Muere el bebé británico al retirarle la ventilación en contra de sus padres
Sus padres querían mantener con vida a su bebé de nueve meses, aquejado de un extraño trastorno metabólico, pero sus médicos no. Finalmente, con el apoyo de la Justicia, los especialistas del hospital británico en el que permanecía ingresado O.T. -sólo se han dado a conocer sus iniciales- le han retirado la ventilación mecánica y el pequeño ha fallecido.
Tras el fallecimiento del bebé, los padres comentaron: «Murió pacíficamente. Le echaremos mucho de menos. Fue una suerte haberle conocido, pese a su breve vida».
La enfermedad del niño afectaba gravemente a sus funciones cerebrales y respiratorias. Los médicos consideraban que sufría dolores intolerables y que en esas condiciones no tenía sentido prolongar artificialmente su vida.
Frente a la opinión de los médicos, los padres recurrieron al Alto Tribunal Británico, que llegó el viernes a la misma conclusión que los doctores y autorizó al hospital a desconectar el sistema de respiración asistida.
Preservar a toda costa la vida de su hijo
Tras escuchar el veredicto adverso de la corte, el matrimonio se declaró «profundamente acongojado» y reiteró su convicción de que valía la pena, pese a todo, preservar la vida del niño.
«Estamos y seguiremos estando siempre convencidos de que, a pesar de los gravísimos problemas que sufre, su vida es valiosa y merece la pena conservarse mientras sea posible y siempre que no le cause dolor indebido», afirmaron los padres.
Éstos señalaron sus diferencias con los médicos: «ellos creen que su vida es insoportable y que su incapacidad es tal que no tiene sentido que siga viviendo. Pero nosotros, y algunos enfermeros, creemos que es capaz de sentir placer y que hay momentos prolongados en los que no sufre dolor y está relajado».
María Vallejo-Nágera cuenta su conversión, en el pueblo bosnio de Medjugorje
«Fueron tres segundos, pero cambiaron mi vida radicalmente»
La escritora María Vallejo-Nágera
En una charla en el colegio Montealto de Madrid, Vallejo-Nágera contó a los asistentes cómo fue su conversión. «Antes de empezar, os quiero decir que yo soy una conversa». Aviso a navegantes, una oración a la Virgen y comienza su historia. «Llevo casada 20 años, soy conversa desde hace diez y siempre he sido muy feliz. Tengo dos hijas de 18 años y un niño de 11 y he tenido muchísimos regalos de Dios. Unos padres maravillosos, alimento, educación…; nunca me ha faltado nada, pero vivía muy alejada de mi fe«.
María Vallejo-Nágera reconoce que en su casa eran «católicos sociales«. «Mi padre tuvo una enfermedad muy grave y se acercó muchísimo a Dios; recuerdo que cuando estaba muy enfermo, me dijo que le llevara a su cuarto el cuadro de un Cristo que estaba en el desván y yo pensé: ‘Pobre, fíjate lo que hace la morfina’. Entonces no tenía ni idea de lo que me iba a pasar años después».
Después era en 1994, cuando María vivía en Londres, con su marido y sus hijos y se codeaba con la crème de la crème de la sociedad inglesa. De repente, unas amigas comienzan a hablarle de un pueblo pequeñito de Bosnia, Medjugorje. Organizan un viaje, al que María no va. «Lo primero que noté cuando volvieron fue que seguían siendo las mismas, pero ya no les apetecía ir todo el día de tiendas, a restaurantes caros… Pensé: ‘¡Qué aburridas os estáis volviendo!’. Ellas me decían: ‘María, siendo católica, tienes que venir a Medjugorje'». Porque allí, en ese pueblito pequeño y feo había una comunidad de franciscanos y se aparecía la Virgen desde el año 81. Por eso las amigas de María, que se habían acercado a Dios en Medjugorje, querían que ‘la católica española’ fuera con ellas.
¿Por qué tienes miedo de mí?
Y lo consiguieron. «Estaba en un restaurante con ellas. Nunca olvidaré ese día, acababa de publicar mi primera novela, que quedó quinta en el Premio Planeta. Era una novela atea, que se metía con el clero. Quedó a cinco puntos de ganar y yo me quedé sin cien millones de pesetas. Hoy doy gracias a Dios por no haber ganado, porque esa novela es divertida y mala, mala de maldad». «Estaban intentando convencerme para que fuera con ellas. Yo decía: ‘¡Pero qué pesadas!… «Subí al avión refunfuñando, pensaba que no pintaba nada allí y decía ‘la Iglesia es muy suya, éstos seguro que quieren sacar dinero!'». Ésa fue la María que aterrizó en Medjugorje; la que volvió a Londres era muy, muy distinta.De repente, y esto fue así, no me da vergüenza decirlo, escuché una voz de mujer muy dulce que me dijo: «¿Por qué tienes tanto miedo de mí si te estoy esperando?«. Se me cayó el tenedor; yo pensé: ‘Ha entrado una camarera española’, pero no, no había españoles. Me giré y detrás de mí estaba Mick Jagger, el de los Rolling, y no me pegaba mucho que él me hubiera dicho eso…». María lo cuenta en tono de humor, pero reconoce que en ese momento pensó que se estaba volviendo loca. «Sin saber por qué dejé el tenedor y dije: me voy con vosotras».
«El primer día estuve insoportable, el pueblo me pareció horroroso, me aburrí mucho, pensaba en todas las cosas que tenía que hacer…». «Fui a la misa de la mañana, estuve haciendo fotos y cuando terminó, nos dijeron: ‘Corred, que los videntes van a dar una conferencia’. Me picó la curiosidad; iba corriendo para estar en primera fila y ver cómo era el vidente, y en ese momento tan frívolo y tan alejado de Dios viví tres segundos que han cambiado radicalmente mi vida». «Iba andando y todo lo que estaba a mi alrededor se paró; los pájaros, el ruido de la gente, como cuando se engancha una película. Noté una necesidad increíble de mirar al cielo y en cuanto subí los ojos, me invadió el cuerpo, el alma, absolutamente todo, un infinito amor de Dios, un rocío de amor».
Es verdad que María se emociona en las conferencias y llora. Pero se traga las lágrimas y continúa su historia. «No tengo palabras para describir lo que sentí en esos tres segundos, yo creí que me moría. Era un amor infinito, en ese momento el amor que yo sentía por mi marido -que es lo que más quiero en este mundo- se había quedado pequeñito comparado con ese amor que me había caído del cielo. Creo que no notamos cuánto nos ama Dios porque cualquier persona que lo note no quiere seguir viviendo, quiere irse con Él».
Hambre insaciable de Dios
Tardó seis meses en contar esta experiencia a su marido; incluso pensó que la pizza que había comido horas antes podía tener alguna droga. María no se creía lo que le estaba pasando, pero «a partir de aquel segundo», cuenta que «tenía un hambre insaciable de Dios». Un sacerdote le dijo que había vivido una conversión «tumbativa». «Me sentaba delante de un sagrario y me quería quedar ahí toda la tarde, de repente había que rezar el rosario en mi casa todos los días…».
Y por ahí -danzando- estaba un libro que se había quedado a las puertas de ganar el Planeta y en el que María ponía ‘a caldo’ a la Iglesia. A grandes males, grandes remedios. María recompró los derechos de ‘El patio de los ángeles’ y cambia el final. «¡Ahora el cura era buenísimo!», reconoce sonriente. «Dije: ‘Nunca más, Señor; si Tú me has dado el don de la escritura, desde el día de hoy sólo voy a escribir para Ti».
De Medjugorje volvió una nueva escritora. Y con ella llegaron El castigo de los ángeles (2001), Un mensajero en la noche (2003), Luna negra (2004), La nodriza (2006) y Entre el cielo y la tierra (2007).
Fue criticada por las editoriales que antes la habían encumbrado (hoy su tercer libro va por la 20ª edición), se sintió sola (hoy pide que no le manden más amigos, porque no da abasto)… Ha vivido una experiencia, la de Dios, que le ha hecho ser la María Vallejo-Nágera que llora en público y emociona a la audiencia.
Bosco Gutiérrez: «Los meses que pasé en el zulo fueron un regalo de Dios»
"Rezar es el trabajo más productivo que puede hacerse"
Las dos primeras semanas de secuestro -verano de 1990- quiso morirse. Los secuestradores, viendo que la ‘mercancía’ se les averiaba, le ofrecieron un trago para celebrar el día de México. Pidió Chivas, en vaso alto, con hielo. Cuando se lo iba a llevar a los labios, oyó una voz -la de su conciecia- que le decía: «Ofrécemelo». Lo hizo, a regañadientes, tirándolo por el desagüe. Pero después de echarse un rato, se levantó mejor. Y escribió: «Hoy vencí mi primera batalla. Soy libre porque puedo ofrecer lo que quiera. Hoy empiezo a vivir un poco en paz». Esto, lo que sigue y más lo cuenta Gutiérrez en el documental Bosco: la historia de mi secuestro.
-Nueve meses en un zulo de tres metros por uno. ¿Cómo mantuvo viva su fe? -Traté de seguir el plan que, como miembro del Opus Dei, me sugerían mis directores espirituales en la vida diaria: un rato de oración por la mañana, otro por la tarde y otro por la noche; el rezo del rosario; la lectura espiritual…
-¿Le dejaban tener libros? -Tenía ‘derecho’ a uno y les pedí una biblia católica. Luego les pediría otro: cualquiera de Escrivá de Balaguer; me trajeron Forja.
-En su plan faltaba, claro, la misa. -Pero sabía que en algún lugar del mundo, a cualquier hora, empezaba una, a la que me unía mentalmente.
-¿Y en el momento de la consagración? -Me hincaba y decía: «¡Dios mío, cómo quisiera recibirte! Permíteme vivir sólo para volver a comulgar como podemos los hombres y no pueden los ángeles. Y deja que lo haga con la devoción más grande que tuve: la de mi Primera Comunión».
-En circunstancias tan duras, ¿se sentía con ganas de rezar? -El sentimiento no tiene por qué ir a la par de la disciplina. El sentimiento es bueno, pero a veces lo tenemos y a veces no. Yo rezaba porque tenía que rezar, no porque quisiera o fuese bonito.
-¿Cuál fue el resultado de su perseverancia? -Me di cuenta de que vivir así me iba capitalizando en una mayor paz interior.
-¿Lo sigue pensando? -La solución a toda inestabilidad está en la oración, que es el trabajo más productivo que puede hacer un ser humano.
-¿De verdad lo cree? -Sí, lo que pasa es que la frialdad de la rutina puede hacer que nos olvidemos.
-¿Qué ayuda a recordar? -A veces una enfermedad, a veces la crisis económica, a veces un secuestro…
-Habla del suyo como si fuera un regalo de Dios. -Lo fue. Es como si, en vez de en el vientre de mi madre, Dios me metiera nueve meses en aquel cuartito.
-¿Con qué fin? -Con el de reflexionar sobre lo que había hecho y sobre lo que no, con el de sacar propósitos suficientes para vivir la segunda oportunidad que se me daba…
-Tremenda responsabilidad. -Por eso le rezo: «Ya no me pertenezco, pues me debo a ti, Señor, y a mis hermanos. Ayúdame a vivir esta responsabilidad de deudor, nueva y vieja, pero ahora comprendida. Estoy de paso y estoy en deuda».
-Por cierto, los propósitos que se hizo… -Continuamente los repaso… y son para acalambrarse; a veces no tengo cara para leerlos.
-Volvamos al zulo. A lo largo del secuestro, algo le echaría en cara a Dios, ¿no? -Al principio sí, pero después ese reclamo se fue traduciendo en alabanza y agradecimiento.
-¿Qué suavizó su corazón? -Ser consecuente con mi creencia en Él. Si crees en Dios, tienes que aceptar su voluntad, venga como venga. Él sabe más que tú y quiere lo mejor para ti. Abandónate. Punto. No le discutas.
-Bonita idea. -Después de nueve meses meditándola consideré que un cristiano que se abandona en las manos de Dios es invencible.
-¿Habló de esto con sus secuestradores? -Una vez le dije a uno: «No te tengo miedo. ¿Sabes por qué? Porque no voy a morir ni un minuto antes ni un minuto después de que Dios -y no tú- quiera».
-Supongo que le respetaban. -Empezaron llamándome «burgués», «hijo de tal», y terminaron haciéndome llegar notas que decían: «Arquitecto Bosco: díganos, por favor, de dónde saca tanta fortaleza».
-¿Es cierto que hizo apostolado con ellos? -El día de Navidad les pedí que rezaran conmigo. Cuando terminé de platicarles, se acercaron uno a uno… ¡para estrechar mi mano! Las suyas ya no eran manos crispadas, sino de respeto. Fue la Navidad más feliz de mi vida.
-¿Por qué lo hizo? -Porque recuperé un sueño de mi infancia: yo en el Infierno y un tipo insultándome. «¿Por qué me insultas?», le preguntaba. Y él me respondía: «Porque si me hubieras sacado de mi error, ahora estaríamos los dos en el Cielo».
-Y usted no quería ir al Infierno… -Y que los que me insultaran fuesen los secuestradores.
-No los odia, pero tampoco tiene síndrome de Estocolmo. Si no, no se hubiera escapado. Por cierto, en su huida, ¿anotó la dirección del zulo? -Calle 15 Oriente 1803, en la ciudad de Puebla, México. Ahí tiene usted su casa
A Nicola Legrottaglie no le importa que le llamen fundamentalista
Un defensa de la Juventus recuerda que las relaciones homosexuales son pecado
Nicola Legrottaglie
A Nicola Legrottaglie, protestante evangélico, no le ha temblado el pulso a la hora de criticar abiertamente las relaciones homosexuales, etiquetando a quienes las practican de «vivir en pecado». El defensa de la Juventus, de 32 años, advirtió que las relaciones homosexuales son «hoy vistas como una moda, una manera de vivir. Pero para la Biblia y ante Dios es un pecado». Al futbolista no le preocupan las repercusiones de sus palabras y defendió su libertad expresión. «No me importa que me llamen extremista», aseguró.
Protestante Digital/ReL) Esta libertad de expresión es, de hecho, una de sus batallas como cristiano evangélico comprometido. En 2007 se sumó a una campaña pública en el país, participando en un video que promocionaba una manifestación de la Alianza Evangélica Italiana por la libertad de expresión religiosa de los protestantes italianos.
El libro
El jugador italiano, que se está recuperando de una lesión en su rodilla izquierda que le ha tenido de baja buena parte de la temporada, ha empleado su tiempo libre en terminar de escribir un libro autobiográfico titulado ´He hecho una promesa´ en el que toca varios temas espirituales y sociales.
En el libro anima a leer la Biblia, algo que además concuerda con su fe como cristiano protestante (es además miembro de la organización evangélica «Atletas de Cristo»). De hecho, Nicola Legrottaglie dio ejemplo siendo uno de los lectores de la Biblia en Roma dentro de la reciente campaña «La Bibbia giorno e notte» («La Biblia día y noche») junto a otras muchas personalidades, como su compañero de profesión y de fe Kaká, y el propio Papa romano.
Pero Nicola Legrottaglie ha levantado ampollas con algunas de sus opiniones. En especial en las que el jugador, cristiano evangélico, se refiere así a las relaciones homosexuales: «Hoy se ve como una moda, una manera de vivir. Pero en la Biblia está claro que tanto las relaciones homosexuales masculinas como las femeninas son pecado. Como cristiano recomiendo a los gays que lean la Biblia. No obstante, las reuniones que nosotros tenemos también están abiertas a ellos».
También ha manifestado en el libro que agradece que se estropeara su fichaje por el Besiktas turco, que en su día pretendió ficharle: «Era consciente de que el ambiente de allí podía ser hostil a mis creencias espirituales y me repetía: ´¿Por qué, Señor, me quieres mandar con los musulmanes». «Dios estaba trabajando para mí», dijo cuando supo que finalmente se quedaría en Italia.
Preparado para las críticas
Al futbolista no le preocupan las repercusiones de sus palabras, no le importa que le llamen ultraconservador, extremista o fundamentalista y ha defendido su libertad de expresión.
Ya hace poco sufrió airadas reacciones por unas declaraciones suyas diciendo que Israel estaba «pagando las consecuencias de haber ofendido a Dios después de haber sido el pueblo elegido», que provocaron una dura reacción de la opinión pública hasta el punto de que se vio obligado a rectificar matizándolas.
El jugador cree que le consideran un «extremista de la fe sólo porque tengo una visión diferente de cosas que se dan por ciertas». Como otro ejemplo de su perspectiva de ir contracorriente, pone sus creencias como cristiano en «la importancia de la castidad fuera del matrimonio».
Breve biografía
Nicola Legrottaglie nació en Gioia del Colle, Provincia de Bari, Italia, el 20 de octubre de 1976. Futbolista profesional, juega de defensa y su actual equipo es el Juventus FC de la Primera División italiana. Ha sido internacional con la selección de fútbol de Italia.
Los padres de un niño con daño cerebral pierden la batalla legal para mantenerlo con vida
(PD/BBC Mundo).- Los padres de un niño de nueve meses con un raro trastorno metabólico que le ha afectado gravemente al cerebro han perdido en los tribunales la batalla para prolongar su vida. El matrimonio británico perdió el recurso contra el veredicto pronunciado el jueves por un juez que dictaminó que lo mejor que se podía hacer en favor de la criatura era retirarle el sistema que le mantiene artificialmente con vida.
La pareja ha señalado sus diferencias con los médicos que atienden al niño:
«Ellos creen que su vida es insoportable y que su incapacidad es tal que no tiene sentido que siga vivo, pero nosotros, y algunas de las enfermeras, creemos que es capaz de experimentar placer y que hay momentos prolongados en los que está relajado y no sufre dolor».
El hospital donde es tratado llegó a la conclusión de que el niño, que padece fallos respiratorios, sufre dolores intolerables por culpa del tratamiento al que está sometido y que no tiene posibilidad de recuperación.
«Seguiremos convencidos de que, a pesar de los gravísimos problemas que sufre, su vida es valiosa y merece la pena conservarse mientras sea posible y siempre que no le cause dolor indebido», afirmaron los padres en un comunicado.
Los médicos pondrán fin al tratamiento este sábado. No hay posibilidad de un nuevo recurso.
La NASA simula las consecuencias de un mundo sin capa de ozono
(PD).- «Es el año 2065. Cerca de dos tercios del ozono terrestre ha desaparecido. No sólo en los polos, sino en todo el planeta. El tristemente célebre agujero de ozono sobre la Antártida, descubierto por primera vez en los años ochenta, tiene un gemelo sobre el Polo Norte. La radiación ultravioleta (UV) que cae sobre las ciudades de latitudes medias como Washington D. C. [o Madrid] es lo suficientemente fuerte como para causar quemaduras de sol en sólo cinco minutos».
Así comienza el relato publicado por la NASA con motivo de un curioso experimento llevado a cabo por sus científicos. Y así es, según el relato, el mundo que nos habría tocado vivir en el presente siglo de no haber sido porque 193 países acordaron en 1987 prohibir sustancias químicas dañinas para el ozono en el llamado Protocolo de Montreal.
Paul Newman, científico del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, dirigió el equipo responsable de la simulación de «lo que habría sido» si los clorofluorocarbonos (CFC) y otros químicos no hubieran sido prohibidos entonces. La simulación empleó un modelo completo que incluía los efectos químicos sobre la atmósfera, los cambios en el patrón de los vientos y los cambios en la radiación.
Han pasado dos décadas desde que se descubrió el agujero en la capa de ozono y se le puso un remedio. «Estamos en el momento de preguntarnos: ¿teníamos razón con el ozono? ¿Funcionó el Protocolo de Montreal? ¿Qué clase de mundo hemos evitado eliminando las sustancias nocivas para el ozono?», dice Newman, codirector del Panel de Evaluación Científica del Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas.
Los investigadores comenzaron con un modelo de circulación atmosférica que prevé cómo los cambios en la estratosfera influyen en los cambios en la troposfera (las masas de aire próximas a la superficie terrestre). Las pérdidas de ozono modifican la temperatura en distintas partes de la atmósfera, y esos cambios promueven o suprimen las reacciones químicas.
Los científicos incrementaron las emisiones de CFC y compuestos similares en un 3% anual, un índice conservador que sólo representa la mitad de lo que se emitía en los años 70. A partir de ahí, dejaron que el mundo simulado evolucionara desde 1975 hasta 2065.
En 2020, el 17% de todo el ozono ha desaparecido a nivel global, Un nuevo agujero de ozono empieza a formarse cada año sobre el Ártico.
En 2040, las concentraciones globales de ozono caen a los mismos niveles del agujero de la Antártida. El índice de radiación ultravioleta (UV) alcanza el 15 en las horas de máximo calor de un día de verano en las latitudes medias (como España). Actualmente, un índice de 10 es considerado extremo. El sol produce quemaduras en unos 10 minutos.
A finales de 2065, los niveles de ozono han caído un 67% con respecto a los años 70. La intensidad de la radiación UV es el doble. La exposición al sol produce cáncer de piel y quemaduras en sólo cinco minutos.
Un filtro solar natural
La capa de ozono es el filtro solar natural de la Tierra. Absorbe y bloquea casi toda la radiación ultravioleta procedente del sol, protegiendo así a la vida de radiaciones que dañan el ADN. El gas es creado de forma natural y repuesto a través de una reacción fotoquímica en la alta atmósfera, donde los rayos UV rompen las moléculas de oxígeno (O2) y dejan átomos individuales que se recombinan luego en moléculas de tres átomos (O3). Al ser transportadas por el viento, el ozono va siendo eliminado poco a poco por gases atmosféricos naturales, cerrando un ciclo natural de equilibrio que vuelve a empezar nuevamente.
Sin embargo, los clorofluorocarbonos (CFC), inventados en 1929 como refrigerantes y para los areosoles, alteran ese equilibrio. Los investigadores descubrieron en los años 79 y 80 que los CFC, aparentemente inocuos en la superficie terrestre, eran reactivos en la estratosfera (entre 10 y 50 kilómetros de altitud), donde se concentra el 90% del ozono del planeta.
Allí, las radiaciones UV hacen que los CFC y compuestos similares se rompan en átomos de cloro y bromo, con capacidad para destruir las moléculas de ozono. Estas sustancias artificiales destructoras del ozono permanecen durante décadas en la estratosfera.
Así fue como en los años 80, las sustancias dañinas para el ozono abrieron un «agujero» sobre la Antártida que duró todo el invierno. Fue el comienzo de la concienciación de los efectos de la actividad humana sobre la atmósfera.
Con su vivencia sencilla y escondida, deja una estela luminosa de virtud y de fama de santidad que trasciende con fuerza desde el mismo instante de su muerte y que todavía hoy, de forma espontánea y particular, va calando.
Rebeca Rocamora Nadal
Rebeca Rocamora Nadal nace en Granja de Rocamora (Alicante, España) el 7 de Septiembre de 1975 en el hogar formado por Francisco Óscar Rocamora Ramón y Mª del Rosario Nadal Bernabeu. Es la segunda de cuatro hermanas. Antes de su nacimiento, su madre sufre un aborto natural del que queda muy delicada. Aunque peligraba un nuevo embarazo, Dios velaba porque esta niña viera la luz, pues llega al mundo tan sana y fuerte y con tanto gozo para cuantos la rodean, que la comadrona que asiste en el parto anuncia a sus padres: Han tenido ustedes un ángel rubio con ojos de cielo. A las dos semanas de nacer, el 21 de septiembre, recibe el Bautismo en su Parroquia de San Pedro Apóstol, donde se le impone el nombre de Rebeca, cuyo significado: lazo, la que une, le convendría muy bien. Se le añade, además, el de María para que la Stma. Virgen la ampare en su amor maternal.
Físicamente muy agraciada: rubia, de cabello ondulado, tez blanca, grandes y expresivos ojos azules, llamaba la atención por la limpidez de su mirada y su sonrisa. Educada en un ambiente de familia cristiana, de sus padres irá aprendiendo poco a poco a amar a Dios, madurar en la fe y crecer como persona. Estas enseñanzas, especialmente la alegría y el amor por lo sencillo, irán penetrando en su receptivo corazón y traduciéndose en sus acciones; pues aunque siempre tuvo una voluntad claramente inclinada hacia el bien, le ayudarán a dejarse perfeccionar por la gracia, a la que irá respondiendo fiel y gradualmente según su edad. Cursa sus estudios primarios en el Colegio Público San Pedro Apóstol de su pueblo natal. Desde pequeña es voluntariosa, vitalista, jovial y con un lugar preferente en su corazón para los necesitados de cualquier índole. Le encanta divertirse y jugar con sus hermanas, amigos o familiares, siendo siempre el alma de innumerables fiestas caseras, que organiza con mucha habilidad e ingenio. Destaca especialmente la celebración de la Nochebuena, que vive de forma muy particular e intensa.
A los 8 años de edad, el día 3 de Junio de 1984, hace su Primera Comunión. Su párroco, evidenciando el gozo que desprende al recibir a Jesús, le manifiesta: Rebeca, no pierdas nunca esa sonrisa; algo que cumplirá con total fidelidad aun en las circunstancias más extremas y dolorosas. Será precisamente a partir de este momento cuando el Señor comience a moldear su alma a la sombra de la Cruz por medio de la enfermedad, y Rebeca, desde su inocencia, a responder con generosidad en todo cuanto Dios le presente. Ella misma escribirá en su libro de catequesis: Acepta con agrado la llamada del Señor sin temor a lo que te pueda pedir y la siguiente promesa a Jesús: Ser fiel a sus mandamientos y cumplirlos, dando así testimonio de fe y amor.
En Marzo de 1985, en la visita a un santuario mariano, aparecen los primeros síntomas de su enfermedad. Desde este momento la Virgen María va a estar muy presente en la vida de Rebeca. Le diagnostican diabetes insípida e idiopática, sufre frecuentes dolores de cabeza y la parálisis parcial de un ojo. Después de varios meses de visitas médicas, le detectan un gravísimo tumor germinal en la hipófisis. El 9 de Mayo de 1986 es ingresada de urgencia en la Clínica madrileña Puerta de Hierro. Allí tendrá la dicha de conocer al Padre Lope Nuño Gallas; ejemplar sacerdote que será un fundamental apoyo espiritual y del que aprenderá a ver la ternura de Dios en cada persona, momento o circunstancia. Con él compartirá también sencillas vivencias que le ayudarán a aumentar su amor a la Virgen y el abandono filial. Durante su hospitalización (con tan sólo 10 años) a pesar del tratamiento y las duras pruebas que tiene que padecer, vive totalmente olvidada de sí, preocupada únicamente por los demás y practicando, de forma poco común, la caridad y el sacrificio. Hace olvidar los problemas a su familia (principalmente a su madre, que pasa junto a ella todo el proceso de la enfermedad) y siembra constantemente en los niños enfermos, sus familiares y el personal sanitario, alegría, paz y esperanza.
Verano de 1986: curada de manera extraordinaria. A finales de junio cesa la parálisis de su ojo, la cual es atribuida a la mediación de Santa Gema Galgani. Este hecho hará que profese hacia esta santa una devoción particular, que le ayudará a vivir asociada a la Pasión de Jesús y a saberse amada por Dios en su propia cruz. En julio desaparece también su tumor tras pedirle la intercesión a la Stma. Virgen, que motivará su anhelo de ser catequista de los más pequeños. A raíz del tratamiento utilizado en su enfermedad, su salud quedará algo frágil y durante toda su vida deberá viajar cada seis meses a Madrid para ser revisada por los médicos. Prosigue su vida cotidiana y sus estudios con absoluta normalidad, sin demostrar en ningún momento su situación de enferma, ni siquiera en medio de su entorno más cercano. Es en esta etapa cuando empieza a sufrir las consecuencias purificadoras de la enfermedad y las incomprensiones de algunas personas en el más sorprendente silencio y siempre con la sonrisa en los labios.
El 2 de Junio de 1990 (víspera de la Solemnidad de Pentecostés), recibe la Confirmación a la edad de 14 años. Este sacramento marcará en su interior un momento determinante que le hará comprometerse y entregarse plenamente en su vida parroquial y de creyente. En octubre de ese mismo año comienza a dar catequesis de Precomunión a los niños, cultivando la semilla de la fe e inculcándoles fundamentalmente el amor a Dios y al prójimo, más con su testimonio que con sus palabras. Se podría decir que fue su verdadera vocación, pues nunca abandonó esta tarea por muy mal que se encontrase, cumpliéndola hasta su muerte. También forma parte durante algunos años del Neocatecumenado Parroquial de su pueblo, donde es elegida responsable del grupo de jóvenes. El hecho de pertenecer a este movimiento diocesano le ayudó en su vida de fe y en la meditación de la Palabra de Dios para llevarla después a la práctica. En la parroquia su presencia era siempre discreta. Destacaba principalmente su espíritu de servicio y disponibilidad.
Rebeca llegó a la adolescencia sin perder ninguno de los buenos hábitos que había adquirido en la infancia; al contrario, se definieron más plenamente. Ella procuraba amar y Dios se iba adivinando en sus gestos. Fue una joven como cualquier otra, pero lo que quizá la diferenciaba del resto era su fondo virtuoso y su docilidad a la vida de la gracia. Tenía, además, un talento natural para las manualidades y en los estudios, a pesar de los obstáculos que se le presentarían, logró sacar el título de Técnico de Auxiliar Administrativo.
A principios del año 1995, aunque en las revisiones médicas no encuentran nada, se le presenta un progresivo malestar. En febrero de 1996 sufre una parálisis facial y el 4 de marzo es hospitalizada nuevamente en la Clínica Puerta de Hierro. Se le paralizada también medio cuerpo y los médicos le diagnostican un aparente y gravísimo nuevo tumor, manifestando a su familia que le quedan pocos días de vida. Allí mismo, Rebeca pide que su párroco le lleve el Lignum Crucis que se venera en su pueblo. Desahuciada en lo humano, es principalmente a su vuelta a casa y en el crisol purificador de su última enfermedad, cuando aflora con sencillez todo lo que había vivido tan escondidamente, pero como de forma transfigurada, madurando a pasos agigantados en su relación con Dios. Destaca especialmente la preocupación constante porque nadie sufra a su alrededor, siendo ella misma quien anima y da paz a sus familiares y a cuantos la visitan sin perder su hermosa sonrisa; dando testimonio, a la vez, de una fe inquebrantable y plena adhesión a la voluntad divina, a pesar de los desconocidos designios sobre ella, respondiendo a quienes le insistían en pedir la salud: Si es que el Señor ya sabe que, si conviene, me la tiene que dar… Yo le pido que me aumente la fe.
El 28 de Abril recibe la visita del Obispo Emérito Diocesano Mons. Pablo Barrachina y Estevan, a quien confía que se va al cielo y que desde allí velará por cuantos ama. Los pilares en que se apoyó la fe de esta joven durante sus últimos días fueron la Eucaristía, la Virgen María, el Sagrado Corazón de Jesús y la Santa Cruz, que le ayudaron a hacer de su vida y enfermedad una bella ofrenda, muriendo el domingo 26 de Mayo de 1996 (Solemnidad de Pentecostés) a la edad de 20 años.
A su funeral acuden cientos de personas: es un acontecimiento multitudinario. Rebeca, con su vivencia sencilla y escondida, deja una estela luminosa de virtud y de fama de santidad que trasciende con fuerza desde el mismo instante de su muerte y que todavía hoy, de forma espontánea y particular, va calando y suscitando una respuesta en quienes oyen hablar de ella. Lo verifican los testimonios que desde entonces piden que su vida sea divulgada y la introducción de su causa de canonización; así como quienes atribuyen a su intercesión algunos favores obtenidos de Dios. En un mundo marcado por el pasotismo y la indiferencia, su ejemplo de amor desinteresado en lo que aparenta ser insignificante, su alegría en las grandes dificultades de la vida y la visión de cuanto le sucede desde la óptica divina, se hacen cercanos a cualquier persona, especialmente a los jóvenes. Para todos, Rebeca sigue siendo una pequeña orientación iluminadora, un empuje, un aliento y un impulso a desear alcanzar el alto grado de la vida cristiana en la cotidianidad del día a día.
Santa Catalina de Génova, perteneció a la familia Fieschi, siendo la quinta hija del matrimonio de James Fieschi y Francesca di Negro de Génova. La familia era de mucha fama y fortuna durante el siglo XV, y cuenta con dos Papas: Inocencio IV y Adriano V.
Catalina fue conocida más tarde en el mundo como modelo de conducta, admirada no sólo para la Iglesia Católica sino también por otros bautizados.
Dedicó toda su vida al Señor, entregándose a El desde muy joven. De niña fue muy obediente y en sus actitudes ya sobresalían los deseos por la santidad y la penitencia. Con tan solo ocho años de edad ya mostraba una inclinación particular a la penitencia, cambiando su cama cómoda y lujosa por el duro piso, y su almohada por un áspero tronco.
Al cumplir doce años tuvo su primera visión del amor de Dios, en la cual Jesús compartió con ella algunos de los sufrimientos de su Santa Pasión. A los trece años decidió abrazar la vida religiosa en el convento de las Hermanas de Nuestra Señora de la Gracia, donde su hermana Limbania era ya una Religiosa profesa. Habló con el director de la Orden, pero no aceptaban niñas tan jóvenes en la congregación. Esto causó una fuerte herida en el corazón de Catalina, pero no perdió su fe en el Señor.
Cuando su padre murió, se pensó que era necesario mantener el mando político uniendo en matrimonio a los hijos del mismo rango. A la edad de 16 años se vio obligada a casarse en un matrimonio de conveniencia. Su esposo era totalmente opuesto a Catalina, ella piadosa y él, un hombre de mundo que no tenía compasión ni escrúpulos por nadie, ni por nada. Los primeros años de su vida matrimonial fueron muy difíciles.
Catalina, después de haber aguantado muchas infidelidades de parte de su esposo, a los cinco años de casada, se sintió abandonada de todos y en profunda desolación, incluso de Dios. Volcó su vida a la frivolidad, de fiesta en fiesta, trataba de buscar un significado a su vida. Pero esto no la llenó de paz ni de gozo, mas bien de desesperación y depresión.
Su Conversión
El 21 de marzo, de 1473, en la fiesta de San Benito, su hermana Limbania le sugirió que fuera donde un sacerdote confesor, ella consintió. Se encontró con un santo confesor por medio del cual el Señor la llenó de gran fortaleza y de Su amor incondicional; cayó en éxtasis y se sintió incapaz de confesar sus pecados. En ese momento el Señor le mostró toda su vida como pasada en una película; pudo ver la traición que ella había hecho al amor del Señor, pero al mismo tiempo pudo ver a través de las Sagradas Llagas de Jesús, la gran misericordia del Señor por ella y por todos los hombres, y el contrastante amor de Dios y el amor del mundo. Esto le hizo repudiar desde ese momento el pecado y el mundo. Ese mismo día, estando en su casa, el Señor se le apareció, todo ensangrentado, cargando la cruz, y le mostró parte de Su vida y de Su sufrimiento. Ella, llena del amor del Señor y triste por los diez años que había desperdiciado no amando al Señor, decidió limpiar su vida y así, empezar una vida nueva en El.
Luego, Nuestro Señor durante otra aparición, hizo recostar la cabeza de Catalina en Su Pecho al igual que el Apóstol San Juan, dándole la gracia de poder ver todo a través de Sus ojos y sentir a través de Su corazón traspasado.
Por medio de sus constantes oraciones, su esposo se convirtió y aceptó vivir en celibato perpetuo. Decidió entrar en la orden franciscana terciaria y se trasladaron del palacio a una casa pequeña cerca del hospital, donde servían a los enfermos, ayudándolos a morir en paz. Es allí donde su esposo muere víctima de una enfermedad contagiosa.
Catalina y la Eucaristía
El día de la fiesta de la Anunciación, después de su conversión, durante la celebración de la Santa Misa, en el momento de la Comunión, el Señor le dio un amor ardiente por la Eucaristía, y desde ese día comenzó a comulgar diariamente.
El Señor la invita a estar con El en el desierto
Rememorando los 40 días Jesús pasó en el desierto, Catalina no comía ni injería bebida alguna durante la cuaresma, alimentándose únicamente de la Eucaristía. Continuó haciendo esto todos los años durante cuaresma y adviento. Nunca manifestó debilidad ni dolor, excepto cuando por alguna razón no podía recibir la Eucaristía. El testimonio de que la Eucaristía es Fuente de Vida, se vio sobrenaturalmente manifestado en ella.
Siempre mostró gran reverencia y amor por la Eucaristía. Durante las celebración de la Santa Misa, su espíritu permanecía siempre recogido, sobre todo a la hora de recibir la Sagrada Comunión, muchas veces se le vio caer en éxtasis, y llorando rogaba a Dios perdonara sus pecados.
Ella comentaba que cuando recibía la Comunión sentía que un rayo de amor traspasaba profundamente su corazón, a semejanza de otros místicos como Santa Teresa de Avila, San Juan de la Cruz, Santa Gemma Galgani, Santa Verónica Guliani y el Padre Pío. Esto es el don de la transverberación. Su gran amor por Nuestro Señor en la Eucaristía, la hacía desearlo solamente y únicamente a El.
Sacrificio y mortificación. La Agonía y el Éxtasis
Durante los primero cuatro años, seguidos a su conversión, practicó sacrificios y penitencias para disciplinar sus sentidos, mortificando todo deseo de la carne. Se abstuvo de comer carne y todo tipo de frutas. Dormía sobre objetos puntiagudos que cortaban su piel y le ocasionaban sangramiento. Practicó una fuerte austeridad durante estos años, pero siempre tuvo el cuidado del cumplimiento diario de sus deberes. Pasaba largas horas en oración para poder llenarse del Señor y permanecer fuerte en los momentos de tentación.
Como todos los santos, dedicó su vida a amar a Dios y al servicio de los hermanos no buscando su propia comodidad y deseos.
La penitencia que Catalina practicaba era muy fuerte, tanto así que nuestro Señor en una ocasión le ordenó que cesara de practicar esas mortificaciones y penitencias tan severas, a lo que ella obedeció.
Catalina siempre buscó la vida escondida, deseando la vida íntima con el Señor, pero nunca tomó ningún don como merecido, pues sabía que por ella misma nada bueno podía hacer. En todo ello veía el gran amor de Dios, rogándole que siempre se hiciera en ella Su voluntad.
Durante una aparición el Señor le dijo: «Nunca digas yo deseo, o yo no deseo. Nunca digas mío, sino siempre nuestros. Nunca te excuses, sino que siempre estés pronta para acusarte a ti misma».
Batalla ente el Amor Divino y su amor propio.
Catalina describía el amor propio como el odio propio, decía que el amor propio es el anzuelo puesto por el diablo para hacernos caer y la estrategia para traer el mal al mundo.
El alma absorbida por el amor propio se dirige a la total ruina espiritual. Sorda y ciega para la Verdad, condena su ser voluntariamente, abriéndose camino al Purgatorio o a la eterna agonía del infierno. Para ella el amor propio causa mayor muerte que la muerte de nuestro propio cuerpo, pues nos aparta del Amor Divino, de la Verdad y de la verdadera Voluntad de Dios. «La mejor manera de amar al Señor de una forma plena es olvidándose de uno mismo», insistía.
Muerte de Santa Catalina de Génova
Nueve años antes de su muerte, Catalina sufrió estuvo muy enferma. Nada quitaba sus dolores y su condición iba deteriorándose paulatinamente. Sufrió mucho a semejanza de su Divino Esposo, no había una sola parte de su cuerpo que no sufriera dolor. Su cuerpo y su espíritu estaban completamente unidos a los sufrimientos de la Pasión de Cristo, aun cuando dormía.
Durante el último año de su vida, vivió prácticamente alimentándose en una semana lo que se come regularmente en un día y, aunque físicamente estaba padeciendo terriblemente, siempre mostró una especial paz.
Catalina murió el 14 de septiembre, de 1507 , día de la Exaltación de la Cruz. Su cuerpo fue enterrado en el hospital donde sirvió por mas de 40 años. Cuando años mas tarde se abrió su tumba, sus vestidos presentaban signos de descomposición así como el ataúd, pero su cuerpo estaba intacto, igual que el día en que había sido enterrado.
Muchos milagros a partir de su muerte.
Una amiga de Catalina que estaba críticamente enferma, tuvo una visión de Catalina en el cielo, gozando de la Luz Divina. Entonces pidió a los enfermeros del hospital que la trasladaran y la colocaran cerca del cuerpo de Catalina, y que pasaran sobre la parte de su cuerpo que estaba enfermo, un pedazo de tela del vestido de Catalina, en ese instante la amiga de Catalina pidió la intercesión de la santa e inmediatamente fue sanada.
Fue Canonizada el 18 de mayo de 1737 por el Papa Benedicto XIV.
Su cuerpo permanece incorrupto en la iglesia del hospital donde sirvió tantos años. Su nombre original es la Santísima Annunziata, pero se agrega el de Santa Catalina. Originalmente era parte del hospital pero este fue destruido por la guerra mientras que la iglesia fue prodigiosamente salvada. Hoy día la iglesia es mantenida por los frailes franciscanos.
En la actualidad en muchos lugares se la festeja el 15 de Septiembre
La vida real nos ha enseñado que es nuestra lógica la que deben ir cogiendo aunque no la entiendan ahora: ya la entenderán
Lógica de los hijos & lógica de los padres
«Mis padres no me entienden», «papá, no me rayes la oreja con tus consejos», «pero ¿porqué no me dejas, no me compras, no me das?», «¡pero si lo hacen todas!», «papá es malo»… Seguro que no nos son extrañas estas expresiones. ¡Y podríamos ampliar la lista! Parece como si los hijos nos hablasen en un lenguaje que es paralelo al nuestro y que no nos entendemos. Tenemos lógicas distintas.
Hoy en día, los padres a veces pueden tener la impresión de que son muy duros con sus hijos. También pueden pensar que siendo «duros» les hacemos distintos a sus compañeros. ¿Es bueno decir NO a los hijos? ¿Les podemos crear un trauma? ¿Me gano más a mis hijos intentando ser su amigo, su colega?
Si me estoy preocupando de su educación me daré cuenta que mi hijo – da igual la edad que tenga – no está aun lo suficientemente preparado, formado, no tiene criterio, le faltan herramientas…para afrontar muchas decisiones de su vida. El papel de la familia es determinante en el desarrollo de la personalidad del hijo, desde el éxito humano hasta el académico.
Los hijos suelen pensar en presente. La lógica de los padres está en que piensan en el futuro de sus hijos, en qué será de ellos de mayores:
– si tendrán capacidad de sufrimiento para sacar adelante una familia,
– si sabrán trabajar en equipo en su trabajo profesional,
– si sabrán privarse de algunas cosas aunque tengan dinero para comprarlas,
– si podrán «levantarse» después de haber tenido una contrariedad,
– si sabrá «darse» a los demás y no estar siempre pendiente de lo suyo,
– si tendrá una autonomía y responsabilidad para sacarse sus estudios,
– si serán sociables para tener un gran número de amigos de verdad,
– si podrán salir de casa sin dejarnos en mal lugar…
Seguro que muchas veces cuando eran pequeños les hemos dicho que no se acerquen al fuego de la cocina, que no jueguen con el cuchillo, que no se mete nada en los agujeros de un enchufe, que la plancha quema…y aunque ellos no lo entendían no teníamos la impresión de estar creándoles un trauma infantil.
Sin embargo cuando van creciendo nos cuesta más decirles NO. Por un lado ellos insisten mucho más en conseguir lo que desean: jugar con la play o la wii en lugar de estudiar…y por otro lado «para que nos dejen en paz» cedemos ante esa presión.
Manifestaremos que les seguimos queriendo cuando:
– Les seguimos preguntando con quién y dónde van a estar y cuándo van a regresar. Y les esperamos despiertos para ver «cómo» vuelven, a qué huelen…
– Les hacemos devolver lo que han cogido y no es suyo.
– Les decimos – pudiendo callarnos – que ése «amigo» no es lo más conveniente.
– Les obligamos a recoger su cuarto aunque tarden mucho tiempo pudiéndolo hacer nosotros en 10 minutos.
– Les dejamos asumir responsabilidades a sabiendas de que igual no podrán con ellas.
– Les decimos NO cuando sabemos que «nos odiarán por ello».
– Les corregimos con autoridad y cariño…
No hay confrontación entre la lógica de los hijos y los padres. Es que a ellos no les pasa por la cabeza más que el hoy, ahora, me apetece, me gusta o disgusta, me es cómodo y fácil, me cuesta o no esfuerzo. La vida real nos ha enseñado que es nuestra lógica la que deben ir cogiendo aunque no la entiendan ahora: ya la entenderán. Y entonces no sólo nos la agradecerán sino que habremos ganado esos hijos y esos futuros hijos de nuestros hijos.
Borja Ortega, Licenciado en Biología y Diplomado en Magisterio.
18 años dedicados a la docencia desde EP hasta Bachillerato.
Actualmente Jefe de estudios de EP y subdirector de formación de Munabe Ikastetxea.
El aborto no es «salud reproductiva», afirma el Papa
Se hace portavoz del sufrimiento de las familias a causa de la pobreza
LUANDA, viernes 20 de marzo de 2009 (ZENIT.org).- Benedicto XVI afirmó este viernes en la capital angoleña que el aborto constituye la supresión de una persona, motivo por el cual no puede ser disfrazado de instrumento de «salud reproductiva».
Asimismo, el Papa se convirtió en abogado de las dificultades que atraviesan las familias africanas a causa de la pobreza, en el discurso que pronunció en el Palacio del Pueblo, residencia del presidente de Angola, José Eduardo dos Santos, en presencia de las autoridades angoleñas y de los representantes del cuerpo diplomático en Luanda.
La familia, denunció el Santo Padre, «también aquí la familia está sometida a muchas presiones: angustia y humillación causada por la pobreza, el desempleo, la enfermedad y el exilio, por mencionar sólo algunas».
Para el obispo de Roma «es particularmente inquietante el yugo opresor de la discriminación sobre mujeres y niñas, por no hablar de la práctica incalificable de la violencia y explotación sexual, que provoca tantas humillaciones y traumas».
El sucesor de Pedro confesó que hay otro aspecto que le preocupa particularmente: «las políticas de aquellos que, con el espejismo de hacer avanzar el ‘edificio social’, minan sus propios fundamentos».
«Qué amarga es la ironía de aquellos que promueven el aborto como una atención de la salud ‘materna'», subrayó.
«Qué desconcertante resulta la tesis de aquellos para quienes la supresión de la vida sería una cuestión de salud reproductiva», señaló, citando al Protocolo de Maputo (art. 14).
Por su parte, aseguró, «la Iglesia se encontrará siempre, por voluntad de su divino Fundador, cerca de los más pobres de este continente».
«Puedo aseguraros que, a través de las iniciativas diocesanas y de innumerables obras educativas, sanitarias y sociales de diversas órdenes religiosas, seguirá haciendo todo lo posible para ayudar a las familias – incluidas las afectadas por los trágicos efectos del sida – y para promover la igualdad de dignidad de mujeres y hombres, sobre la base de una armónica complementariedad», concluyó.
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