Evangelizar Corea del Norte

Los católicos surcoreanos ya entrenan misioneros para evangelizar Corea del Norte

Corea del Sur, con sólo 4,8 millones de católicos, ya tiene 400 misioneros en el extranjero

Jóvenes católicos coreanos en una adoración eucarística de estilo carismático
Jóvenes católicos coreanos en una adoración eucarística de estilo carismático

Nadie lo duda: los mejor preparados para evangelizar Corea son los coreanos. En Corea del Sur hay casi 50 millones de habitantes, y sólo 4,8 millones son católicos. Pero es el país del mundo donde se dan más bautizos de adultos en el catolicismo. También el cristianismo protestante crece con fuerza.   Hay una primavera de vocaciones sacerdortales y un fuerte impulso misionero. Hay 400 misioneros católicos coreanos en el extranjero. Más de 150 están en Hispanoamérica. Otros muchos en EEUU, Australia, y países de Asia, incluyendo la atención a las comunidades católicas coreanas de Siberia. La diáspora coreana en todo el mundo aprecia tener sus propios sacerdotes y la misa en su idioma.   Pero el sueño de la Iglesia coreana es poder evangelizar en Corea del Norte, un país cerrado a cal y canto, dormido en el sueño totalitario de su dictador.

La Iglesia calcula que antes de la Guerra de Corea (1950-1953), había unos 55.000 católicos en Corea del Norte. En la diócesis norcoreana de Pyongyang había unos 20 sacerdotes. Quedan siete de ellos activos, viven en el Sur, por supuesto. El anciano monseñor Mateo Hwang In-kuk, nacido en 1936 y fugado del Pyongyang con 14 años, es el vicario episcopal de la capital del Norte. No puede pastorear a los católicos de su diócesis (suponiendo que quede alguno; se habla de que aún hay 4.000 católicos, clandestinos) pero desde el sur está entrenando nuevos sacerdotes para cuando llegue la unificación y caiga el régimen anticlerical de Corea del Norte.

La agencia Reuters recogía el 5 de marzo el inicio de curso de los 5 primeros seminaristas que ya están siendo entrenados específicamente para ser sacerdotes en el Norte. Y cada año se quiere añadir otra remesa de voluntarios. Serán diez años de formación, y quizá en 2019 el Norte siga siendo un país fantasma, cerrado al mundo y a la fe. «Nosotros, los viejos sacerdotes del norte, quizá estaremos muertos, pero nuestros estudiantes espero que no lo estén«, dice monseñor Hwang.   Corea no es una esquina sin importancia para la Iglesia católica, sino una importante cabeza de puente en Asia. Es el país asiático con más católicos, después de Filipinas e India. Tiene incluso un cardenal, Nicholas Cheong Jin-suk, creado hace 3 años. Es una puerta para China. El idioma es distinto, pero en Asia, donde las formas de sentarse, de comer, de saludarse incluso, son absolutamente ajenas para el occidental, Corea es una plataforma de cercanía cultural que no se puede menospreciar.     El número de sacerdotes diocesanos es de 4.116, y atienden más de 1.500 parroquias en 15 diócesis. Los seminarios están llenos con cerca de 1.500 seminaristas. Asimismo también es muy fuerte la presencia de las congregaciones religiosas, con 9.861. religiosas y 1.539 religiosos. Los católicos están bien vistos por la población, porque se opusieron con valor a la ocupación japonesa (dieron muchos mártires que se negaron a ofrecer sacrificios al Emperador nipón). La comunidad católica también ha dado un presidente a Corea del Sur, Kim Dae-Jung, premio Nobel de la Paz en el año 2000.   En 1984, el Papa Juan Pablo II, en su viaje apostólico a Corea, agradecía a Dios la vitalidad de esta Iglesia asiática y, dirigiéndose al clero y a los religiosos y religiosas coreanos les decía: «Vuestro servicio ofrece grandes esperanzas para el futuro, no sólo para la Iglesia de vuestro país sino también para otros países que recibirán misioneros desde Corea. La Iglesia universal cuenta con vuestra aportación misionera».

Con Obama se hunde la bolsa

Crece la desconfianza: si la bolsa se derrumba caen también los ahorros del americano medio y el consumo interior, principal motor de la economía en EE.UU.
La caída de la bolsa es la caída de los ahorros del americano medio y del consumo interior
La caída de la bolsa es la caída de los ahorros del americano medio y del consumo interior

Desde que Barack Obama se instaló en la Casa Blanca la bolsa ha caído un 20%. Se trata del peor registro de un nuevo presidente en los últimos 90 años, según constata la prestigiosa agencia de información económica Bloomberg.

Cabe resaltar que si en Estados Unidos la bolsa se derrumba caen también los ahorros de la clase media norteamericana y el consumo interior, principal motor de la economía estadounidense.

 El día de la investidura de Obama, el 20 de enero de 2009, el índice de referencia de la bolsa en Nueva York, el Dow Jones, abrió con 8.281,21 puntos; mientras que el pasado viernes, 6 de marzo, ese mismo indicador cerraba con 6.516,47. La caída, pues, es algo superior al 20%.

 Con este espectacular hundimiento de la bolsa, el pueblo norteamericano parece lanzar un mensaje claro a Obama, esto es que no confían en el plan que ha presentado para intentar resucitar la economía, un proyecto presupuestario que ya ha recibido el calificativo de «socialista«, casi un insulto en Estados Unidos.

 «El plan presupuestario ha colocado el miedo en este país a un nivel que no he visto en mi vida. Es la mayor destrucción de riqueza que he visto en un presidente«, aseguró recientemente uno de los gurús de la cadena CNBC, que retransmite constantemente los cambios de Wall Street, el presentador Jim Cramer.

 De hecho, no deja de ser paradójico que el mismo día en que en que el secretario del Tesoro, Timothy Geithner, presentó su propuesta con un paquete de medidas para reflotar a los bancos con dinero público, las bolsas se derrumbaran.

Las anteriores grandes crisis

Hay que señalar que, si se echa la vista atrás en los últimos 90 años, esos a los que hacíamos referencia al hablar de una crisis de la bolsa sin precedentes, en ese período se han producido otras grandes crisis.

Cabe recordar, por ejemplo, el histórico crack del 29, entre los años 1029 y finales de 1939 y principios de 1940, que se consiguió salvar entre otras medidas por la masiva inversión en armamento, previa a la Segunda Guerra Mundial.

Luego están las tres grandes ‘crisis del petróleo‘. La de 1973 y 1974, provocada por guerra árabe-israelí, también conocida por el nombre de festividades religiosas judía (Guerra del Yom Kippur) y musulmana (Guerra del Ramadán), que enfrentó a Israel contra Egipto y Siria. La derivada de la Guerra de Irán-Irak, disputada entre los años 1980 y 1988, y finalizada sin un claro vencedor. Y por último, entre 1990 y 1991, la Guerra provocada por la invasión de Kuwait por parte de Irak y la posterior Guerra del Golfo.

Más tarde, entre 1997 y 2001, saltó a los titulares de los medios de comunicación el estallido de la burbuja tecnológica, la denominada crisis de la ‘Burbuja.com’, una corriente especulativa muy marcada que se dio en esos años, en la que las bolsas occidentales vieron un alza exagerada de su valor debido al avance de las empresas vinculadas a Internet y a la llamada Nueve Economía. Se fundaron rápidamente multitud de empresas ‘punto-com’ que crecieron con la misma rapidez con que se declararon en quiebra.

También se produjo un considerable colapso financiero venido de Extremo Oriente, en los años 1997-1999, con Japón, Indonesia o Hong Kong, entre otros países principalmente afectados.

Sin embargo, ninguna de todas esas crisis produjo en tan corto período de tiempo un efecto tan desastroso, un hundimiento de la bolsa como el que ahora se ha producido durante el breve espacio de tiempo en que Obama lleva presidiendo los Estados Unidos.

Freno al principal motor, el consumo interno

Ante esta situación cabe señalar algunas consideraciones. La primera es que la bolsa, especialmente en Estados Unidos, es un juego de expectativas de futuro basadas en la confianza. 

Por tanto, con la caída de ese 20% desde la llegada al poder de Obama, habría que deducir, como señalábamos al inicio de esta información, que el pueblo estadounidense desconfía del plan que su presidente ha presentado para hacer frente a la crisis.

Una segunda consideración es que la bolsa juega un papel esencial en los Estados Unidos, por cuanto la bolsa es el principal lugar donde la clase media norteamericana deposita sus ahorros

Así, con el derrumbe bursátil se genera un grave problema para el consumo interior, principal motor económico de Estados Unidos. La caída bursátil merma o limita el consumo de la clase media norteamericana. De hecho, éste es el gran elemento diferenciador entre el comportamiento de la bolsa en Estados Unidos o en Europa.

San Eulogio de Córdoba

Arzobispo, 11 Marzo

Eulogio significa: el que habla bien.

Dicen que San Eulogio es la mayor gloria de España en el siglo noveno. Vivió en la ciudad de Córdoba, que estaba ocupada por los musulmanes o mahometanos, los cuales solamente permitían ir a misa a los que pagaban un impuesto especial por cada vez que fueran al templo, y castigaban con pena de muerte al que hablara en público de Jesucristo, fuera del templo.

Nació el año 800 de una familia que se conservaba fervientemente católica en medio de la apostasía general cuando la mayoría de los católicos había abandonado la fe por miedo al gobierno musulmán. Este santo será el que logrará renovar el fervor por la religión católica en su ciudad y los alrededores.

Su abuelo, que se llamaba también Eulogio, lo enseñó desde pequeño a que cada vez que el reloj de la torre daba las horas, dijera una pequeña oración, por ejemplo: «Dios mío, ven en mi auxilio, Señor, ven a prisa a socorrerme».

Tuvo por maestro a uno de los más grandes sabios de su tiempo, al famoso Esperaindeo, el cual lo formó muy bien en filosofía y otras ciencias. Como compañeros de estudios tuvo a Pablo Alvarez, el cual fue siempre su gran amigo y escribió más tarde la vida de San Eulogio con todos los detalles que logró ir coleccionado.

Su biógrafo lo describe así en su juventud: «Era muy piadoso y muy mortificado. Sobresalía en todas las ciencias, pero especialmente en el conocimiento de la Sagrada Escritura. Su rostro se conservaba siempre amable y alegre. Era tan humilde que casi nunca discutía y siempre se mostraba muy respetuoso con las opiniones de los otros, y lo que no fuera contra la Ley de Dios o la moral, no lo contradecía jamás. Su trato era tan agradable que se ganaba la simpatía de todos los que charlaban con él. Su descanso preferido era ir a visitar templos, casas de religiosos y hospitales. Los monjes le tenían tan grande estima que lo llamaban como consultor cuando tenían que redactar los Reglamentos de sus conventos. Esto le dio ocasión de visitar y conocer muy bien un gran número de casas religiosas en España».

Ordenado de sacerdote se fue a trabajar con un grupo de sacerdotes y pronto empezó a sobresalir por su gran elocuencia al predicar, y por el buen ejemplo de su santa conducta. Dice su biógrafo: «Su mayor afán era tratar de agradar cada día más y más a Dios y dominar las pasiones de su cuerpo». Decía confidencialmente: «Tengo miedo a mis malas obras. Mis pecados me atormentan. Veo su monstruosidad. Medito frecuentemente en el juicio que me espera, y me siento merecedor de fuertes castigos. Apenas me atrevo a mirar el cielo, abrumado por el peso de mi conciencia».

Eulogio era un gran lector y por todas partes iba buscando y consiguiendo nuevos libros para leer él y prestar a sus amigos. Logró obtener las obras de San Agustín y de varios otros grandes sabios de la antigüedad (cosa que era dificilísimo en esos tiempos en que los libros se copiaban a mano, y casi nadie sabía leer ni escribir) y nunca se guardaba para él solo los conocimientos que adquiría. Trataba de hacerlos llegar al mayor número posible de amigos y discípulos. Todos los creyentes de Córdoba, especialmente sacerdotes y religiosos se fueron reuniendo alrededor de Eulogio.

En el año 850 estalló la persecución contra los católicos de Córdoba. El gobierno musulmán mandó asesinar a un sacerdote y luego a un comerciante católico. Los creyentes más fervorosos se presentaron ante el alcalde de la ciudad para protestar por estas injusticias, y declarar que reconocían como jefe de su religión a Jesucristo y no a Mahoma. Enseguida los mandaron torturar y los hicieron degollar. Murieron jóvenes y viejos, en gran número. Algunos católicos que en otro tiempo habían renegado de la fe por temor, ahora repararon su falta de valor y se presentaron ante los perseguidores y murieron mártires.

Algunos más flojos decían que no había que proclamar en público las creencias, pero San Eulogio se puso al frente de los más fervorosos y escribió un libro titulado «Memorial de los mártires», en el cual narra y elogia con entusiasmo el martirio de los que murieron por proclamar su fe en Jesucristo.

A dos jóvenes católicas las llevaron a la cárcel y las amenazaron con terribles deshonras si no renegaban de su fe. Las dos estaban muy desanimadas. Lo supo San Eulogio y compuso para ellas un precioso librito: «Documento martirial», y les aseguró que el Espíritu Santo les concedería un valor que ellas nunca habían imaginado tener y que no les permitiría perder su honor. Las dos jóvenes proclamaron valientemente su fe en Jesucristo y le escribieron al santo que en el cielo rogarían por él y por los católicos de Córdoba para que no desmayaran de su fe. Fueron martirizada y pasaron gloriosamente de esta vida a la eternidad feliz.

El gobierno musulmán mandó a Eulogio a la cárcel y él aprovechó esos meses para dedicarse a meditar, rezar y estudiar. Al fin logra salir de la cárcel, pero encuentra que el gobierno ha destruido los templos, ha acabado con la escuela donde él enseñaba y que sigue persiguiendo a los que creen en Jesús.

Eulogio tiene que pasar diez años huyendo de sitio en sitio, por la ciudad y por los campos. Pero va recogiendo los datos de los cristianos que van siendo martirizados y los va publicando, en su «Memorial de los mártires».

En el año 858 murió el Arzobispo de Toledo y los sacerdotes y los fieles eligieron a Eulogio para ser el nuevo Arzobispo. Pero el gobierno se opuso. Algo más glorioso le esperaba en seguida: el martirio.

Había en Córdoba una joven llamada Lucrecia, hija de mahometanos, que deseaba vivir como católica, pero la ley se lo prohibía y quería hacerla vivir como musulmana. Entonces ella huyó de su casa y ayudada por Eulogio se refugió en casa de católicos. Pero la policía descubrió dónde estaba y el juez decretó pena de muerte para ella y para Eulogio.

Llevado nuestro santo al más alto tribunal de la ciudad, uno de los fiscales le dijo: «Que el pueblo ignorante se deje matar por proclamar su fe, lo comprendemos. Pero Tú, el más sabio y apreciado de todos los cristianos de la ciudad, no debes ira sí a la muerte. Te aconsejo que te retractes de tu religión, y así salvarás tu vida». A lo cual Eulogio respondió: «Ah, si supieses los inmensos premios que nos esperan a los que proclamamos nuestra fe en Cristo, no sólo no me dirías que debo dejar mi religión, sino que tu dejarías a Mahoma y empezarías a creer en Jesús. Yo proclamo aquí solemnemente que hasta el último momento quiero ser amador y adorador de Nuestro Señor Jesucristo».

Un soldado le abofeteó la mejilla derecha y nuestro santo le presentó la mejilla izquierda y fue nuevamente abofeteado. Luego lo llevaron al lugar de suplicio y le cortaron la cabeza. Poco después martirizaron también a Santa Lucrecia.

San Eulogio: ¡Consíguenos un gran entusiasmo por nuestra religión!.