Sería una muestra de la grandeza de Dios

JOSÉ GABRIEL FUNES, EL ASTRÓNOMO DEL VATICANO

«La vida extraterrestre sería una muestra de la grandeza de Dios»

Este jesuita, director del Observatorio Astronómico del Vaticano, es una autoridad mundial en la materia. Apasionado por las estrellas desde niño, no ha dudado en defender en distintos foros la posibilidad de que exista vida extraterreste.

(Fernando Iwasaki/XLSemanal) Argentino de Córdoba, el jesuita José Gabriel Funes (1963) es teólogo, astrofísico y aficionado a la ciencia ficción, así como autor de más de una docena de trabajos científicos sobre las galaxias de disco y el nacimiento de las estrellas. En mayo de 2008, Funes concitó la atención mundial porque declaró a L’Osservatore Romano que los extraterrestres son nuestros hermanos porque también son criaturas de Dios. Aquella afirmación rebotó por todos los teletipos y desde entonces el director del Observatorio Astronómico Vaticano ha tenido que desmentir muchas veces su presunto interés en la ufología, materia que no le interesa en absoluto a este jesuita licenciado en Astronomía por la Universidad de Córdoba (Argentina) y doctor por la de Padua (Italia).

El Observatorio Astronómico Vaticano tiene una sede principal en Castelgandolfo, a 25 kilómetros de Roma, y otra en Tucson (Arizona, EE.UU.), uno de los mejores lugares del planeta para estudiar las estrellas. Como reconocimiento a su trayectoria académica y profesional, Benedicto XVI lo designó director del Observatorio Vaticano en agosto de 2006, ya que Funes es una autoridad mundial en su especialidad y como tal participó en las deliberaciones que impugnaron la condición planetaria de Plutón. Hincha del River Plate y lector de Cortázar, Funes se reconoce seguidor de la saga Star Trek, donde advierte destellos de una inquietud religiosa.

– Me gustaría que trazara una diferencia rotunda entre los astrónomos y otras hierbas, como ufólogos y astrólogos.
– Nadie puede conducir sin carné porque existen leyes que todos los usuarios tienen que respetar. Algo parecido sucede con la investigación científica, donde también falta un carné de investigador y ese carné es un doctorado, porque el doctorado es la culminación de un proceso académico que supone instancias previas como la licenciatura y la maestría. Ni los ufólogos ni los astrólogos pasan por un proceso semejante de formación. El único camino posible para ser reconocido como investigador es la universidad, y los estudios que no son universitarios ni son ciencia ni son serios.

– O sea, que la astronomía es ciencia y lo demás, charlatanería.
-Existe la ciencia y luego lo demás. No hay universidades donde se pueda estudiar ufología o astrología. Por lo tanto, se trata de materias que no son serias porque carecen de reconocimiento académico.

– Se lo pregunto porque en numerosos reportajes y más de 14.000 sitios de Internet lo presentan a usted como «ufólogo» y «estudioso del fenómeno ovni». ¿Lo incomoda ese tratamiento?
-No soy ufólogo ni me interesa el fenómeno ovni. Lamentablemente, esto corrobora cómo los medios crean una imagen que no tiene fundamento en la realidad, con la finalidad de hacer la noticia más apetecible o crearla donde no existe. El padre Angelo Secchi, jesuita y astrónomo, ya hablaba de la posibilidad de vida extraterrestre en el siglo XIX. Él también merecería algún titular, porque decía más o menos las mismas cosas que yo.

– Redactemos la nota de prensa sobre la vida y obra del padre Secchi.
-Fue un astrónomo jesuita y director del Observatorio del Colegio Romano. Se lo puede considerar el padre de la astrofísica moderna, porque hizo la primera clasificación de los espectros de las estrellas sobre un universo de cuatro mil cuerpos celestes y sus estudios fueron la base de investigaciones que continúan hasta hoy. El padre Secchi fue el primero que habló de la posibilidad de otras formas de vida en el universo, aunque siempre desde la perspectiva de la Creación.

– ¿Quiere decir que a una persona de fe no debería producirle ninguna perplejidad que exista vida en otros planetas, porque sería otra expresión de la gran obra de la Creación?
– Exacto, sería como comprobar una vez más la grandeza de Dios y no comportaría ningún problema teológico para el pensamiento católico.

– En 1492 se produjo una controversia teológica que obligó a muchos exégetas a buscar en la Biblia evidencias de la existencia del continente americano. ¿Estaría el mundo del siglo XXI mejor preparado que el del XV para realizar nuevos descubrimientos en otras galaxias?
-En realidad este descubrimiento ya se ha realizado, pues a comienzos del siglo XX los científicos quisieron saber si nuestra galaxia, la Vía Láctea, era todo el universo o sólo una entre millones de galaxias. Las observaciones del famoso astrónomo Hubble confirmaron que la nuestra es sólo una de millones de galaxias.

– ¿Usted no cree que el esfuerzo económico que hacen algunos países por explorar e investigar el espacio es inversamente proporcional al beneficio que la sociedad recibe de estos estudios?
-Aun cuando esto es cierto, me gustaría decir que la astronomía genera puestos de trabajo, pues no sólo están los astrónomos, sino los ingenieros, los técnicos y otros miles de trabajadores. Por otro lado, los países también invierten en museos y obras de arte cuyos beneficios económicos sobre los ciudadanos tampoco se pueden medir porque no todo se reduce al «beneficio económico». Y así como la gente necesita conocer las artes o la música, también necesita saber que la Tierra es un «puntito azul» –como decía Carl Sagan– entre millones de galaxias.

-¿No es paradójico que la ciencia promueva la inversión de miles de millones de dólares para buscar improbables formas de vida en el espacio, mientras otro sector de la comunidad científica niega que el feto humano sea una «forma de vida»?
-Sí, es tan contradictorio como la inversión de recursos en el desarrollo y la investigación científica de la producción de armas, mientras millones de personas no tienen lo suficiente para vivir. Me parece aberrante y escandaloso.

-Usted no sólo es teólogo, sino además científico. ¿Podría hablarnos de la convivencia entre ambas vocaciones, que muchos creen incompatibles entre sí?
– Por formación académica, diría que soy un astrónomo que ha estudiado Teología. No soy teólogo de profesión. Ciertamente, ciencia y fe están relacionadas, al menos en mi propia vida y en la de los otros jesuitas que trabajan en el Observatorio Vaticano. Más que elocuentes discursos, nuestra vida es el mejor testimonio de que ciencia y fe pueden ir juntas y ayudarse mutuamente. El hecho de pertenecer a la comunidad internacional de astrónomos y ser al mismo tiempo religiosos que han consagrado su vida a Dios es una señal de que ciencia y fe pueden complementarse.

-¿Qué otro astrónomo religioso me podría citar?
-Georges Lemaître, un sacerdote cosmólogo y contemporáneo de Einstein. Muy pocos saben que su teoría del átomo primitivo fue precursora del Big Bang. Él sería otro ejemplo de hombre de fe y al mismo tiempo de ciencia, reconocido así por sus colegas. La Iglesia siempre ha contado con este tipo de figuras y por eso no es justo considerarla como una institución enemiga de la ciencia y del progreso.

-¿Y entonces por qué ha sido tan conflictiva la relación entre la astronomía y la curia romana? Galileo habría sido un maravilloso precursor de su cargo…

-El caso de Galileo es y ha sido muy complejo. Es muy difícil resumir en pocas palabras las razones de aquel trágico conflicto. Creo que un factor importante fue la mala gestión de los nuevos datos provenientes de la ciencia, que ponían en tela de juicio concepciones filosóficas y teológicas que se creían inamovibles. En cierta forma debemos la existencia del Observatorio Vaticano a Galileo. Por lo tanto: «Gracias, Galileo».

-Usted es un especialista en `galaxias de disco´. ¿Qué son las galaxias de disco?
-Las galaxias son al universo como las células al cuerpo humano. En el universo hay cien millones de galaxias; es decir, 15 por cada ser humano. Cada galaxia tiene cien mil millones de estrellas y están compuestas de gas, polvo y materia oscura, que es una materia todavía desconocida para los científicos. Atendiendo a su forma podemos clasificarlas en tres tipos: galaxias elípticas, que tienen forma de pelota de rugby; galaxias de disco, que son una especie de huevo frito; y galaxias irregulares, que no tienen forma.

-¿Usted cree que vivir en la galaxia `huevo frito´ nos ha afectado a los seres humanos?

-Ciertamente nos condiciona, pero no como usted insinúa [risas]. Lo que pasa es que, gracias a esa forma de huevo frito, la posición del Sol ha permitido la aparición de la vida en nuestro planeta.

-¿Cuánta de su vocación científica tiene su origen en las series, las lecturas y las películas que vio de niño?
– Siempre me fascinó la exploración espacial. Mi infancia transcurrió a finales de los 60 y comienzos de los 70, la época dorada de la NASA, pero desde niño soñaba con ser astrónomo y no con ser astronauta, porque los astronautas eran los que viajaban. Yo no quería estar al pie del cañón, sino del telescopio.

-Pero hábleme de su educación-sentimental-galáctico-audiovisual.
-A mí me entretenían muchísimo las series y películas de ciencia-ficción: Perdidos en el espacio, Los invasores, Star Trek, 2001 Odisea del espacio, Star Wars… En realidad, cada época ha visto en el cielo la proyección de su vida, sus ideales o sus utopías. En La comedia, cuando Dante y Virgilio terminaron de recorrer el Infierno dijeron: «Y salimos a ver las estrellas». Por eso, ver las estrellas siempre será como salir de los infiernos que hemos creado los seres humanos: los infiernos de la guerra, del terrorismo, de la injusticia social y de los fundamentalismos.

-¿Y qué piensa sobre la proyección de estructuras de pensamiento religioso en películas como Star Wars?
-Ya, la Fuerza y esas cosas… Star Trek Voyager aborda mucho mejor los temas religiosos.

-¿Sabía usted que en el Reino Unido hay más de 400.000 Caballeros Jedi o devotos de la religión de la Fuerza de Star Wars?
-Bueno, también está la iglesia maradoniana… Sinceramente, no creo que en esas películas la religión sea más importante que las proyecciones políticas y sociales. Por ejemplo, es curioso cómo la Federación de Planetas Unidos de Star Trek viene a ser una proyección galáctica de los Estados Unidos.

-Y la nave Enterprise qué sería, ¿una alegoría de la ONU?
-Claro, porque el capitán Kirk era norteamericano, el señor Chekov, ruso; Sulu era japonés y Uhura, africana.

-¿Y verá la próxima película de Star Trek?
– No me la pienso perder.

– Usted tiene parroquias en Tucson, Castelgandolfo y Córdoba… ¿Qué diferencias existen entre las comunidades católicas de Italia, EE.UU. y América Latina?
-Primero quiero mencionar lo que las une: siempre me he sentido en mi casa estando en Italia, EE.UU. o América Latina. Y aunque soy astrónomo, soy sacerdote y me encanta celebrar misas en los tres idiomas. La vida de la Iglesia católica transcurre a través de sus parroquias. A saber, bautizos, bodas, comuniones, funerales. Las parroquias son lugares ideales para consolidar la formación de las personas, y no hablo de una formación religiosa, sino intelectual. Tenemos que ayudar a las personas a integrar los conocimientos profesionales que tienen con los contenidos de la fe. Por ejemplo, a mí me gusta hablar de la relación entre ciencia y fe, cómo articular la teoría del Big Bang con los relatos de la Creación.

– ¿En sus homilías introduce ejemplos provenientes de la astronomía?
-En realidad, depende de cuál sea el evangelio del día, porque el centro de la misa debe ser siempre el mensaje evangélico. Las imágenes deben ayudar a transmitirlo y los sacerdotes tenemos que usarlas para actualizarlo al momento que vive la comunidad. Y como vivimos en una cultura de la imagen hay que usar imágenes. Por eso, yo uso imágenes que…

– ¡No me diga que celebra misa con Power Point!
-Nooo, todavía no [risas]. Cuando hablo de imágenes hablo de metáforas [risas]. Si proyectara imágenes del Hubble durante la misa, la gente podría estar más pendiente de las estrellas, cuando la estrella de la misa es Jesús. Y en esa película los sacerdotes sólo somos actores de reparto.

– Ya que menciona el Big Bang, ¿no lo inquieta saber que, en un laboratorio suizo, un grupo de científicos intenta reproducir dentro de una máquina las mismas condiciones del Big-Bang?
– ¡Me han invitado a Ginebra! Iré para saber cuáles son los problemas que se podrán resolver gracias a esos experimentos.

– Pero si del impacto entre aquellas partículas primordiales nacieron soles y galaxias, díganos que no tenemos nada que temer del choque de esas partículas dentro de una máquina en Ginebra.
– No, no se preocupe [risas]. No se va a producir ningún agujero negro que nos trague a todos. Se trata de reproducir –por ejemplo– las condiciones de temperatura que produjeron los primeros átomos.

– ¿No se arrepiente de ser uno de los responsables de que Plutón ya no sea un planeta?
– No, no, Plutón sigue siendo lo que era [risas]. El que Plutón sea un planeta enano sólo significa que nuestra comprensión del sistema solar ha cambiado. La presión mediática no puede condicionar el desarrollo de la ciencia.

-Pero había gente que le tenía un cariño especial a Plutón, mire usted.
-Claro [risas], eso demuestra que la astronomía no es algo siempre racional y que hasta los científicos podemos ser apasionados. ¿Usted sabe lo mal que lo pasamos los astrónomos cuando tuvimos que quitar a Plutón de la alineación planetaria?

-Ya que hablamos de alineaciones y galaxias… Como aficionado al fútbol, ¿cuáles son los mejores galácticos que ha visto?
– Siendo argentino, no puedo dejar de mencionar a Maradona, un jugador extraordinario, por todo lo que hizo por Argentina y por el fútbol.

-¿A pesar de que era de Boca?
– A pesar de que era de Boca, le perdonamos ese pecado [risas]. Nadie es perfecto.

-La literatura argentina también es como una galaxia, cuajada de estrellas y planetas interesantes. ¿Me puede decir algo de sus preferencias literarias?
-Hasta que no me hice jesuita no tuve relación con la literatura, porque mi formación en la Compañía de Jesús supuso la lectura de Borges, Bioy, Cortázar, Sábato… Me encantó de Cortázar La autopista del sur y Todos los fuegos el fuego, pero de Borges me fascinó su escritura, tan sencilla y compleja al mismo tiempo, adjetivando en español como en inglés…

– Padre Funes, ¿cuál de estas obras le concierne más: Los astronautas de la cosmopista, de Cortázar, o Funes el memorioso, de Borges?
– Los astronautas de la cosmopista sería más de mi especialidad, ¿no?

Publicado el 29 Junio 2009 – 9:58am

De primer ministro chino a sacerdote católico

CUANDO MURIÓ SU MUJER, LOU TSENG-TSIANG INGRESÓ COMO MONJE BENEDICTINO EN LA ABADÍA DE SAN ANDRÉS

Nacido en 1871, fue embajador de Bélgica y Rusia, ministro de asuntos exteriores y primer ministro durante un breve período de tiempo. Tiempo después visitaba, tras la II Guerra Mundial, la Bélgica ocupada por los nazis. Esta vez ataviado con un hábito de monje benedictino y como sacerdote.

(Roy Peachey/The Catholic Herald) Hace noventa años, el antiguo primer ministro y ministro de de Asuntos Exteriores chino, Lou Tseng-Tsiang, se quedó solo al rechazar la firma del Tratado de Versalles. Este desafío es hoy absolutamente desconocido, pero en aquellos días volvió a casa como un héroe. Veinte años después, el mismo hombre, realizó uno de los más extraños viajes políticos del siglo XX, haciendo frente a los desafíos de la II Guerra Mundial como monje benedictino y sacerdote en la Bélgica ocupada por los nazis.

Nacido en 1871 en el seno de una familia protestante de Shanghai, Lou fue un alumno de la escuela local de idiomas. Tras diversos estudios en Pekín, trabajó como traductor para la delegación china en Sanpetersburgo, antes de entrar a formar parte del cuerpo diplomático del país. Fue embajador en Bélgica y Rusia y, con la fundación de la República China en 1911, se hizo cargo del Ministerio de Asuntos Exteriores y poco después, por un breve periodo de tiempo, fue nombrado primer ministro.

Era el ministro de Asuntos Exteriores y encabezó la delegación china en la Conferencia de Paz de Versalles. La situación que tuvo que afrontar era extremadamente complicada. Alemania había conquistado parte de la provincia de Shandong en 1897, pero luego la perdió a manos de Japón durante la Gran Guerra. Los japoneses, que reclamaban el territorio, usaron esta circunstancia como una herramienta útil que les permitiera obtener una mayor influencia sobre el débil Gobierno chino.

Los aliados, que consideraban a Japón como su más fuerte apoyo e ignorando el hecho de que miles de trabajadores chinos habían muerto en la frontera oeste, permitieron a Japón mantener los territorios chinos que habían ocupado. Afrontando el hecho con cierta humillación diplomática, Lou rechazó firmar el tratado. Fue el único representante que lo hizo.

Del matrimonio, al monasterio

Tras la guerra, Lou fue paulatinamente alejándose de la primera línea política, dimitiendo como ministro de Asuntos Exteriores para concentrarse en la lucha contra la hambruna creciente, antes de abandonar China en 1922, para ayudar a su esposa belga, Berthe Bovy, a recuperarse de una enfermedad grave.

Como católica, Berthe nunca fue la mujer que los padres de Lou hubieran elegido para él y, como extranjera, tampoco obtuvo el apoyo de los jefes políticos de Lou. Sin embargo, Lou estaba convencido de que «nuestros espíritus y nuestros corazones estaban hechos el uno para el otro». La prueba es que su matrimonio fue una permanente fuente de felicidad para ambos.

En 1922, Berthe necesitó un periodo de recuperación en Suiza, donde Lou trabajó por un corto espacio de tiempo como delegado de las Naciones Unidas y como embajador en Suiza. Sea como fuere, la salud de su mujer no se recuperó y murió en 1926. En consecuencia, Lou decidió retirarse de la vida pública por completo y, habiéndose bautizado como católico 15 años antes, ingresó en el noviciado de la abadía de san Andrés en la nación de su mujer. Allí vivió en clausura, estudiando teología y finalmente, fue ordenado sacerdote.

Cualquier sueño de vivir el resto de sus días en la paz del monasterio fue desterrado por la irrupción de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación nazi de Bélgica. Como quiera que aquellos hechos fueran devastadores, marcaron una nueva fase en la vida del hombre que ahora era conocido como Don Pierre Célestin.

La «vocación cristiana de China»

Cuando la abadía fue incautada por los Nazis en 1942, se desplazó a Brujas, donde empezó –de forma titubeante al principio- a compartir los frutos de sus experiencias. En 1943, a pesar del acoso de los nacional socialistas, empezó a escribir «Souvenirs et Pensées», un libro que rápidamente fue traducido al Inglés. No todos sus planteamientos políticos han resistido el paso del tiempo. Pero sus reflexiones sobre su propia vocación religiosa y sobre lo que él llamaba la «vocación cristiana de China» mantienen una honda frescura. Su espíritu ecuménico también es impactante. Lejos de suponer un problema para Lou, aseguraba que el «protestantismo ha sido para mí una fase sin la que creo que no me hubiera sido posible alcanzar el catolicismo».

De cualquier forma, en una época en la que la duda de ser plenamente católico y chino al tiempo se esparcía entre los católicos del gigante asiático, tal vez la parte más relevante del libro es aquella en la que explica cómo sus compatriotas pueden «reconocerse con problemas en una institución que, aún hoy, en su apariencia externa, latina y occidental, no expresa completamente la profunda universalidad interna».

Parte de su respuesta era litúrgica. Veinte años antes del Concilio Vaticano II, Lou pidió la introducción del chino en la liturgia. Sin embargo, apoyando tanto la continuidad como la reforma, quería ver el uso del lenguaje literario chino en la liturgia por «su profunda belleza, su vigor y elegancia».

Otra parte de su respuesta se refiere a su profunda devoción personal al Papado -una devoción basada en los conceptos de piedad filial de Confucio- realizada con recomendaciones prácticas basadas en parte en el estudio de la lengua y la cultura chinas. La crítica de Lou no era una mera teorización. En su séptima década de vida, esperaba volver a casa para ser parte del renacimiento monástico en China. Pero la incipiente guerra civil se lo impidió y murió en 1949, poco antes de la Victoria comunista.

Movido por un hondo sentido de la humildad y una profunda espiritualidad, el hombre que había rechazado firmar el Tratado de Versalles, terminó sus días como abad en Bélgica, orando con estas palabras: «En todas las naciones de la tierra, sea honrado y glorificado».

Publicado el 29 Junio 2009 – 12:44pm

Comienza el ‘apagón analógico’

Comienza la primera fase del ‘apagón analógico’

30.06.09

(PD).- Este martes comienza la primera fase del apagón analógico diseñado por el Gobierno, donde municipios de 12 comunidades, así como las ciudades de Ceuta y Melilla, comenzarán a recibir exclusivamente la señal de TDT.

Esta I Fase del Plan Nacional de Transición a la TDT, que arrancó el pasado día 27 con ‘apagones’ en algunas regiones de Cantabria, afectará en total a 4,3 millones de usuarios de 550 municipios. Así, se verán afectados municipios con una población inferior a los 500.000 habitantes, y que cuenten con un alto porcentaje de cobertura en TDT, de Catalunya, Aragón, Canarias, Castilla La Mancha, Ciudad de Ceuta, Ciudad de Melilla, Extremadura, Islas Baleares, La Rioja, Madrid, Murcia, Navarra, Comunidad Valenciana, Asturias, Andalucía y Cantabria.

Los interesados en saber si este ‘apagón’ va a afectar a su localidad pueden hacerlo a través de la página web www.televisiondigital.es o en el teléfono 901 20 10 04, que el Ministerio de Industria ha habilitado para tener informados a los afectados.

De acuerdo a los datos que maneja el ministerio, el 84,2 por ciento de los hogares de esas zonas ya acceden a la televisión digital, y el porcentaje de casas que han adaptado su antena supera el 85 por ciento. Respecto al grado de conocimiento, el 98,6 por ciento de los 4,3 millones de personas afectadas por este primer apagón analógico conoce la nueva televisión digital. Inicialmente, Industria tenía planeado realizar la transición a la TDT en 32 proyectos para estas fechas, pero finalmente 10 proyectos en Galicia, Castilla y León, País Vasco y Andalucía se van a retrasar.

La última fase del plan de transición a la TDT se completará con diversos ‘apagones’ en municipios de Andalucía y Canarias el próximo 22 de julio.

El Consejo Fiscal tumba la nueva Ley del aborto

El Consejo Fiscal tumba la nueva Ley del aborto: el nasciturus es un bien jurídico protegido

Los fiscales se basan en la sentencia del Tribunal Constitucional para subrayar la inconstitucionalidad del texto; el informe no tiene carácter vinculante

El Consejo Fiscal ha aprobado un informe contrario a la nueva Ley del aborto que promueve el Gobierno de Zapatero con la ministra Aído a la cabeza. El informe ha sido aprobado gracias a los seis representantes de los fiscales conservadores de la Asociación de Fiscales (AF) frente a los cinco votos de los representantes de Unión Progresista de Fiscales (UPF).

El informe manifiesta la necesidad de la información obligatoria a los padres de todas las menores de 18 años que quieran abortar, de esa forma los progenitores podrían acogerse a su derecho de la patria potestad y oponerse a la interrupción del embarazo.
En este sentido, el informe ha servido para que el sector conservador del Consejo Fiscal plantee la inconstitucionalidad de la previsión del aborto libre en las 14 primeras semanas de gestación y sin que concurra ninguna otra causa o circunstancia. El planteamiento que prevé la nueva ley entra en conflicto con la doctrina del Tribunal Constitucional sobre el aborto, según ha afirmado García-Panasco, presidente de AF.
Otra manifestación que se espera es la del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que ha pedido un mes más para hacer pública su deliberación debido a la división que protagonizan los integrantes sobre este tema. Ninguno de estos dictámenes son de carácter vinculante y el Ejecutivo de Zapatero podrá optar por seguirlos o no.
El Tribunal Constitucional ya habló claro
La sentencia del Tribunal Constitucional sobre el aborto recuerda que la Constitución establece que “todos tienen derecho a la vida” y reza:
“La vida humana es un devenir, un proceso que comienza con la gestación, en el curso de la cual una realidad biológica va tomando corpórea y sensitivamente configuración humana, y que termina en la muerte; es un continuo sometido por efectos del tiempo a cambios cualitativos de naturaleza somática y psíquica que tienen un reflejo en el status jurídico público y privado del sujeto vital”.
Y añade:
“La gestación ha generado un tertium existencialmente distinto de la madre, aunque alojado en el seno de ésta”.
“De las consideraciones anteriores se deduce que si la Constitución protege la vida con la relevancia a que antes se ha hecho mención, no puede desprotegerla en aquella etapa de su proceso que no sólo es condición para la vida misma; por lo que ha de concluirse que la vida del nasciturus, en cuanto éste encarna un valor fundamental –la vida humana- garantizado en el artículo 15 de la Constitución, constituye un bien jurídico cuya protección encuentra en dicho precepto fundamento constitucional”.
La Sentencia del Tribunal Constitucional desmonta el derecho subjetivo de que la mujer aborta un bien jurídico no protegido. Aunque la ministra Aído no considere como ser humano el nasciturus, lo que está claro es que la constitución lo defiende como un bien jurídico protegido y por lo tanto se trata de un objeto de protección. Una ley de plazos como la que propone Aído significa dejar sin efectos la protección del bien a proteger.
Por otro lado, la jurisprudencia española que deja una impunidad absoluta a la mujer que aborta no existe en ningún país de Europa.
El carácter inconstitucional de la ley que pretende el PSOE ya se sabía y era conocido, de hecho ya existió un intento de modificar la Ley del aborto por parte del Ejecutivo de la época de Felipe González por vía de los plazos, pero el PSOE necesitaba del apoyo de CiU en la cámara para sacar la modificación adelante y CiU votó en bloque una negativa al cuarto supuesto de la ley que consistía en valorar las condiciones sociales o económicas de la madre.
Al Gobierno actual parece no importarle demasiado las leyes ya existentes en la jurisprudencia española con la que ya lidió su grupo en anteriores legislaciones.

El paro seguirá subiendo al menos tres años

“El paro no bajará y probablemente seguirá subiendo al menos tres años”


La opinión de tres expertos: futuro más negro de lo previsto para el crecimiento y el desempleo; déficit público sin freno; tres factores que explican la “brutalidad” de la crisis

El debate en torno al aspecto de la crisis económica que más preocupa a los ciudadanos, o sea el constante aumento del número de personas en paro, sigue generando opiniones contrarias a las tesis del Gobierno. Este fin de semana, otros tres expertos han manifestado su preocupación por la gravedad de la situación económica en España.

El paro no bajará y probablemente seguirá subiendo durante al menos tres años”, asegura uno de ellos, Stephen Roach, presidente de Morgan Stanley Asia.

Por su parte, José Manuel Garayoa, articulista y experto en Economía, afirma que “el Gobierno ha fracasado en su primer intento de subir el IRPF y ahora quiere preparar una nueva fiscalidad” para intentar frenar un déficit público sin freno.

Al mismo tiempo, el economista y abogado Joaquim Muns habla de los tres factores que explican “la brutalidad del impacto de las fases de descenso de la coyuntura sobre el empleo”.

“Va a ser muy duro”

stephen roach(1)En una entrevista a Stephen Roach publicada por el diario La Vanguardia este domingo, 28 de junio, el presidente de Morgan Stanley Asia considera que las autoridades de países con economías ‘postburbuja’, como Japón, Irlanda, Estados Unidos o España “deberían haber adoptado medidas para prevenir burbujas”.

En el caso concreto de España, Roach cree que las secuelas de su economía postburbuja todavía harán mucho daño. “Creo que va a ser muy duro. El paro ha subido mucho y en un entorno económico mundial débil –mi previsión es un 2% para los próximos tres años- las expectativas para España no pueden ser buenas”.

“Si tienes un 2% de crecimiento mundial, el crecimiento europeo va a ser 1%. Y en España probablemente va a ser por debajo, debido al factor postburbuja. Lo cual quiere decir que el paro no bajará y probablemente seguirá subiendo durante al menos tres años”, prevé este experto.

Esto tiene consecuencias enormes para la economía y la sociedad españolas. Es la dura herencia de la burbuja”, sentencia Roach.

Déficit público: fracaso del Gobierno

Desde otro artículo publicado el mismo día en el mismo diario y titulado Un debate envenenado, José Manuel Garayoa analiza otra de las cuestiones que parece habérsele escapado de las manos a este Gobierno, el déficit público.

Garayoa(1)Garayoa recuerda que “tras meses diciendo que en la segunda parte del año la economía española daría las primeras señales de recuperación, el Gobierno ha cambiado de discurso y ha reconocido que hay problemas serios, como el déficit público”.

El articulista explica que “para atajarlo (el déficit), han empezado los primeros aumentos de impuestos y las escaramuzas”. “El Gobierno ha fracasado en su primer intento de subir el IRPF y ahora quiere preparar una nueva fiscalidad”, añade.

“Los españoles han podido observar el episodio casi bufo protagonizado por un Gobierno dispuesto a subir el IRPF a los ricos para lograr los votos de Esquerra Republicana y al cabo de unas horas archivarlo por falta de apoyo político”, dice.

En cualquier caso, el Gobierno parece haberse dado cuenta de que el incremento del déficit público le puede acarrear más problemas de los previstos.

“A causa de la crisis económica se ha pasado de un superávit fiscal del 2,4% en 2007 a un déficit del 10% en 2009 y, probablemente, ‘de más del 10,5%’ el 2010, según José Barea, catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Madrid”, explica Garayoa en su artículo.

De este déficit, “el 50% se debe al empeoramiento de la coyuntura y el otro 50% a los planes aprobados por el Gobierno para afrontar la crisis. Según José Barea, ‘el Gobierno se ha gastado 60.000 millones de euros, un 6% del PIB, en los planes desde mediados del 2008’”,

“En cualquier caso –insiste Garayoa- el impacto del conjunto de los planes gubernamentales no ha logrado revertir la profunda caída de la actividad”. “Según la OCDE, la economía española tendrá un crecimiento negativo del 4,2% en 2009”, advierte el experto.

Tres factores que explican la ‘brutal’ caída

Por otra parte, Joaquim Muns, premio de Economía Rey Juan Carlos I y catedrático de OEI en la UB, explica en otro artículo de La Vanguardia, Una economía con síndrome maniaco depresivo, que el comportamiento de la economía en España se ha caracterizado desde hace medio siglo por “unos Joaquim Munsfuertes movimientos expansivos de la actividad y el empleo en los periodos favorables y otros de bajada estrepitosa en las fases descendentes del ciclo”.

De hecho, “hace un par de años éramos el país con mayor aportación al crecimiento del empleo en la zona euro y la economía se expandía por encima de la media de nuestros socios”, hasta el punto de que el Gobierno “alardeaba, frívolamente, de que incluso Alemania estaba a nuestro alcance en pocos años”, recuerda Muns.

Sin embargo, “en un abrir y cerrar de ojos, España se ha convertido, de largo, en el mayor creador de paro de la Unión Europea, con una tasa de parados que dobla la media de la UE”, añade. Este irregular comportamiento “pone de manifiesto la existencia de serias fragilidades estructurales de la economía española”.

Y es que las actividades que han empujado más a la economía española han sido la construcción, el turismo y la automoción. Pero, con la misma facilidad con que captan mano de obra en los ciclos expansivos de forma rápida, “en la fase descendente del ciclo los trabajadores son expulsados del sistema”, aclara.

Dice el economista y abogado que “lo que realmente sorprende es la brutalidad del impacto de las fases de descenso de la coyuntura sobre el empleo”; y cita tres factores que, combinados, explican lo que los analistas consideran “un fenómeno que es prácticamente único”.

“Por una parte, el que ya he mencionado de la vocación del país por actividades intensivas de mano de obra, que normalmente corresponden a una fase de desarrollo que España teóricamente ya ha superado”, dice el economista sobre el primer factor.

En segundo lugar y como factor determinante, el autor se refiere a “la baja productividad de la economía española y la incapacidad endémica de incrementarla significativamente”. Una productividad alta, además, “permite amortiguar los movimientos bruscos del empleo”, algo imposible en el caso español.

Por último, llegamos a lo que Muns considera el “elemento clave, que es el funcionamiento del mercado de trabajo. Hay práctica unanimidad en considerar que el mercado laboral español tiene una estructura y funcionamiento incompatibles con el desarrollo de una economía moderna”.

Según valora el economista, “las reformas estructurales –y no sólo la laboral- siguen siendo la asignatura pendiente de la economía española”.

“No hace falta inventar nuevos modelos ni sistemas. Lo verdaderamente necesario y urgente es introducir las necesarias reformas en la economía española para, entre otros muchos objetivos deseables, eliminar su pernicioso síndrome maniaco depresivo”, concluye Muns.

Clausura del Año Paulino

Homilía de Benedicto XVI al clausurar el Año Paulino

El Papa anuncia que se han encontrado restos humanos del siglo I en la tumba de Pablo

CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 29 junio 2009 (ZENIT.org).- Publicamos la homilía que pronunció Benedicto XVI en la tarde de este domingo en la Basílica de San Pablo Extramuros al presidir la celebración de las primeras vísperas de la solemnidad de los santos Pedro y Pablo con motivo de la clausura del Año Paulino.

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Señores cardenales, venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio, ilustres miembros de la delegación del patriarcado ecuménico, queridos hermanos y hermanas:

Dirijo a cada uno mi saludo cordial. En particular, saludo al cardenal arcipreste de esta basílica y a sus colaboradores, saludo al abad de la comunidad monástica benedictina; saludo también a la delegación del patriarcado ecuménico de Constantinopla. Esta tarde se concluye el año conmemorativo del nacimiento de san Pablo. Nos encontramos recogidos ante la tumba del apóstol, cuyo sarcófago, conservado bajo el altar papal, recientemente ha sido objeto de un atento análisis científico: en el sarcófago, que no había sido abierto nunca en tantos siglos, se hizo una pequeñísima perforación para introducir una sonda especial, mediante la cual se han encontrado restos de un precioso tejido de lino de color púrpura, bañado en oro, y de un tejido de color azul con filamentos de lino. Se encontraron también granos de incienso rojo y de sustancias proteicas calcáreas. Además, se han descubierto pequeñísimos fragmentos óseos, sometidos al examen del carbono 14 por parte de expertos que, sin saber la procedencia,pertenecían a una persona que vivió entre los siglos I y II. Esto parece confirmar la unánime e incontrovertida tradición de que se tratan de los restos mortales del apóstol Pablo. Todo esto llena nuestro ánimo de profunda emoción. Durante estos meses muchas personas han seguido los caminos del apóstol, los exteriores y más aún los interiores que él recorrió durante su vida: el camino de Damasco hacia el encuentro con el Resucitado; los caminos en el mundo mediterráneo que él atravesó con la llama del Evangelio, encontrando contradicciones y adhesiones, hasta el martirio, por el cual pertenece para siempre a la Iglesia de Roma. A ella dirigió también su Carta más grande e importante. El Año Paulino se concluye, pero estar en camino junto a Pablo –con él y gracias a él venir a conocer a Jesús y, como él, ser iluminados y transformados por el Evangelio– formará siempre parte de la existencia cristiana. Y siempre, yendo más allá del ámbito de los creyentes, sigue siendo el «maestro de las gentes», que quiere llevar el mensaje del Resucitado a todos los hombres, porque Cristo los ha conocido y amado a todos; y murió y resucitó por todos ellos. Queremos, por tanto, escucharlo también en esta hora en la que iniciamos solemnemente la fiesta de los dos apóstoles unidos entre sí por un estrecho lazo.

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Un proyecto a favor de la vida

lunes, 29 de junio de 2009
Jaime Rodríguez-Arana


Gaceta de los Negocios

Las políticas públicas que merezcan tal nombre han de hacerse a favor de todas las personas para mejorar las condiciones del ejercicio de la libertad solidaria del pueblo. Es más, las políticas modernas, las políticas humanas, son aquellas que procuran ayudar a los Almudi.org - Jaime Rodriguez-Aranaque más lo necesitan. Es decir, políticas que hacen posible el primer y principal derecho humano: el derecho a la vida.

En este sentido, una bocanada de aire fresco habrán experimentado todos aquellos que aspiran a un mundo más solidario al conocer el anuncio del Gobierno de la Comunidad Valenciana relativo al proyecto de ley dirigido a la protección de las mujeres embarazadas y de los futuros niños. Por fin, una medida en positivo, una medida que contempla la realidad tal y como es: como un asunto de dos personas. Una que ya es y otra que está en camino irreversible de serlo.

Por fin, una ley, si es que se aprueba en el Parlamento, que protegerá de verdad a la madre que puede tener problemas para sacar adelante a su hijo. Para ello, se podrá conceder una ayuda pública a la madre que acredite el embarazo, algo que se puede hacer mucho antes de que se produzca el nacimiento, puesto que el niño en potencia ya está en el claustro materno desde la concepción. La ayuda, pues, se podrá conceder nueve meses antes de dar a luz, justo cuando es más necesaria para las mujeres gestantes que puedan tener dificultades de diversa naturaleza para llevar adelante su embarazo.

La filosofía de este proyecto es ciertamente innovadora por solidaria: se considera al niño todavía no nacido como un miembro más de la familia a efectos de obtener cualquiera ayuda de la Administración, sea en materia escolar o de acceso a la vivienda. Estamos en presencia de una manifestación de políticas de apoyo integral a la familia, de acuerdo con el espíritu y la letra del artículo 39 de la Constitución española. Es una medida natalista, algo que todos los políticos reclaman y que sin embargo pocas de las políticas emprendidas promueven. En la Comunidad Valenciana, según parece, sus dirigentes tienen bien claro que la promoción de la natalidad garantiza el futuro de las prestaciones más importantes: las pensiones. Se atiende a los mayores, garantizando las pensiones, y se facilita que quien quiera ser madre pueda serlo.

El proyecto contempla medidas especiales para madres adolescentes, a las que se ofrecerá apoyo psicológico, educativo y personal en el centro docente y en su domicilio. En caso de necesidad económica, tendrán también derecho a la ayuda garantizada, al igual que cualquier madre que tenga dificultades económicas para llevar adelante su embarazo. Las madres discapacitadas también dispondrán de las mismas ayudas, que se aplicarán a cualquier madre que resida en la Comunidad de Valencia, con independencia de de su nacionalidad y de sus circunstancias sociales y personales.

La futura ley del Parlamento valenciano crea centros de atención a la maternidad y a la paternidad, así como centros asistenciales y sanitarios y equipos itinerantes que podrán atender, informar y asesorar a las madres gestantes en sus propias casas. Igualmente, se prevé, también de forma pionera, la constitución de redes de voluntariado atendidas por la propia sociedad para atender a las futuras madres o padres necesitados de algún tipo de ayuda.

He aquí un proyecto de defensa de la vida en positivo que pretende ayudar a las madres que puedan tener problemas o dificultades para traer al mundo a sus hijos. Un proyecto sensible a la madre, y, también al futuro hijo. Un proyecto que demuestra que desde las políticas públicas se puede, y se debe, atender a los más débiles, a los que no tienen voz para defenderse. Un proyecto solidario con las pensiones del futuro abierto a la vida para que de verdad quien quiera ser madre pueda serlo con todas las garantías.

Jaime Rodríguez-Arana es catedrático de Derecho Administrativo

Moral pública

domingo, 28 de junio de 2009
Ignacio Sánchez Cámara


Gaceta de los Negocios

La Conferencia Episcopal Española ha publicado un documento sobre el proyecto de nueva regulación del aborto, que lo despenaliza para convertirlo en un derecho, en el que lo critica y llega a afirmar que “ningún católico coherente con su fe podrá dar su voto a la ley”. La cosa es tan sencilla como que una institución tenga o no derecho a recordar a sus miembros Almudi.org - Ignacio Sánchez Cámaracuáles son sus obligaciones. Un católico no puede votar a favor de la ley. Queda por ver lo que harán los católicos miembros de los partidos que promueven la reforma.

Hasta aquí, todo normal. El problema ha surgido con las reacciones, especialmente del Gobierno y su partido. Con ellas, traspasamos ya la frontera de la racionalidad para adentrarnos en los terrenos del sectarismo. El portavoz parlamentario del PSOE, José Antonio Alonso, ha proferido el más descabellado desatino: “La Conferencia Episcopal tiene que comprender que en el ámbito de lo público la única moral posible es la de la Constitución”.

En realidad, es Alonso quien debería comprender algunas cosas. Una vez más, la falaz monserga de la distinción entre moral pública y moral privada. Podemos hablar de moral en tres sentidos distintos: la moral de los sistemas filosóficos o religiosos; la moral social; y la moral de la convicción personal.

Quizá el sentido más propio sea éste último, que no es incompatible con los otros dos, pues la conciencia rectamente formada puede derivarse de un sistema filosófico o religioso, o nutrirse de la moral vigente en la sociedad. Pero no hay nada en la vida pública que pueda imponerse a la conciencia en contra de ella. La moral en sentido genuino coincide con lo que Alonso parece calificar como moral privada.

No hay una moral pública y otra privada, sino una moral personal que actúa, también, en la vida pública. Y ni siquiera puede el Derecho decidir el contenido de la moral social, sino sólo acatarla en mayor o menor medida. Por lo demás, pretender que la Constitución entrañe la única moral pública posible, que se ha de imponer a todos, es un puro disparate totalitario.

La Constitución es una norma jurídica, no un código moral. Para continuar, puede fundamentarse en valores morales, pero entonces no es ella la que los fundamenta, sino la que se fundamenta en ellos. Ni la Constitución ni las leyes dirimen cuestiones morales.

Y, para seguir, la mayoría de los valores y principios en los que se asienta nuestra Constitución, y que ella defiende, son cristianos. Pero no acaba aquí el despropósito. Es que la propia Constitución, erigida por Alonso, en único criterio moral en la vida pública, consagra las libertades de expresión y opinión, la libertad religiosa y de conciencia, y la posibilidad (y necesidad) de criticar al Gobierno y a las leyes. Incluso, se ve a sí misma tan poco sagrada que prescinde de uno de los atributos de la divinidad: la inmutabilidad.

Ella misma es modificable; por lo tanto, criticable. Incluso, por la Conferencia Episcopal. No vaya a suceder que haya quien defienda que, por ejemplo, los masones o los socialistas puedan gobernar, pero los católicos no puedan criticar al Gobierno.

O que, por ejemplo, la Fundación Mujeres pueda legítimamente apoyar la legalización del aborto, y la Iglesia Católica no pueda oponerse a ella. O que, por ejemplo, la Federación de gays y lesbianas pueda apoyar el matrimonio entre personas del mismo sexo, y el Foro de la Familia, no pueda oponerse.

Todo parece indicar que el Gobierno y su partido, incapaces ya hasta de la más superficial relación con el pensamiento filosófico, lo que pretenden, en realidad, es sólo remover los obstáculos que aún se oponen a su hegemonía social. No les basta ya la obediencia. Aspiran al monopolio de la moral. Hay que obedecer, y, además, hacerlo por motivos morales.

Se trata de imponer el relativismo moral, para implantar el absolutismo jurídico de la mayoría política, siempre que sea de izquierdas. En cuanto gobierna la derecha, se convierten al más rancio iusnaturalismo. Y la ministra Salgado completa el cuadro: “La Iglesia no sabe, como siempre, cuál es su lugar”. En el mejor de los casos, la reclusión en el templo; en el peor, las catacumbas. Y a esto llaman democracia y libertad.

Ignacio Sánchez Cámara es catedrático de Filosofía del Derecho

La vocación explicada por el Papa (II)

domingo, 28 de junio de 2009
Pedro Beteta


AnalisisDigital.com

Habíamos visto, anteriormente, en otra colaboración, la importancia decisiva que tiene la familia en la vocación sacerdotal o en la vocación a otra entrega de total servicio a Dios. La maravilla de la elección sacerdotal y de su valoración, por parte del Pueblo de Dios, está Almudi.org - Familiasometida al grave peligro de la vulgaridad. Vulgar –como dirá Chestertones convivir con la grandeza… ¡y no darse cuenta! El Papa quiere que no seamos vulgares.

En este contexto, el año en el que el Santo Padre Benedicto XVI quiere que la Iglesia entera redescubra y contemple la belleza del sacerdocio se encuadran estas líneas. La verdad ilumina con su esplendor, la bondad atrae y la belleza fascina. Con estas premisas de tres trascendentales, podemos afirmar que no hay nada tan fascinante como quedar iluminados por la verdad del Dios infinitamente bueno que ha hecho partícipe al hombre del conocimiento divino de la verdad con el don de la fe. Agradecimiento creciente ante la angustiosa búsqueda e infructuosa de tantos por encontrarla.

Es impresionante pensar cuántos que poseemos la verdad y conocemos, en consecuencia, el sentido de la vida humana, de la historia y del universo entero, lo hemos heredado de la fe de nuestros padres sin esfuerzo personal. Disfrutamos de un admirable patrimonio que no nos hemos labrado. Pensemos por un momento en cuántos hay que no poseen la verdad y arrastran una existencia que carece de un “para qué”. Gentes que son mejores en todo a nosotros y que después de vanas como extenuantes búsquedas, desilusionados y amargados se han abandonado, y se abandonan a la desesperación.

Es ilusionante constatar la acción de Dios y ver, no obstante, ¡cuántos han logrado encontrar la verdad después de años de angustiosos interrogantes y penosas experiencias! Juan Pablo II hacía recapacitar en este agónico sendero: “Pensad, por ejemplo, en el dramático itinerario de San Agustín para llegar a la luz de la verdad y a la paz de la inocencia reconquistada. ¡Y qué suspiro lanzó cuando finalmente alcanzó la luz! Y exclamó con nostalgia: ¡Tarde te amé! Pensad en la fatiga que tuvo que pasar el célebre Cardenal Newman para llegar, con la fuerza de la lógica, al Catolicismo. ¡Qué larga y dolorosa agonía espiritual! Y del mismo modo podríamos recordar tantas otras figuras eminentes, pasadas y recientes, que han tenido que luchar duramente para ganar la verdad” [1].

Lo habitual es que las vocaciones florezcan de manera muy natural en los ambientes propicios: una familia cristiana –quizá numerosa–, transida de la piedad de los padres y del ejercicio de las virtudes más esenciales: la laboriosidad, la generosidad, el espíritu de servicio, etc. El Papa Benedicto XVI, nació en Marktl am Inn, el 16 de abril de 1927. Sus padres eran de condición humilde; de hecho, el padre era comisario de la gendarmería y provenía de una antigua familia de agricultores de la Baja Baviera. De ellos aprendió a rezar de niño. Así decía Benedicto XVI: “Cada mañana, antes de levantarme, rezo primero una breve oración. El día parece diferente cuando uno se adentra directamente en él” y en otro momento: “nuestros padres nos ayudaron desde muy pequeños en la comprensión y el entendimiento de la liturgia” [2].

Relatando su llamada al sacerdocio en 1938 Benedicto XVI señala que “… no fue un encuentro en el sentido de una iluminación mística. No es éste un ámbito de experiencias del que pueda vanagloriarme. Sin embargo, puedo decir que el conjunto de la lucha desembocó en un conocimiento claro y exigente, de forma que también se manifestó en mi interior la voluntad de Dios” [3]. Cuando entró en el Seminario, donde ya estaba su hermano, pudo sufragar los gastos gracias, en parte, a su hermana que se puso a trabajar en una tienda ya que su padre iba muy ajustado de dinero.

Algo semejante le sucedió a Juan Pablo II e incluso respondía en público, cuando algún joven se lo preguntaba: “Muchas veces me preguntan, sobre todo la gente joven, por qué me hice sacerdote. Contestaré brevemente. Pero tengo que empezar por decir que es imposible explicarlo por completo. Porque no deja de ser un misterio, aún para mí mismo. ¿Cómo se pueden explicar los caminos del Señor? Con todo sé, que en cierto momento de mi vida me convencí de que Cristo me decía lo que había dicho a miles de jóvenes antes que a mí: ¡Ven, sígueme! Sentí muy claramente que la voz que oía en mi corazón no era humana, ni era una ocurrencia mía. Cristo me llamaba para servirle como sacerdote” [4].

La alegría y el agradecimiento de Juan Pablo II y de Benedicto XVI son paralelos. El primero decía en una ocasión: “…como ya lo habréis adivinado, estoy profundamente agradecido a Dios por mi vocación al sacerdocio. Nada tiene para mí mayor sentido ni me da mayor alegría que celebrar la Misa todos los días y servir al Pueblo de Dios en la Iglesia. Ha sido así desde el día mismo de mi ordenación sacerdotal. Nada lo ha cambiado, ni siquiera el llegar a ser Papa. Al haceros esta confidencia, quisiera invitaros a cada uno de vosotros a escuchar cuidadosamente la voz de Dios en vuestros corazones. Toda persona humana está llamada a la comunión con Dios” [5].

Por su parte Benedicto XVI recordará que el día de su ordenación fue el más importante de su vida. “El día de nuestra Primera Misa, (…) estábamos invitados a llevar a todas las casas la bendición de la Primera Misa y fuimos acogidos en todas partes –también entre personas completamente desconocidas– con una cordialidad que hasta aquel momento no me podría haber imaginado. Experimenté así, muy directamente, cuán grandes esperanzas ponían los hombres en sus relaciones con el sacerdote, cuánto esperaban su bendición, que viene de la fuerza del sacramento. No se trataba de mi persona ni de la de mi hermano: ¿qué podrían significar, por si mismo, dos hermanos, como nosotros, para tanta gente que encontrábamos? Veían en nosotros unas personas a las que Cristo había confiado una tarea para llevar su presencia entre los hombres” [6].

Las cosas no son como empiezan sino como terminan. Comenzar un camino no significa haber llegado a la meta pero tratándose de quereres divinos… comenzar es tener hecho casi más de la mitad. Una vez llegados a la primera etapa del sacerdocio hay que redescubrir la hermosura de ese camino y perseverar en él, sólo así serán los sacerdotes estímulo para futuras vocaciones. Recientemente, en la Solemnidad del Corpus Christi, decía Benedicto XVI: “Me dirijo particularmente a vosotros, queridos sacerdotes, que Cristo ha elegido para que junto con Él podáis vivir vuestra vida como sacrificio de alabanza por la salvación del mundo. Sólo de la unión con Jesús podéis obtener esa fecundidad espiritual que es generadora de esperanza en vuestro ministerio pastoral” [7].

Pedro Beteta López. Doctor en Teología y Bioquímica

Notas al pie:

[1] Juan PabloII, A los seminaristas romanos, 13-X-1979.

[2] Alfa y Omega, 28-IV-2005; p. 13. Se recogen detalles de su vida publicados en algunos de sus libros.

[3] Alfa y Omega, 28-IV-2005; p. 13. Se recogen detalles de su vida publicados en algunos de sus libros.

[4] A los jóvenes, San Antonio (Estados Unidos), 14-IX-1987.

[5] A los jóvenes, San Antonio (Estados Unidos), 14-IX-1987.

[6] Alfa y Omega, 28-IV-2005; p. 13. Se recogen detalles de su vida publicados en algunos de sus libros.

[7] Benedicto XVI, Homilía del Corpus Christi, 11-VI-2009.

Enlace relacionado:

La vocación explicada por el Papa (I)

¿Qué es la ciencia?

lunes, 29 de junio de 2009
George Orwell


Arvo.net

George Orwell no llegó a vivir las desviaciones de la medicina de nuestros días, pero supo analizar el fenómeno de la deshumanización de la ciencia y llegar a descubrir el remedio: un científico no puede considerarse tal si no posee una formación humanística y el consiguiente espíritu crítico ante la ciencia pura.

Este texto, publicado en Tribune en 1945, goza de una extraordinaria actualidad.

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En el Tribune de la semana pasada, había una carta interesante de Mr. J. Stewart Cook, en la que sugería que el mejor modo de evitar el peligro de una «jerarquía científica» sería intentar que todo ciudadano fuera educado científicamente tanto como se pudiera. A la vez, Almudi.org - Ciencias exactaslos científicos saldrían de su aislamiento y se animarían a tomar parte activa en la política y en la administración.

Considerando globalmente la propuesta, pienso que la mayor parte de nosotros estaríamos de acuerdo con ella, pero me doy cuenta de que, como es habitual, Mr. Cook no define la ciencia y se limita a dar a entender, de pasada, que se refiere a ciertas tendencias exactas cuyos experimentos pueden hacerse en serie en el laboratorio. Así, la educación del adulto tiende a «relegar los estudios científicos en favor de materias literarias, económicas y sociales», sin considerar, aparentemente, a la economía y a la sociología como ramas de la ciencia. Este punto es de gran importancia.

La palabra ciencia se usa actualmente como mínimo con dos significados y toda la cuestión de la educación científica se encuentra oscurecida por la costumbre actual de saltar de un significado al otro.

Se asume generalmente que ciencia significa o (a) las ciencias exactas, como la química, la física, etc., o (b) un método de pensar que obtiene resultados verificables razonando lógicamente a partir de los hechos observados.

Si usted le pregunta a cualquier científico, o incluso a casi toda persona culta «¿Qué es la ciencia?», recibirá probablemente una respuesta que se aproxima a (b). Sin embargo, en la vida cotidiana, tanto al hablar como al escribir, cuando la gente dice «ciencia» quiere dar a entender (a). Ciencia significa algo que sucede en un laboratorio: la misma palabra evoca una imagen de gráficos, tubos de ensayo, balanzas, mecheros Bunsen y microscopios. Al biólogo, al astrónomo, o incluso al psicólogo y al matemático, se le llama «hombre de ciencia»: a nadie se le ocurre aplicar estos términos al hombre de estado, al poeta, al periodista y mucho menos al filósofo. Y, cuando dicen que la juventud debe ser educada científicamente quieren decir, casi invariablemente, que habría que decirles más cosas de la radiactividad, o de las estrellas, o de la fisiología de sus propios cuerpos, y no que habría que enseñarles a pensar con más precisión.

Esta confusión de significado, que es parcialmente deliberada, encierra un gran peligro. En la demanda de una educación más científica está implícita la pretensión de que, si uno ha aprendido a enfrentarse científicamente con una materia, tendría que ser más inteligente al enfrentarse con cualquier materia que alguien que no haya tenido ese entrenamiento. Se supone que las opiniones políticas de un científico, sus opiniones en asuntos sociológicos o morales, en filosofía o incluso en arte, serán más valiosas que las de un lego. En otras palabras, el mundo sería un sitio mejor si los científicos tuvieran el control. Pero un «científico», como acabamos de ver, significa, en la práctica, un especialista en una de las ciencias exactas. De aquí se sigue que un químico o un físico, por ser lo que es, es políticamente más inteligente que un poeta o un jurista, por ser lo que son. Y, de hecho, hay ya millones de personas que se creen esto.

Pero, ¿es realmente cierto que un «científico», en este sentido restringido, es igual a cualquier otra persona a la hora de enfrentarse con problemas no científicos de un modo objetivo? No hay mucho fundamento para pensar así. Veamos una prueba sencilla: la capacidad para resistir el nacionalismo. Se dice muy a menudo que «la ciencia es internacional», pero, en la práctica, los trabajadores científicos de todos los países cierran filas tras sus propios gobiernos con menos escrúpulos que los que sienten los escritores y los artistas. La comunidad científica alemana, en su conjunto, no opuso resistencia a Hitler. Puede que Hitler haya arruinado las expectativas a largo plazo de la ciencia alemana, pero todavía había abundancia de hombres de talento para hacer las investigaciones necesarias en asuntos como el petróleo sintético, los aviones de reacción, los proyectiles cohete y la bomba atómica. Sin ellos, la máquina de guerra alemana nunca hubiera podido articularse.

Por otra parte, ¿qué pasó con la literatura alemana cuando los nazis llegaron al poder? Creo que no se ha publicado ninguna relación exhaustiva, pero imagino que el número de científicos alemanes —judíos aparte— que se exiliaron voluntariamente o que fueron perseguidos por el régimen fue mucho más pequeño que el de escritores y periodistas. Y, algo más siniestro aún, muchos científicos alemanes se tragaron la monstruosidad de la «ciencia racial». Se pueden leer algunas de las declaraciones, haciendo constar sus nombres, en el libro The Spirit and Structure of German Fascism, del profesor Brady.

Pero, de formas ligeramente distintas, es la misma imagen en todas partes. En Inglaterra, una gran proporción de nuestros mejores científicos aceptan la estructura de la sociedad capitalista, como puede verse por la liberalidad con que les conceden el título de Sir, baronías o incluso les nombran Pares. Desde Tennyson, ningún escritor inglés digno de leerse —podría, quizás, hacerse una excepción de Sir Max Beerbohm— ha recibido ningún título. Y los científicos ingleses que rechazan abiertamente el status quo son, con frecuencia, comunistas, lo que significa que, por muy intelectualmente escrupulosos que puedan ser en su propia línea de pensamiento, están dispuestos a olvidarse de críticas o incluso a ser trapaceros en algunas materias. El hecho es que el mero aprendizaje de una o más ciencias exactas, incluso combinado con las mejores dotes naturales, no garantiza un punto de vista crítico o humano. Los físicos de media docena de grandes naciones, que trabajan febril y secretamente sobre la bomba atómica, son la demostración.

¿Significa esto que la gente en general no debería ser educada más científicamente? ¡Justo al contrario! Todo esto significa que la educación científica de las masas producirá muy pocos beneficios y probablemente mucho daño si se reduce simplemente a más física, más química, más biología, etc., en detrimento de la literatura y de la historia. El efecto probable en el ser humano medio sería el empequeñecimiento de su gama de pensamientos y hacerle desdeñar, más que nunca, los conocimientos que no posee: y sus reacciones políticas serán probablemente algo menos inteligentes que las de un campesino analfabeto que conserva unos pocos recuerdos históricos y un sentido estético aceptablemente bueno.

Evidentemente, educación científica debería significar la implantación de unos esquemas mentales racionales, críticos y experimentales. Debería significar la adquisición de un método —un método que pueda ser usado para enfrentarse con cualquier problema— y no solamente dejar establecidos (en los estudiantes) un montón de hechos. Considerada de este modo, el apologista de la educación científica estará normalmente de acuerdo. Presiónele más, pídale que precise, y vuelve a surgir siempre que la educación científica significa más atención a las ciencias exactas, en otras palabras, más hechos. La idea de que ciencia significa un modo de enfrentarse con el mundo, y no simplemente un cuerpo de conocimientos, es muy resistida en la práctica. Pienso que la razón de esto es, en parte, un verdadero celo profesional. Porque, si la ciencia es simplemente un método o una actitud, ¿qué queda entonces del enorme prestigio del que ahora disfrutan los químicos, los físicos, etc., y de su pretensión de ser más sabios que el resto de nosotros?

Hace unos cien años, Charles Kingsley describió la ciencia como «fabricar olores apestosos en un laboratorio». Hace un año o dos, un químico industrial, joven, me dijo, con aire satisfecho, que «no veía para qué sirve la poesía». El péndulo va así de un lado al otro, pero no me parece que una actitud sea mejor que la otra. Por el momento, la ciencia está en ascenso y, por tanto, oímos y nos parece recta la petición de que las masas deberían educarse científicamente; pero no oímos, como deberíamos oír, la contrapropuesta de que los científicos se beneficiarían con un poco de educación. Poco antes de escribir estas líneas, vi en una revista americana la noticia de que unos físicos americanos e ingleses rehusaron desde el comienzo participar en la investigación sobre la bomba atómica, pues sabían el uso que se haría de ella. Aquí tenemos un grupo de hombres sensatos en medio de un mundo de lunáticos. Y, aunque no han publicado nombres, pienso que sería una conjetura acertada pensar que todos son personas con algún tipo de cultura general fundamental, con algunas relaciones con la historia o la literatura o las artes; en dos palabras, gente cuyos intereses no son, en el sentido corriente del término, puramente científicos.

George Orwell

(Traducción de Antonio Pardo)