astrobiología dedicado al tema de la búsqueda de vida en el universo, organizado conjuntamente con la Pontificia Academia para las Ciencias. Este evento se realizará del 6 al 11 de noviembre.