MADRID.- El grupo de Pellegrini, muy pasivo defensivamente, echó mano de su inagotable potencial ofensivo para solventar el arranque liguero ante un Depor que, parafraseando a Lotina, se mantuvo en pie pero le faltó un punto de valentía. Dar un paso más hacia delante en el Bernabéu. Por los blancos fue más o menos el guión acostumbrado de pretemporada. Más ocasiones que juego, más pegada que brillo, más calidad individual que de grupo. Más se atisba en el futuro de lo que realmente ahora se ofrece. [NARRACIÓN Y ESTADÍSTICAS]
Porque el nuevo estilo pregonado de la segunda galaxia de Florentino no existe por ahora más que en las intenciones propagandísticas. El estilo se gana con el tiempo, con más trabajo y rodaje. La expectación viene más por el talento millonario contratado que por la continuidad colectiva de su juego -digamos nula-. Sí, con Kaká y el francés Lass Diarra ya en los mandos y Raúl con la caña a punto empezó la nueva revolución florentina. La que más expectación del fútbol mundial despierta y de la que más se espera. Suficiente ante un modesto como el Depor. Del hombre de los 94 millones de euros -Cristiano-, sólo un par de señales que hablan de su tremendo disparo y de su potencia sin parangón en carrera lanzada.
Lass y Kaká són los que más levantan la cabeza en el césped y tiran de inteligencia en el grupo de Pellegrini. Un equipo que ya quiere se dueño del balón a tiempo completo y que mostró tanta pegada como indolencia atrás. Es un grupo en construcción al que le falta presión e intensidad defensiva, también juego brillante, y, sobre todo, la continuidad que le sobra a la hora de amontonar ocasiones -más de una docena ante Aranzubia-.
Su innata capacidad para crear peligro sin hacer nada del otro jueves acabará resolviendo muchos partidos de este traza, ayudará a engrasar la maquinaria. Aunque el viejo estilista Valerón, a sus 34 años y superviviente del ‘Centenariazo’ de 2002, tuvo en su bota derecha el 2-3 la afrenta, pero fallo a puerta vacía. Entregó al local un triunfo que se le complicó tras su soberbio control y zapatazo nada más iniciarse el segundo acto (2-2).
Pellegrini tiene mucho tajo por delante. Su fútbol de ataque es demasiado previsible por el centro, un embudo que acaba en el atasco. Falta la movilidad y las entradas por sorpresa desde las bandas. Ayudará desde luego que Cristiano tome vuelo, y que Arbeloa no se limite a pasar el tiempo en ataque -ni un sólo desdoblamiento por su banda. De Raúl, fuera de posición, se sabe que siempre tira para el centro. Faltan demasiadas cosas: fluidez en su fútbol de arriba, firmeza y agresividad atrás. Eso último seguro que se ganará con Pepe y con Ramos.
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