Kaká y Lass mandan; Raúl decide

EL REAL MADRID SE IMPONE POR 3-2 EN EL BERNABÉU
ÁNGEL GONZÁLEZ

MADRID.- El grupo de Pellegrini, muy pasivo defensivamente, echó mano de su inagotable potencial ofensivo para solventar el arranque liguero ante un Depor 1251566158_0que, parafraseando a Lotina, se mantuvo en pie pero le faltó un punto de valentía. Dar un paso más hacia delante en el Bernabéu. Por los blancos fue más o menos el guión acostumbrado de pretemporada. Más ocasiones que juego, más pegada que brillo, más calidad individual que de grupo. Más se atisba en el futuro de lo que realmente ahora se ofrece. [NARRACIÓN Y ESTADÍSTICAS]

Porque el nuevo estilo pregonado de la segunda galaxia de Florentino no existe por ahora más que en las intenciones propagandísticas. El estilo se gana con el tiempo, con más trabajo y rodaje. La expectación viene más por el talento millonario contratado que por la continuidad colectiva de su juego -digamos nula-. Sí, con Kaká y el francés Lass Diarra ya en los mandos y Raúl con la caña a punto empezó la nueva revolución florentina. La que más expectación del fútbol mundial despierta y de la que más se espera. Suficiente ante un modesto como el Depor. Del hombre de los 94 millones de euros -Cristiano-, sólo un par de señales que hablan de su tremendo disparo y de su potencia sin parangón en carrera lanzada.

Lass y Kaká són los que más levantan la cabeza en el césped y tiran de inteligencia en el grupo de Pellegrini. Un equipo que ya quiere se dueño del balón a tiempo completo y que mostró tanta pegada como indolencia atrás. Es un grupo en construcción al que le falta presión e intensidad defensiva, también juego brillante, y, sobre todo, la continuidad que le sobra a la hora de amontonar ocasiones -más de una docena ante Aranzubia-.

Su innata capacidad para crear peligro sin hacer nada del otro jueves acabará resolviendo muchos partidos de este traza, ayudará a engrasar la maquinaria. Aunque el viejo estilista Valerón, a sus 34 años y superviviente del ‘Centenariazo’ de 2002, tuvo en su bota derecha el 2-3 la afrenta, pero fallo a puerta vacía. Entregó al local un triunfo que se le complicó tras su soberbio control y zapatazo nada más iniciarse el segundo acto (2-2).

Pellegrini tiene mucho tajo por delante. Su fútbol de ataque es demasiado previsible por el centro, un embudo que acaba en el atasco. Falta la movilidad y las entradas por sorpresa desde las bandas. Ayudará desde luego que Cristiano tome vuelo, y que Arbeloa no se limite a pasar el tiempo en ataque -ni un sólo desdoblamiento por su banda. De Raúl, fuera de posición, se sabe que siempre tira para el centro. Faltan demasiadas cosas: fluidez en su fútbol de arriba, firmeza y agresividad atrás. Eso último seguro que se ganará con Pepe y con Ramos.

“Disculpar a todos”

Sólo serás bueno, si sabes ver las cosas buenas y las virtudes de los demás. 309–Por eso, cuando hayas de corregir, hazlo con caridad, en el momento oportuno, sin humillar…, y con ánimo de aprender y de mejorar tú mismo en lo que corrijas. (Forja, 455)

Una de sus primeras manifestaciones se concreta en iniciar al alma en los caminos de la humildad. Cuando sinceramente nos consideramos nada; cuando comprendemos que, sin el auxilio divino, la más débil y flaca de las criaturas sería mejor que nosotros; cuando nos vemos capaces de todos los errores y de todos los horrores; cuando nos sabemos pecadores aunque peleemos con empeño para apartarnos de tantas infidelidades, ¿cómo vamos a pensar mal de los demás?, ¿cómo se podrá alimentar en el corazón el fanatismo, la intolerancia, la altanería?

La humildad nos lleva como de la mano a esa forma de tratar al prójimo, que es la mejor: la de comprender a todos, convivir con todos, disculpar a todos; no crear divisiones ni barreras; comportarse -¡siempre!- como instrumentos de unidad. No en vano existe en el fondo del hombre una aspiración fuerte hacia la paz, hacia la unión con sus semejantes, hacia el mutuo respeto de los derechos de la persona, de manera que ese miramiento se transforme en fraternidad. Refleja una huella de lo más valioso de nuestra condición humana: si todos somos hijos de Dios, la fraternidad ni se reduce a un tópico, ni resulta un ideal ilusorio: resalta como meta difícil, pero real.

(…) En la oración la soberbia, con la ayuda de la gracia, puede transformarse en humildad. Y brota la verdadera alegría en el alma, aun cuando notemos todavía el barro en las alas, el lodo de la pobre miseria, que se está secando. Después, con la mortificación, caerá ese barro y podremos volar muy alto, porque nos será favorable el viento de la misericordia de Dios. (Amigos de Dios, nn. 233. 249)

Otra madre deseperada

Soy madre de tres niños menores de edad, divorciada. Yo siempre había creído que tanto el juez como el fiscal en Asuntos de Familia trabajaban a favor de los menores, poniendo inteligencia y justicia donde los padres ponen caos y disconformidad. En mi caso, el juzgado no está dictando a favor de los menores.

La jueza ha dictado que el padre puede cambiar a nuestros hijos de colegio, a un centro que elija él, en el distrito que él quiera. Y eso después de haberme otorgado a mí la guardia y custodia. El motivo alegado: que el colegio pone en peligro la integridad de los menores por ser del Opus Dei. ¿Cómo puede una jueza emitir esas opiniones sin informarse antes?

El colegio pertenece a Fomento (no es propiedad del Opus Dei) y es un centro autorizado por la Comunidad de Madrid. Además, mi ex marido ha matriculado a nuestra hija en un colegio de educación especial a una hora de distancia de nuestra casa y no permite que repita curso (a pesar de tener todos los informes oficiales para ello, tanto de médicos como de pedagogos). Y la fiscal sigue diciendo que si el padre elige ese colegio y no la permite repetir curso es porque se trata de un padre modélico, que sabe lo que hace. ¿Por qué la jueza no dicta en función del bienestar de los menores? ¿Por qué ni la jueza ni la fiscal se estudian el caso como es debido? ¿Será porque mis hijos tienen menos derechos por ir a un colegio religioso, y menos aún si es de Fomento?

En el juzgado me acusan de molestar a la Justicia por tonterías tales como el colegio de mis hijos… ¿Por qué ser católica es un factor negativo ante la Justicia?

CRISTINA NICOLÁS MILLÁN | MADRID
8-8-2009

Sacerdotes, ¿para qué?

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Religión en Libertad / Cardenal Antonio Cañizares.

Quienes, estos domingos, hayan asistido a Misa habrán podido escuchar una lectura continuada de un trozo del Evangelio de san Juan (cp. 6), llamado el «discurso del Pan de Vida». Este pasaje pone ante el centro de la fe y de la vida cristiana, ante Cristo, Pan vivo bajado del Cielo para que tengamos vida, vivamos en el Amor, que es Dios y permanece para siempre. Esto acontece en la Eucaristía, ahí está todo. Hay una canción popular muy española que lo expresa con toda hondura y belleza: «Cantemos al Amor de los amores, cantemos al Señor. ¡Dios está aquí! ¡Venid!».

«¡Dios está aquí!». Verdaderamente Dios está ahí, porque Jesucristo es el Enmanuel, desde su Encarnación hasta el fin de los tiempos, el Pan bajado del cielo. ¡Es Dios-con-los-hombres que los hace partícipes de su vida y los lanza al mundo para anunciarle la buena noticia que en él acontece: Dios con los hombres y para los hombres! En la Eucaristía, en efecto, se celebra el sacramento que actualiza el sacrificio universal de Cristo, destinado a redimir, salvar y liberar a todos los hombres del poder del pecado y de la muerte. A fin de que guardásemos por siempre jamás en nosotros la memoria de tan gran beneficio, dejó a los fieles bajo la apariencia de pan y de vino, su Cuerpo, para que fuese nuestro alimento, para el duro y largo camino de la vida, superior siempre a nuestras pobres y débiles fuerzas.

En el pan de la Eucaristía se entrega la misma carne de Cristo para la vida del mundo; se da el don de Cristo, se da al mismo Cristo que ha venido para que tengamos vida, y su vida sea nuestra vida. La Eucaristía, el Pan eucarístico, consuma del modo más pleno la incorporación del hombre a Cristo y por eso constituye el culmen de toda la vida de la Iglesia. La Eucaristía hace a la Iglesia. No hay Iglesia sin Eucaristía. Y quienes reciben la Eucaristía se unen más estrechamente a Cristo. Cuando Cristo, habiendo amado a los suyos hasta el extremo, entrega el Pan a los Apóstoles, dice: «Tomad y comed porque esto es mi Cuerpo que se entrega por vosotros».

La Eucaristía impulsa a promover la dignidad inalienable de todo ser humano por medio de la justicia, la paz y la concordia. Es la Eucaristía la gran escuela del amor fraterno. Quienes comparten el pan eucarístico no pueden ser insensibles ante las necesidades de los demás, sino que deben comprometerse en construir todos juntos, a través de las obras, la civilización del amor. La Eucaristía conduce a vivir como hermanos; reconcilia y une; no cesa de enseñar a los hombres el secreto de las relaciones entre los hombres y la importancia de una moral fundada sobre «la verdad en la caridad» (título de la Encíclica social de Benedicto XVI); impulsa a dar primacía al amor por encima de todo; las obras de caridad no son algo añadido y ocasional, sino exigencia de este Misterio que ha de llevar a compartir el pan eucarístico y el pan de cada día que Dios ha puesto en la mesa de los hombres. Ella entraña un compromiso en favor de los demás, de los pobres y los que sufren. Ahí está la vida eterna, a partir de ahí se puede vivir ya como se vivirá en el cielo: del amor que permanecerá por los siglos de los siglos.

¿Para qué sacerdotes? Sencillamente para esto: para la Eucaristía. ¿Para qué la Misa? Para vivir vida plena en el amor, para que sea posible una nueva «civilización del amor», nacida de Dios, arraigada en Él, que es Amor.

Entre el pecado y el delito

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Miguel Ángel Ortega Bernardo / Profesionales por la Ética.

¡Menudo ejercicio de declamación la de la inefable Sra. Aído cuando se aventuró a serpentear por los andurriales de la relación entre Iglesia y Estado con su ya conocido aforismo: «A la Iglesia le corresponde decir qué es pecado, pero no qué es delito»!

El problema de hacer afirmaciones tan generales, cuando no burdas, es que el afirmante se expone a que le desmadejen la argumentación que implícitamente le ha podido llevar a exponer lo afirmado. Claro que cuando es la ideología la que impera, hablar de argumentación, aunque sea entre líneas o en el subconsciente, puede ser, cuanto menos, de lo mas atrevido. Sea lo que fuere del origen “ontológico” o de la ubicación en la psique de la ministra como fuente de origen de «A la Iglesia le corresponde decir qué es pecado, pero no qué es delito» me atrevo a decir que sería menester asomarse a los entresijos de las razones que pueden llevar a afirmar tal cosa.

En la Encíclica Deus Caritas est Benedicto XVI propone a la Iglesia como una fuerza social que convive en igualdad de condiciones junto con otras. Es decir, que no debe arrogarse ningún tipo de privilegio. Para ello es condición sine qua non que el Estado no esté en disposición de regularlo y dominarlo absolutamente todo. Digo esto porque no vaya a ser que la carta que esconde en la bocamanga la Sra. Aído- un naipe que asoma por momentos- es que su deseo y el de sus compañeros de ideología sea que en ningún momento nadie se atreva a decirle al Estado lo que puede ser justo o injusto. Vamos, que la supuesta arrogancia pudiera venir no precisamente de la Iglesia sino de los principales artífices de esa Estadolatría -José Luis Bazán dixit en un profundísimo y hermoso artículo- que emponzoña la sociedad entera con velocidad de caída libre.

Aterricemos un poco: el Estado puede “recomendar” vehementemente no comer hamburguesas, pero la Iglesia no puede defender la vida del nasciturus oponiéndose al aborto porque, entonces, está confundiendo pecado con delito; El Estado puede transmitirle a mis hijos -vía Educación para la Ciudadanía- que quizás cree ser heterosexual porque el ambiente represivo de mi familia no le ha permitido descubrir libremente que su identidad de género es ser homosexual, pero la Iglesia no puede defender que el ser humano es ser sexuado por naturaleza y no un constructo mostrenco de la cultura machista y retrógrada; el Estado puede comenzar una verdadera deconstrucción del vínculo padres- “hijas de dieciséis años” para que éstas aborten haciendo con “su cuerpo” (léase, su hijo) lo que le dé la real gana, pero la Iglesia no puede priorizar la familia como sociedad fundante en la que los padres, sin ser dueños absolutos de sus hijos, sean el referente moral y la escuela de amor fundamental para sus hijos. Y en estos tres ejemplos la inefable Aído descubre con lucidez deslumbradora que «A la Iglesia le corresponde decir qué es pecado, pero no qué es delito».

Afirma con sabiduría J.L. Martínez Martínez en “El pensamiento de Joseph Ratzinger. Teólogo y Papa” lo siguiente: “En contra de lo que a primera vista pudiera parecer, no hay contradicción en escribir- como hizo Benedicto XVI en el discurso que iba a pronunciar en La Sapienza de Roma- que el mensaje de la fe cristiana no es solamente una «comprehensive religious doctrine» en el sentido que a esa expresión le da Rawls, sino una fuerza purificadora de la razón misma…, una fuerza contra la presión del poder y de los intereses”, y al mismo tiempo afirmar- como hace en Deus caritas est- que la Iglesia acepta estar ubicada como fuerza social junto a otras, en una sociedad pluralista donde la Iglesia no es ni puede ser la única instancia de la sociedad que trabaje a favor del bien común”.

Una última cita de uno de los grandes pensadores del siglo XX – Cardenal Joseph Ratzinger en su obra La crisis del Derecho (1999)-: “La fe cristiana respeta la naturaleza propia del Estado, sobre todo del Estado de una sociedad pluralista, pero siente también su propia corresponsabilidad en lo tocante a que los fundamentos del derecho continúen resultando visibles y a que el Estado, privado de orientaciones, no se vea expuesto solamente al juego de corrientes mudables”.

¿Acepta Doña Bibiana Aído y los laicistas de nuevo cuño que la Iglesia sea “una fuerza social junto a otras” que con toda libertad pueda expresarse sobre lo que es justo y lo que no lo es, respetando la autonomía del orden temporal? ¿Quién quiere evitar a toda costa que la otra parte trabaje a favor del bien común, la Iglesia o el Gobierno comandado por el partido de la Sra. Aído?

Que conteste primeramente la Sra. ministra porque sobre ella recae la carga de la prueba.

Cortometraje sobre la vocación sacerdotal

La Archidiócesis de Nueva York sigue revolucionando la comunicación de la Iglesia Católica.


Ha lanzado un nuevo cortometraje sobre la vocación sacerdotal


La Archidiócesis de Nueva York está revolucionando la comunicación de la Iglesia católica. Acaba de editar un nuevo cortometraje sobre las últimas ordenaciones sacerdotales celebradas en la diócesis. Con la factura cinematográfica habitual de la productora Grassroots Films, la cinta, que puede verse en nuestra sección de videos, forma parte de la campaña ‘El Mundo necesita Héroes’, una original batería de producciones audiovisuales que según su director, el padre Luke Sweeney, busca construir una “cultura de vocaciones” entre jóvenes, padres, colegios y parroquias.

La Archidiócesis de Nueva York arrancó su campaña en 2007 haciendo uso de la potencia que tiene el relato audiovisual para concienciar a los católicos de Nueva York de la importancia de cultivar las vocaciones sacerdotales.

Desde entonces, sus videos han  traspasado las fronteras de la diócesis, con más de dos millones de fieles, y a través de internet está revolucionando la comunicación de la iglesia católica.

La productora responsable de los exitosos productos audiovisuales es Grassroots Films, creada en 2001 «para contar historias que todo el mundo sabe que existen pero con frecuencia son difícil de encontrar».

Grassroots es la productora de los cortometrajes ‘El Mundo necesita Héroes’ o ‘Dios por las calles de Nueva York’ que han recibido numerosos premios en festivales y cientos de miles de visitas en youtube.

Su última película, pendiente de su estreno, es ‘The Human Experience’, un documental que narra la historia de dos jóvenes en busca del sentido de la vida entre los mendigos de Nueva York, los niños discapacitados huérfanos Lima y los leprosos abandonados en los bosques de Ghana.

El cortometraje puede verse a continuación;