“Los divorciados muestran una peor salud” mientras “el matrimonio supone un beneficio inmediato”
Un estudio estadounidense concreta que divorciados o viudos tienen un 20% más de enfermedades crónicas
El divorcio no sólo representa un coste emocional para la pareja afectada y sus hijos, así como un alto coste económico para ellos y para los propios gobiernos, sino que también afecta a la salud de los separados de forma crónica.
Así lo refleja un estudio de las universidades de Chicago y Johns Hopkins en Estados Unidos que se publica en la revista Journal of Health and Social Behaviour: El divorcio y la viudez tienen un impacto perjudicial y crónico sobre la salud, incluso después de que la persona vuelva a casarse.
La investigación, en la que participaron 8.652 personas de entre 51 y 61 años de edad, constata que “entre los casados, aquellos que se han divorciado alguna vez muestran una peor salud en todos los sentidos. Tanto los divorciados como los viudos que no se han vuelto a casar muestran peor salud”, explica Linda Waite, de la Universidad de Chicago y coautora del estudio.
“El matrimonio, un beneficio”
La investigadora explica que la experiencia de cada persona de ganancia y pérdida en el matrimonio afecta al nivel de salud con el que comienza la vida adulta.
“Por ejemplo, la transición al matrimonio tiende a suponer un beneficio inmediato para la salud, en este sentido mejora las conductas saludables en hombres y bienestar económico para las mujeres”, asegura Waite.
Estas ventajas aumentan durante el matrimonio. El informe añade que el divorcio o la viudez socavan la salud porque disminuyen los ingresos y aumenta el estrés sobre aspectos como el cuidado de los hijos.
Los resultados del estudio mostraron que los divorciados o viudos tienen un 20 por ciento más de enfermedades crónicas como enfermedad cardiaca, diabetes o cáncer en comparación con las personas casadas. También tienen un 23 por ciento más de limitaciones de movilidad como problemas para subir escaleras o caminar una manzana.
Además, aquellas personas que nunca se han casado tienen un 12 por ciento más de limitaciones de movilidad y un 13 por ciento más de síntomas depresivos aunque no muestran diferencias en el número de enfermedades crónicas que padecen.
Por otro lado, las personas que se vuelven a casar tienen un 12 por ciento más de trastornos crónicos y un 19 por ciento más de limitaciones de movilidad pero no más síntomas depresivos que los que están casados.
Según señala Waite, los impactos del matrimonio, divorcio y nuevo matrimonio sobre la salud están basados en la forma en la que se desarrollan y curan las diversas enfermedades.
“Algunas situaciones de la salud, como la depresión, parecen responder tanto rápida como de manera contundente a las situaciones presentes. En contraste, los trastornos como la diabetes y la enfermedad cardiaca se desarrollan de forma lenta durante un periodo de tiempo amplio y muestran el impacto de las experiencias pasadas, lo que explica por qué la salud se ve socavada por el divorcio o la viudez incluso después de que la persona vuelva a casarse”, concluye Wait.
Por su parte, Anastasia de Waal, del centro de estudios Cibitas, dijo que “esta investigación pone de relieve el hecho de que, mientras el divorcio se ha convertido en algo cada vez más común, puede tener no sólo un tremendo coste emocional y financiero, sino también un alto coste para la salud”.
Al mismo tiempo, Christine Northan, consejera matrimonial de la agencia Relate, señaló que no estaba sorprendida por los resultados y añadió que “es otra razón para trabajar duro en lograr matrimonios duraderos, a menos que sea una relación muy destructiva”
Lo que dicen otros estudios
Este estudio no hace otra cosa que constatar lo que ya han mostrado otros anteriores, esto es que el divorcio conlleva una serie de problemas emocionales, de comportamiento y económicos, mientras que el matrimonio proporciona seguridad y beneficios para la pareja y los hijos.
Varios estudios revelan, por ejemplo, que las rupturas familiares están ligadas a la pobreza y que el divorcio tiene un alto coste económico, como señalábamos al inicio de esta información.
Asimismo, un reciente estudio también mostraba que las chicas casadas sufren e infligen menos violencia que las que viven en pareja y que la cohabitación, por tanto, está más ligada al maltrato de la mujer.
De hecho, las jóvenes de entre 18 y 28 años que viven en matrimonio tienen un 33% menos posibilidades de ser víctimas de violencia a manos de su pareja que si viviesen en pareja sin casarse.
Otro estudio presentado en el Reino Unido y realizado con miles de niños también confirmaba los efectos de una sociedad y cultura del “individualismo excesivo” sobre los más pequeños: adultos egoístas y familias rotas les dañan cada vez más.
También, una investigación a partir de 180 artículos y estudios norteamericanos revisados por Samuel W. Sturgeon, de la Universidad de Pennsylvania, daba como resultado que Los adolescentes de familias intactas están más protegidos del sexo precoz.
A esta investigación cabe añadir otros muchos estudios que demuestran los efectos beneficiosos de que los hijos crezcan dentro del matrimonio.
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