Relaciones prematrimoniales

Relaciones prematrimoniales ¿por qué son ilícitas?

El amor que no sabe esperar no es amor; el amor que no es virtud no es amor

Relaciones prematrimoniales ¿por qué son ilícitas?
Relaciones prematrimoniales ¿por qué son ilícitas?

1. Concepto y discusión

La relación prematrimonial se entiende como el acto sexual completo entre los novios que tienen intención seria de contraer matrimonio o al menos que están planteando seriamente la posibilidad de hacerlo. Los otros tipos de relaciones sexuales entre «amigos» o novios que no han planteado todavía el matrimonio son simplemente actos de simple «fornicación» (de todos modos el juicio que se da aquí vale tanto para unas como para otras).

La extensión de este tipo de relaciones entre los novios ha tomado, en muchos lugares, una proporción tal que muchos lo juzgan como una actitud «normal», con carta de ciudadanía en todo noviazgo. Las causas de su propagación pueden verse en distintos fenómenos de nuestra época como ser:

-La reducción del amor al sexo.
-La reducción del sexo a la genitalidad.
-La prolongación indefinida de algunos noviazgos.
-El bombardeo de pornografía en los medios de comunicación social.
-La facilidad del recurso a los medios anticonceptivos y la mentalidad anticonceptiva y abortista dentro del mismo matrimonio.
-La pérdida del sentido de la castidad y de la virginidad.
-La falta de educación del carácter y de la afectividad en general.

Sobre la ilicitud de la fornicación el juicio moral no ofrece lugar a discusiones: «La fornicación es la unión carnal entre un hombre y una mujer fuera del matrimonio. Es gravemente contraria a la dignidad de las personas y de la sexualidad humana, naturalmente ordenada al bien de los esposos, así como a la generación y educación de los hijos. Además, es un escándalo grave cuando hay de por medio corrupción de menores»[1].

En cambio, para algunos moralistas y muchos fieles católicos las relaciones prematrimoniales no entrarían en la misma categoría. Según algunos el motivo es que deberían juzgarse dentro del proyecto de amor del futuro matrimonio. Así como no se puede negar que los novios que van a casarse se amen verdaderamente, así tampoco podría decirse que tales relaciones quedan fuera de su amor. Por ejemplo, A. Hortelano, reconociendo que «esas situaciones previas al matrimonio no son el cuadro ideal para vivir la sexualidad y por eso no son recomendables las relaciones sexuales prematrimoniales y en este sentido son malas», concluye: «sin embargo, no nos atrevemos a decir que las relaciones sexuales prematrimoniales, cuando expresan un auténtico amor total y para siempre, sean siempre gravemente malas. Es algo que habrá que ver en cada caso y dependerá mucho del amor que hay en su base y de la aproximación real al matrimonio en el momento en que se producen»[2]. En otro lugar dice que «expresan el amor… al ochenta por ciento, les falta un veinte por ciento de madurez…»[3]. Por eso dice el documento Persona humana: «muchos reivindican hoy el derecho a la unión sexual antes del matrimonio, al menos cuando una resolución firme de contraerlo y un afecto que, en cierto modo, es ya conyugal en la psicología de los novios piden ese complemento, que ellos juzgan connatural»[4].

Otros moralistas, oponiendo el derecho positivo (que prescribe cuándo y cómo se debe celebrar el matrimonio, como hace, por ejemplo, el Código de Derecho Canónico) al derecho natural, afirman que en circunstancias extraordinarias o difíciles y supuesta la voluntad seria de casarse públicamente en su debido momento, las relaciones sexuales entre novios se justificarían sobre la base de un matrimonio incoado por derecho natural. Así piensan con algunas variantes, por ejemplo, L. Rossi[5], A. Valsecchi, M. Vidal[6], etc.

Ahora bien, esto no es así.

2. Juicio moral

Las relaciones prematrimoniales están mal por su objeto y, si bien, no puede negarse que los novios se amen, sí puede afirmarse que la relación sexual no es una manifestación auténtica del amor en esa etapa de sus vidas.

¿Por qué? Fundamentalmente porque la «relación sexual» es la manifestación plena y exclusiva de la conyugalidad, y los novios carecen de la conyugalidad aunque se ordenen a ella y se estén preparando para ella. Es la manifestación plena del amor conyugal, porque es en la relación sexual donde los esposos alcanzan la máxima unión física y, a través de ella, fomentan la máxima unidad afectiva y espiritual. Allí son «una sola carne» y mediante este acto también «un solo espíritu». Pero es también la manifestación exclusiva de la conyugalidad porque sólo dentro del matrimonio es lícito realizar la sexualidad.

¿Por qué sólo dentro del matrimonio? Por el lenguaje del cuerpo. El acto sexual es parte del lenguaje humano; tiene un significado único, irrepetible e irrenunciable; y lo que ese acto «dice», sólo es verdad cuando hay de por medio un compromiso matrimonial definitivo. ¿Qué es lo que dice ese acto? Dice donación total. Una donación es total cuando incluye:

-todo cuanto se tiene
-de modo exclusivo
-en el estado más perfecto en que puede estar lo que se dona
-para toda la vida

Ahora bien, la donación entre los esposos es total cuando incluye: todo cuanto se tiene (cuerpo, alma, afectividad, presente y futuro); de modo exclusivo (es decir, a una sola persona con exclusión de todas las demás); en estado perfecto (no disminuido o deteriorado, como ocurre cuando las capacidades han sido anuladas previamente por medio de anticonceptivos o esterilizantes); para toda la vida (lo cual es garantizado sólo tras el compromiso público que se da en el consentimiento matrimonial). Estos elementos sólo pueden ser vividos en el matrimonio válidamente celebrado.

En la relación prematrimonial, en cambio:

-no se da cuanto se tiene: porque no ha dado todo quien aún no ha pronunciado públicamente el «sí matrimonial» ante la sociedad: no ha dado su futuro, no ha dado su nombre, no ha dado su compromiso; de hecho el verdadero amor es un acto «oblativo» de don total de sí al otro; en cambio, en la relación sexual prematrimonial (y lo mismo se diga de la extramatrimonial) lo que prima psicológicamente no es la oblatividad sino la búsqueda egoística del placer: el «otro» no es aquél a quien se da sino aquello que se toma para uno;

-no es exclusivo, o al menos no es necesariamente exclusivo: pues la falta del compromiso matrimonial lleva muchas veces a la ruptura del noviazgo (incluso los más serios) y a la instauración de nuevos noviazgos; de este modo las relaciones prematrimoniales se tienen con distintas mujeres o distintos hombres;

-no se da generalmente en el estado más perfecto: «las más de las veces excluyen la prole»[7];

-no es para toda la vida: pues falta rubricarlo por el único acto que hace irretractable el compromiso, el cual es la celebración válida del matrimonio.

De ahí que puedan establecerse las siguientes normas morales para regular la conducta de los novios:

-son lícitas las demostraciones de afecto, aceptadas por las costumbres y usansas, que son signo de cortesía, urbanidad y educación;

-son ilícitas las expresiones púdicas (abrazos, besos, miradas, pensamientos, deseos) con la intención expresa y deliberada de placer venéreo o sexual, aunque no se tenga voluntad de llegar a la relación sexual completa;

-con más razón son ilícitas las expresiones impúdicas y las relaciones sexuales completas.

En resumen: «reservarán para el tiempo del matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal»[8].

3. Consecuencias de las relaciones prematrimoniales

El anterior es el argumento central y definitivo. Sin embargo, el análisis de las consecuencias más comunes de las relaciones prematrimoniales refuerza el juicio negativo que de ellas hemos hecho. Entre éstas pueden señalarse[9]:

a) En el orden biológico:

-Frigidez: la actividad sexual ejercida por jovencitas de 15 a 18 años puede ser causa de frigidez en épocas posteriores; en algunos estudios, el 45% de las mujeres interrogadas se refirieron a la falta de capacidad de reacción sexual como una consecuencia temible de las relaciones previas al matrimonio; está comprobado que muchas mujeres no son frígidas por constitución, sino a causa de inadecuadas experiencias sexuales antes del matrimonio. Esto provoca en algunos casos el fenómeno de las seudo-lesbianas y de las anfibias, es decir, de las mujeres que buscan el encuentro amoroso con otras mujeres, porque se han quedado decepcionadas de los hombres, o bien alternan indiferentemente la compañía íntima de los hombres con la de las mujeres.

-Enfermedades venéreas: «entre los millares de casos venéreos cuidados -afirma Carnot- nunca encontré uno solo que no tuviese por origen directo o indirecto un desorden sexual». Entre éstas las más extensas son la sífilis, la blenorragia y actualmente el Sida.

-Embarazos: aunque la mayoría de los novios recurren a la anticoncepción, ésta -como ya se sabe- no es capaz de evitar los embarazos incidentales.

b) En el orden psicológico:

-Crea temor: como por lo general las relaciones tienen lugar en la clandestinidad, crean un clima de temor: temor a ser descubiertos, temor a ser traicionados después, temor a la fecundación, temor a la infamia social. Además crean otra alteración pasional que es el temperamento celoso: la falta de vínculo legal hace siempre temer el abandono o desencanto del novio o novia y la búsqueda de satisfacción en otra persona; de hecho no hay ningún vínculo que lo pueda impedir; por eso la vida sexual prematrimonial engendra en los novios un clima de sistemática sospecha de infidelidad.

-Da excesiva importancia al sexo, al instinto sexual, al goce sexual. Esto produce un detrimento en la otras dimensiones del amor: la afectiva y la espiritual. Normalmente esto resiente el mismo noviazgo y luego el matrimonio. Asimismo, esta centralización del amor en el sexo frena el proceso de maduración emocional e intelectual. «Una relación sexual precoz, llevada a cabo regularmente… ejerce también su efecto inhibidor sobre el desarrollo intelectual y la evolución consecutiva de la mente…» (Tumlirz).

-Introduce desigualdad entre el varón y la mujer. De hecho nadie puede negar que en la práctica de las relaciones prematrimoniales quien lleva la peor condición es la mujer. Ésta, en efecto: «pierde la virginidad; se siente esclavizada al novio que busca tener relaciones cada vez con mayor frecuencia; no puede decirle que no, porque tiene miedo que él la deje, reprochándole que ella ya no lo quiere; vive con gran angustia de que sus padres se enteren de sus relaciones; participa de las molestias del acto matrimonial, sin tener la seguridad y la tranquilidad del matrimonio»[10]; vive en el temor de quedar embarazada; si queda embarazada es presionada para que aborte por el novio que la deja sola ante los problemas del embarazo, por familiares y amigos e incluso por instituciones internacionales, fundaciones y asociaciones que luchan por la difusión del aborto en el mundo[11].

c) En el orden social:

-Casamientos precipitados. La experiencia lo demuestra hasta el cansancio. Los embarazos inintencionales, la infamia social, lleva muchas veces a precipitar el matrimonio cuando se carece de la debida madurez para enfrentarlo y éste a su vez termina en una ruptura ya irreversible.

-Abortos procurados. La experiencia también nos muestra el número cada vez mayor de abortos y sobre todo la relación entre la mentalidad abortista y la mentalidad anticonceptiva[12]. Ahora bien, nadie puede negar que ésta última es el ambiente más común para quienes practican el sexo prematrimonial; consecuentemente, también el aborto será una de sus más nefastas consecuencias.

-Maternidad ilegítima. Cuando no se efectúa el aborto y no se opta por el casamiento apresurado, se termina arrostrando una maternidad ilegítima. También es una de las preocupaciones más acuciantes de nuestra época el problema de las madres solteras adolescentes. Precisamente es uno de los argumentos que se esgrimen a favor de las leyes de educación sexual que reducen ésta a la gratuita instrucción y reparto de anticonceptivos. En general, según algunas estadísticas, el mayor porcentaje de hijos ilegítimos que no son segados por el aborto corresponde a las jóvenes de 15 a 19 años, luego siguen las que tienen entre 20 y 24 años; la tasa más baja es la de las menores de 15 años.

3. Conclusión: guardar la castidad antes del matrimonio

La castidad perfecta antes del matrimonio es esencial al amor: «Los novios están llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han de ver un descubrimiento del mutuo respeto, un aprendizaje de la fidelidad y de la esperanza de recibirse el uno y el otro de Dios. Reservarán para el tiempo del matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en la castidad»[13]. Entre otros motivos podemos indicar los siguientes:

a) La castidad es el arma que tiene el joven o la joven para ver si es realmente amado por su pareja. Esto por varias razones:

-Porque si realmente uno ama al otro no lo llevaría al pecado sabiendo que lo degrada ante Dios, le hace perder la gracia y lo expone a la condenación eterna.

-Porque es la única forma que tiene un joven o una joven de demostrar verdaderamente que quiere reservarse exclusivamente para quien habrá de ser su cónyuge. En efecto, al no aceptar tener relaciones con su novio/a, con quien más expuesto a tentaciones está, menos probable es que lo haga con otro. En cambio, si lo hacen entre sí sabiendo que esto puede llevarlos a un matrimonio apurado o a cierta infamia social, ¿qué garantiza que no lo haga también con otros u otras con quienes no tiene compromiso alguno? El no consentir en las relaciones prematrimoniales es un signo de fidelidad; lo contrario puede ser indicio de infidelidad.

-Finalmente, porque el hacer respetar la propia castidad es el arma para saberse verdaderamente amado. En efecto, si la novia solicitada por su novio (o al revés) se niega a tener relaciones por motivos de virtud, pueden ocurrir dos cosas: o bien que su novio respete su decisión y comparta su deseo de castidad, lo cual será la mejor garantía de que él respeta ahora su libertad y por tanto, la seguridad de que la seguirá respetando en el matrimonio; o bien que la amenace con dejarla (y que tal vez lo haga), lo cual solucionará de antemano un futuro fracaso matrimonial, porque si el novio amenaza a su novia (o viceversa) porque ella o él deciden ser virtuosos, quiere decir que el noviazgo se ha fundado sobre el placer y no sobre la virtud, y éste es el terreno sobre el que se fundamentan todos los matrimonios que terminan en el fracaso.

b) La castidad es fundamental para la educación del carácter. El joven o la joven que llegan al noviazgo y se encaminan al matrimonio no pueden eludir la obligación de ayudar a su futuro cónyuge a educar su carácter. La maduración psicológica es un trabajo de toda la vida. Consiste en forjar una voluntad capaz de aferrarse al bien a pesar de las grandes dificultades. Así como los padres se preocupan de ayudar a sus hijos a lograr esta maduración, también el novio debe ayudar a su novia (y viceversa) y el esposo a su esposa. El trabajo sobre la castidad es esencial para ello; porque es una de las principales fuentes de tentaciones para el hombre; consecuentemente es uno de los principales terrenos donde se ejercita el dominio de sí[14]. Quien no trabaja en esto no sólo es un impuro sino que puede llegar a ser un hombre o una mujer despersonalizados, sin carácter[15]. Y así como no tiene dominio sobre sí en el terreno de la castidad, tampoco lo tendrá en otros campos de la psicología humana. El que tiene el hábito de responder a las tentaciones contra la pureza cometiendo actos impuros, responderá a las tentaciones contra la paciencia golpeando a su esposa e hijos, responderá a las dificultades de la vida deprimiéndose, responderá a la tentación de codicia robando y faltando a la justicia, y responderá a la tentación contra la esperanza quitándose la vida.

c) La castidad es esencial porque la verdadera felicidad está fundada sobre la virtud. Ahora bien, las virtudes guardan conexión entre sí. No se puede, por tanto, esperar que se vivan las demás virtudes propias del noviazgo y del matrimonio si no se vive la castidad. Si no se vive la castidad, ¿por qué habría de vivirse la fidelidad, la abnegación, el sacrificio, el compañerismo, la esperanza, la confianza, el apoyo, etc.? La castidad no es la más difícil de las virtudes; al menos no siempre es más difícil que la humildad o la paciencia cuando la intimidad matrimonial empieza a mostrar los defectos del cónyuge que no se veían en el idilio del noviazgo. Por eso la guarda de la pureza es garantía de que se está dispuesto a adquirir las demás virtudes.

Por eso podemos concluir: el amor que no sabe esperar no es amor; el amor que no se sacrifica no es amor; el amor que no es virtud no es amor.

Castidad en el noviazgo y….

Castidad en el noviazgo y fidelidad matrimonial(2)

El hombre debe elegir en cada momento no lo más apetecible, sino lo más conveniente para su desarrollo personal.
Castidad en el noviazgo y fidelidad matrimonial(2)
Castidad en el noviazgo y fidelidad matrimonial(2)

Algunos dicen que si un chico y una chica se quieren para vivir matrimonialmente no necesitan ningún papeleo burocrático.

Eso es muy cómodo, pero no es serio.
En la vida todas las cosas serias se formalizan con un documento. Si tú le prestas a un amigo un millón de pesetas, no te basta su palabra, por muy amigo tuyo que sea. Te quedas más tranquilo si te echa una firmita en un papelito. Pues el matrimonio es una cosa muy seria, en la que se pone en juego la educación de unos hijos que necesitan un hogar, y eso no puede estar a merced de una pareja que no quiere comprometerse a vivir juntos, y por lo tanto en cualquier momento difícil, por los que necesariamente pasan todas las parejas, uno de los dos podría dejar al otro plantado y marcharse, a veces, precisamente en una edad en la que será muy difícil encontrar nueva pareja, y la soledad atormentará al otro todo el resto de su vida.

Además, el amor busca estabilidad. La institucionalización del amor en el matrimonio es algo constante a lo largo de la historia.

Aparte de que los hijos tienen derecho a un hogar estable indispensable para su educación.
Pero además, los niños pueden traumatizarse al darse cuenta del rechazo de los demás por su situación anómala. Y si se casan después de tener el hijo, el trauma puede ser de alguno de la pareja hacia ese hijo que le ha obligado a casarse contra su voluntad.

Por eso la Iglesia no está de acuerdo con esas parejas que quieren vivir matrimonialmente, pero sin formalizar el matrimonio 55.Un mismo acto (coito), cambia de valoración moral si cambian las circunstancias (matrimonio) que pueden conceder un derecho que antes no se tenía.Los medios de comunicación nos invitan continuamente al sexo libre. Sin embargo «la sexualidad «desconectada» del amor y de los sentimientos rebaja y envilece a la persona, y conduce a la neurosis» 56.

La base de la felicidad matrimonial está en el amor espiritual entre ambos cónyuges. Éste es perdurable, el que no hastía nunca. Y cuanto más pongas de carnal en tu cariño, menos sitio dejas para lo espiritual.
Unas relaciones en las que hay concesiones a la concupiscencia, se rebajan, pierden elevación y espiritualidad, es decir, pierden fortaleza en su vínculo fundamental. En cambio, cuando el instinto es frenado por la virtud, una aureola de elevación ilumina ese cariño, y un autodominio y mutuo respeto fortalece el vínculo que va a unirlos para toda la vida.

Cuando se da este amor espiritual, el noviazgo es un tiempo de mutua educación: él se hace más puro, deja ciertos amigos, etc., por darle gusto a ella; y ella viste con más decencia, vence más su genio y sus caprichos, etc., por darle gusto a él. Pero cuando el amor del noviazgo está basado sobre la carne y el instinto, ese amor es egoísta, busca sólo su propia satisfacción.
El egoísmo adquirirá en el matrimonio proporciones insospechadas.
«El amor no puede limitarse a una utilidad placentera que busca su propio provecho» 57.

Alegría es la satisfacción por haber alcanzado un deseo. Es saborear algo bueno que esperábamos. La alegría está sobre el placer. El placer está en los sentidos, y la alegría en el alma. La alegría es el camino hacia la felicidad. La alegría es causa de optimismo, satisfacción y regocijo. La alegría enriquece interiormente y hace que la vida merezca la pena de ser vivida.

La felicidad se lleva en el alma. Victor Frankl, fallecido en Viena, a los 92 años, el 2 de Septiembre de 1997, padre de la logoterapia, la «tercera escuela vienesa de psicoterapia», según la cual la motivación psicológica primaria del hombre es la búsqueda del significado de la vida 58, en su obra El hombre en busca de sentido dice:«La felicidad no se puede buscar nunca directamente. Sólo puede venir como consecuencia de haber entregado lo mejor de nosotros mismos por una causa noble».

Dice el Dr. Rodríguez Delgado, que no es lo mismo placer que felicidad. El placer está en los sentidos. La felicidad en el alma. El amor tiene dos vertientes, el cariño, que es amor del alma, y el deseo que es amor del cuerpo. El cariño está hecho de ternura, admiración, respeto, etc. El deseo trata de poseer el cuerpo del otro, culminando en la unión sexual.
La diferencia entre amor y deseo está en que el amor se siente atraído por las virtudes de la persona, y el deseo por la belleza corporal 59.

«El amor es más espiritual, va más dirigido a la belleza del alma. »Va surgiendo poco a poco con el trato de la persona querida. »El deseo brota más explosivamente.
»Va dirigido al atractivo corporal. »Es más violento, busca expresarse en abrazos y besos frenéticos, que son maneras de tratar de poseer el cuerpo del otro. »Son conatos de la unión sexual. »El deseo nace del cuerpo. Se siente en el cuerpo, se dirige al cuerpo del otro.» El amor es menos explosivo y violento. Es más profundo, más satisfactorio. Más reconfortante. Está hecho de ternura, admiración, respeto e identificación con la persona querida 60.

«Hoy se habla mucho de sexo y poco de amor» 61.

A veces se dan solteros, ya mayorcetes, que han encontrado una pareja con quien hacer vida sexual, y no quieren atarse con el matrimonio. Son unos egoístas que buscan sólo su propia satisfacción, incapaces de amar a nadie, y por lo tanto incapaces de hacer feliz a nadie. Sólo se quieren a sí mismos, y a la larga es inaguantable convivir con ellos.

Quienes de solteros quisieron siempre satisfacer sus caprichos, llegan al matrimonio con un alma ferozmente egoísta y un cuerpo ávido de placeres. Como es natural el matrimonio no puede darles todo lo que ellos quieren, y su falta de sentido cristiano les hace infelices incluso en esta vida. El resultado de esto son los fracasos matrimoniales que vemos por todas partes.

Muchos se quejan de su matrimonio cuando ya no hay remedio, porque un vínculo indisoluble los ata para toda la vida. Pero pocos caen en la cuenta de que su fracaso matrimonial se debe a que tomaron el noviazgo como una diversión, y contrajeron el matrimonio a la ligera, con frivolidad y sensualidad.

Muchos fracasos matrimoniales, muchos matrimonios desgraciados se deben a haber tenido un falso concepto del amor. El cine, las novelas, las canciones de la radio y los seriales están llenos de ideas paganas sobre el amor. Quien bebe en esas fuentes, es natural que sienta los efectos del veneno. El matrimonio es una cosa muy seria, y como todas las cosas serias, requiere su preparación adecuada.La frivolidad, la ligereza, la pasión y el jugar al amor han matado el verdadero amor.

Los chicos y las chicas se gustan por el atractivo físico, por el instinto sexual, por la satisfacción que el otro les produce a sí mismos. Y esto es egoísmo, no es amor. Y el egoísmo es caprichoso, voluble, pasajero. Estos amores apasionados y egoístas no pueden dar una felicidad estable.

Pronto se cansan y ansían cambiar de objeto.

Los objetos no se aman. Se utilizan para uno, y luego se tiran o se arrumban. Una chica que no se hace respetar se rebaja a ser un juguete. Y los juguetes duran más o menos, pero terminan arrumbados y olvidados.
Me escribía una chica:

«Padre, es un asco. Todos los chicos vienen a lo mismo. Si no te dejas, no les interesas». El dejarse instrumentalizar por temor al abandono es un disparate, pues quien instrumentaliza no ama, y quien no ama terminará abandonando. Para algunos chicos, las chicas son como esos objetos que llevan una etiqueta que dice: «Tírese después de usarla».El amor es otra cosa. El amor es dar. Es enriquecer, dignificar, ennoblecer a la persona amada. Nunca gozarla para sí mismo. Eso es egoísmo 62.Y el egoísmo es la muerte del amor, mientras que el sacrificio es la verdadera prueba del amor. Cuando los novios se han templado en el sacrificio por el bien del otro, el matrimonio será una delicia. Pero si lo que han hecho de novios es fomentar su egoísmo, es lógico que su matrimonio sea un fracaso.

Ya dijo Aristóteles que «amar es buscar el bien de la persona amada» 63.
Santo Tomás de Aquino dijo: «Amar es desear el bien de alguien» 64.
Y Sócrates que «el amor es darse» 65.Jean Guitton aprendió de niño estos versos que expresan la misma idea:

«Por tu felicidad, daría la mía.Aunque nunca tuvieras que saberlo.Con tal de oír alguna vez en la distancia
la risa de la dicha, nacida de mi sacrificio» 66.

«El amor,al contrario que el dinero,cuanto más se da, más se tiene;cuanto más generoso, es más grande y más hermoso.

Amor,
no es buscar ser comprendido, sino comprender;
no es buscar ser perdonado, sino perdonar;
no es buscar ser alegrado, sino alegrar;
no es buscar ser amado, sino amar.

Amar,es saber sacrificarse, hasta estrujarse el corazón
por la felicidad de la persona amada.

Si no quieres sufrir, no ames;pero, si no amas, ¿para qué quieres vivir?» 67.El ser humano es persona, no es cosa. El amor integra el respeto a la persona, o no es amor, aunque haya manifestaciones eróticas; pues el amor no consiste en la excitación de los sentidos. El auténtico amor no se dirige sólo al cuerpo, sino a toda la persona 68.
«El amor es un don en sí mismo y no es posible entregarse a medias. El amor es total, o ya no es amor» 69.

«El amor conyugal es un amor de totalidad. Siendo un amor total, tiene que ser un amor definitivo. Un amor total que tiene reservas en el tiempo, no puede ser un amor total… La totalidad del amor es indivisible… Por su propia esencia es fiel y exclusivo. Un amor total no puede ser compartido con varias personas» 70.
En el sentido más general, puede describirse el carácter activo del amor afirmando que amar es fundamentalmente dar, no recibir…
Dar es más satisfactorio, más dichoso, que recibir; amar, es más importante que ser amado. Al amar, se siente la potencia de producir amor -antes que la dependencia de recibir siendo amado-.
El amor infantil sigue el principio: «amo porque me aman». El amor maduro obedece al principio: «me aman porque amo». El amor inmaduro dice: «te amo porque te necesito» 71.

La concupiscencia dice: «Te amo porque eres un bien para mí». El auténtico amor dice: «Te amo porque deseo lo que es un bien para ti». El «amor recíproco» no es el hartazgo de la concupiscencia de cada uno, que es una coincidencia de egoísmos. «La reciprocidad verdadera no puede nacer de dos egoísmos sino que ha de suponer necesariamente el altruismo de cada uno».
«Amar es darse y darse significa limitar su libertad en provecho de otro. La limitación de la libertad podría ser en sí misma algo negativo y desagradable, pero el amor hace que por el contrario, sea positiva, alegre y creadora. La libertad está hecha para el amor… El hombre desea el amor más que la libertad: la libertad es un medio, el amor es un fin» 72.
El único amor perdurable, el que da una felicidad creciente al paso del tiempo, el único amor que da la máxima felicidad posible en este mundo, es el amor que por encima de la satisfacción propia busca el bien de la persona amada, aunque para ello tenga que renunciar a sus propias apetencias.

Amor que se busca a sí mismo, fracasa irremediablemente. El amor eleva, la pasión envilece. El amor que busca el bien de la persona amada, llegará a encontrar la verdadera dicha. La experiencia de la vida confirma la verdad de todo esto. Por eso vale tan poco enamorarse del cuerpo, que es amor sexual. Y en cambio, hay tantas garantías de éxito en el amor del alma, que es espiritual.

Si lo que buscas, en lo que llamas amor, es saciar tu sed, no amas, desengáñate. Si lo que buscas es servir, ennoblecer, perfeccionar a la persona amada, felicítate: has encontrado el camino del verdadero amor.
Y cuanto más haya de esto, más feliz te hará ese amor.
Considera despacio estas ideas:
-Si te extasías ante su belleza…, es sólo no es amor: es admiración.
-Si sientes palpitar tu corazón en su presencia…, eso sólo no es amor: es sensibilidad.
– Si ansías una caricia, un beso, un abrazo, poseer de alguna manera su cuerpo…,eso sólo no es amor: es sensualidad.
-Pero si lo que deseas es su bien, aun a costa de tu sacrificio…, enhorabuena: has encontrado el verdadero amor 73.
No es lo mismo amar a una persona para hacerla feliz a ella, que amarla para que ella, con su amor, nos haga felices a nosotros. Esto segundo es egoísmo. Con todo hay que tener en cuenta que uno puede sacrificarse no sólo por amor, sino también por deseo. Se pueden hacer grandes sacrificios para obtener cosas: un automóvil, una prenda de vestir, etc.; y las cosas no se aman. Sólo se desean. Y cuando se consiguen se cambian por otra cosa mejor, más buena o más moderna 74.

«Bajo el nombre de amor circula una mercancía que es su negación y caricatura. Lo grave es que se está vilipendiando el amor verdadero por parte de todos esos falsarios de la sexualidad humana. Lo grave es que a fuerza de presentar una imagen deformada de la sexualidad, se compromete su valor como ser humano» 75. El sexo normal ya no atrae; se está echando mano a extravagancias y perversiones. Están en venta el sadismo y el masoquismo, y, junto a ellos, la homosexualidad masculina y femenina, y todo lo demás.

Se presentan nuevas formas de cohabitación del hombre y de la mujer, como el sexo en grupo, el cambio de parejas, etc. Pero también de estas novedades se irá cansando el consumidor. El ambiente hedonista que nos invade se ríe del amor desinteresado. Sólo le interesa buscar gratificaciones placenteras. No tiene más horizonte que saciar los instintos. No admite otro valor que lo agradable. Éste es el círculo angosto, asfixiante, del erotismo. Aunque, por fortuna, son muchos los ejemplos de un amor generoso, libre de la tiranía del egoísmo y del reduccionismo envilecedor 76.«Erotismo es la separación de la sexualidad del amor conyugal con el fin de procurar gratificaciones placenteras» 77.
«La mera explicación de cómo se obtienen sensaciones placenteras ya constituye , de hecho, una incitación al mero erotismo. No forma para el amor, deforma. Lanza por una vía contraria al verdadero amor» 78. La caricia erótica acaricia el cuerpo, la caricia amorosa acaricia el alma.

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La sexualidad en el noviazgo

¿Hasta dónde?

La sexualidad en el noviazgo
La sexualidad en el noviazgo

En nuestros días se subraya el significado de la sexualidad como «lenguaje», como medio de expresión amorosa en la mutua donación física.

Está claro que el afecto, el amor, necesita expresarse, ser dicho. Y no sólo con palabras, sino también con gestos, acciones simbólicas, miradas, etc. pero también es evidente que hay diversos tipos y grados de amor, y que las expresiones usadas requieren ser adecuadas a cada tipo y grado. No es lo mismo el amor de una madre por el hijo, que el de dos hermanos, o el de dos amigos, o el de unos novios, o el de los esposos. Todos esos afectos piden ser expresados, pero de modo diverso. Entendemos enseguida que sería aberrante expresar sexualmente el amor filial o el cariño profundo de dos hermanos. Igualmente hay que comprender que el afecto existente entre dos amigos, o ya novios, no tiene las mismas características que el amor esponsal, y que por lo tanto no se pueden usar las mismas expresiones de amor en ambos casos.

La donación sexual plena es un lenguaje maravilloso que dice donación total, incondicional. Una donación mutua que, además está intrínsecamente ordenada a la posibilidad de engendrar nuevas vidas, fruto del amor. Todo eso «dice» la relación sexual. Algunos quieren negar o disminuir la importancia de ese significado procreativo del acto sexual, pero me parece que no se puede negar algo que se presenta con evidencia, apenas se reflexiona un poco sobre la estructura misma, la dirección intrínseca de ese acto.

Por eso mismo, querer experimentar esa relación sexual fuera de ámbito de donación total, expresamente ratificada, que supone el matrimonio, es mentir gravemente, es «decir» con el lenguaje de la donación sexual algo que no se quiere ni se piensa. Por eso la relación sexual antes o fuera del matrimonio suele ser expresión de egoísmo más que de amor; y por lo tanto un corrosivo contra el verdadero amor. Es un engaño justificarlo todo con el «ella lo quería». También existe el «egoísmo en pareja». No basta tampoco decir «es que nos queremos». El amor que une a dos amigos o a dos novios no es el de dos esposos, no ha cuajado aún definitivamente en la entrega total y definitiva, abierta a la donación de la vida a futuros hijos que sólo el matrimonio realiza. Antes de él se está todavía en un estado transitorio, de prueba, de internidad. A este estado deben corresponder manifestaciones de afecto adecuadas para expresar la mutua donación, pero una donación que no es aún totalizante, definitiva. Puede parecer que los propias gestos nacen sólo del amor, pero frecuentemente se mezcla éste con la pasión, y, si no se tiene cuidado, con un naciente egoísmo que puede terminar por destruir el amor que poco a poco se había ido forjando, acabando para siempre con las legítimas ilusiones que habían ido floreciendo en el corazón de ambos desde el día en que comenzaron a enamorarse.

Algunos, pensando en las manifestaciones de afecto adecuadas al período de noviazgo, suelen preguntar: «¿Hasta dónde se puede?». Ese modo de hablar denota ya un malentendido. La cuestión no está en saber hasta dónde se puede actuar sin caer en pecado. El amor no es así. Lo importante es tratar de basar todas las relaciones mutuas en esa donación profunda, sobre todo espiritual, del propio yo al ser amado. Se requiere luego un poco de atención y de sinceridad para autoanalizarse y ver si los propios gestos afectivos son expresiones de verdadero amor o más bien búsqueda pasional del placer, aunque esté mezclada con sentimientos de afecto. Si en sus relaciones sienten que se enciende y crece la excitación sexual, pueden sospechar que la intención no es del todo limpia.

Esto es importante, porque poco a poco se puede ir cayendo en el error de «usar» al otro, y por lo tanto, «abusar» de él para satisfacer los propios deseos de placer. No hay mejor manera para destruir el amor. Muchos de los fracasos en los noviazgos, y después en el matrimonio, derivan de ahí.

Ámame y no me uses

El amor y el placer son dos cosas diferentes, el amor es querer a alguien y el placer es hacer algo para sentirte bien

No me digáis que estas frases del Quijote no nos vienen como anillo al dedo. Leedlas, pero sin pensar en Fulanito ni en Menganita.

«Sucedió, pues, que, como el amor en los mozos, por la mayor parte no lo es, sino apetito, el cual, como tiene por último fin el deleite, en llegando a alcanzarle se acaba, y ha de volver atrás aquello que parecía amor, porque no puede pasar adelante del término que le puso naturaleza, el cual término no le puso a lo que es verdadero amor».

Cervantes, recordémoslo bien, no era ciego y el hombre es el mismo en cualquier época. En otras palabras: eso de golfear ya se estilaba desde el Siglo de Oro y desde siglos atrás. Lo que el Manco de Lepanto nos enseña en su castellano antiguo y perfecto es algo obvio.

¿Has captado ya la moraleja? A mí me parece que una cosa es el amor y otra muy diferente, el placer. Y que nuestro trato, especialmente con el sexo opuesto, debe orientarse con la brújula del amor.

He reflexionado sobre el tabú del sexo. Eso que nos suscita tanto pudor y de lo que solemos hablar entre amigos. Pienso en mi matrimonio y en el de tantos otros. Si esos actos matrimoniales que traen la vida se realizan únicamente por el placer que se experimenta, se acuchilla el amor. Desde ese momento habremos dejado de ser personas para convertirnos en cosas, robots teledirigidos por nuestros apetitos.

El placer, el deleite, el apetito son muy subjetivos. El amor los incluye, no los desprecia, pero va más allá. Atraviesa el portón del propio yo y se da a los demás. No puede estancarse.

La puerta del amor se abre hacia afuera, siempre hacia los demás, y se llama felicidad. En cambio, la del placer se cierra con el candado del egoísmo. El amor dura. El placer se acaba. El placer no es más que un efecto, un producto secundario. Una especie de barniz que acompaña las acciones de los hombres y se diluye como la nieve en verano.

El placer sigue, no se persigue. El placer acompaña al amor, pero no es el amor. El placer no es un señor, sino parte del séquito. O si quieres, en lenguaje más taurino: el amor es el diestro y el placer, uno de la cuadrilla.

El placer es una paloma que remonta el vuelo al sentirse apresada. Sólo planea verdaderamente en los vientos del amor.

Recuérdalo siempre: cuando se persigue denodadamente el placer por el placer, desaparace porque le falta su fundamento: el amor.

Peor que morirse

Tragedia eterna


Peor que morirse

Muchas personas te dirán que lo peor que te puede pasar en esta vida es enfermarte o morirte, pero nosotros podemos darnos cuenta que no es así. Lo peor que nos puede pasar es que pequemos, pues perder la posibilidad de ir al cielo, sería tragedia eterna. Como hemos visto: esta vida es la oportunidad para llegar al cielo y el pecado precisamente nos aleja de Dios y del cielo. La enfermedad obviamente nos cuesta mucho, sí, pero no tanto como perder nuestro destino eterno. Cristo, cuando hizo las curaciones hizo referencia al perdón del pecado, por ejemplo con el paralítico, «Cristo le dijo: ´tus pecados están perdonados´» y luego le curo de su enfermedad, haciendo ver que lo peor del mal en el mundo es el pecado. La enfermedad es algo difícil, sí, pero que se acaba, ya sea con la salud o con la muerte. El pecado es algo terrible que debemos desarraigar de nuestra vida.

Muchos de nosotros también pensamos que al que es bueno no debería pasarle nada malo. Jesucristo, la inocencia misma, el más justo y santo que haya vivido en esta tierra, sufrió por nosotros. Su sufrimiento fue salvación nuestra. Las enfermedades nos pueden llevar a la salvación.

Ese es el secreto que tiene nuestra religión: Cristo con su sufrimiento inocente, nos enseñó que el dolor, ofrecido por la salvación de las almas tiene un sentido y un valor maravilloso. De ahí viene la palabra «sacrificio», del verbo sacrum-facere, que significa «hacer sagrado». El sufrimiento sin ofrecerlo es solamente dolor, en cambio, ofreciéndolo tiene un valor de salvación. Convertir el sufrimiento en sacrificio para alcanzar nuestra salvación y la de los demás. Unir nuestro sufrimiento al de Cristo para que tenga un valor infinito. Hacernos partícipes de los sufrimientos de Cristo para la salvación del mundo.

Valoración sacramental del matrimonio

Jamás de los jamases, el Cristo Nupcial deja de responder a nuestros pedidos. Es una fija que todo matrimonio tiene

Valoración sacramental del matrimonio
Valoración sacramental del matrimonio

Desde siempre se ha hecho una valoración sacramental de la familia.
Todos sabíamos, al menos los que nos habíamos casado por la iglesia, de la existencia del sacramento en nuestra unión matrimonial.

Lo que no estaba tan claro, o no se le daba una profundidad conyugal, el como funcionaba la eficacia del sacramento. Sabíamos que lo teníamos, nadie nos explicaba el como usarlo.
Éramos muchos que tomábamos el sacramento como algo mágico, como una vacuna que nos protegía. Pesaba mucho el creer en Dios y no concebíamos que Dios no estuviera presente en el momento de casarnos.
Era algo que teníamos, que recibíamos, pero nadie nos enseñó a usarlo.

Hasta que un día el P. Pedro Richards, fundador del Movimiento Familiar Cristiano empezó a hablarnos del Cristo Nupcial.
En la vida sacerdotal está el Cristo Sacerdote, en la vida matrimonial está el Cristo Nupcial. Al altar fuimos dos y del altar regresamos tres.
Este tercero, el Cristo insertado en medio de los dos, no es ni más ni menos que el tan conocido sacramento, que desde que el mundo es mundo, los bautizados, varones y mujeres, se han ido dando libremente delante de Dios y de la comunidad.

Al personalizar el sacramento en la figura del Cristo Nupcial fue fácil entender que este Cristo propio estaba para que le rezáramos, para que lo usáramos, pues fue creado para ello: para que los esposos le recen, para que los esposos le pidan la iluminación para seguir creciendo en el amor mutuo.

Y como fue creado para ello, jamás de los jamases, el Cristo Nupcial deja de responder a nuestros pedidos. Es una fija que todo matrimonio tiene.

Hay un texto bíblico que nos relata que los apóstoles están en una barca en medio de la tormenta y Pedro no sabiendo más que hacer para enfrentar la tormenta que amenaza hundir la barca, se da cuenta que allí, en aquella barca, está Jesús durmiendo y decide despertarlo para que le dé una mano del como enfrentar la situación.
Jesús no sólo calmó la tormenta sino que llevó a buen puerto la embarcación.

Así sucede, o puede estar sucediendo en nuestro matrimonio.
¿Cómo está nuestro Cristo Nupcial?
Si no sabemos que lo tenemos, ¿como vamos a usarlo? Y al no usarlo seguro que debe estar dormido. Será cuestión de despertarlo.
Y si lo hago, seguro que llevará a buen puerto vuestro matrimonio.
Fue creado para esto. No lo olvides.

Y antes que empiece a sonar el teléfono pidiendo estampitas del Cristo Nupcial, digamos que no existen en ninguna santería. No las busquen en ningún lugar que vendan estampitas. No las hay, no existen.
Bueno…….no hay estampitas, pero si existe el rostro del Cristo Nupcial.
Debéis buscarlo en vuestro álbum de fotos del día de vuestro casamiento. El Cristo Nupcial tiene el rostro del esposo y de la esposa.
Miren si es propio que hasta tiene vuestra cara ¡cómo para no rezarle!.

Santa Margarita de Cortona

Laica Franciscana, Febrero 22

La mujer escandalosa que llegó a ser de muy buen ejemplo.

Martirologio Romano: En Cortona, de la Toscana, santa Margarita, que profundamente conmovida por la muerte de su amante, borró los pecados de su juventud con una penitencia saludable, pues recibida en la Tercera Orden de San Francisco, se entregó a la contemplación de Dios y fue favorecida por especiales carismas (1297).

Etimológicamente: Margarita = Aquella de belleza poco común, es de origen latino.

Margarita nació en Italia en 1247. Hija de una familia de agricultores, los primeros años los pasa alegremente junto a su madre que es muy piadosa y que le enseña a ofrecer por la salvación y por la conversión de los pecadores todo lo que hace y lo que reza.

Pero a los 7 años queda huérfana de madre, y entonces su padre se casa con una mujer dominante y agresiva que se dedica a hacerle la vida imposible a la joven Margarita, la cual empieza a volverse triste y desconfiada y a buscar fuera del hogar las alegrías que en su casa no logra hallar.

A los 17 años ya es una joven muy hermosa pero no puede encontrar cariño en su hogar. Es entonces cuando se deja engañar por un terrateniente, un rico agricultor que prometiéndole que se casará con ella, logra obtener que se fuera de su casa y se vaya con él. Ella al principio opone resistencia porque sabe que lo que le ofrece es la deshonra y una vida de pecado, pero los regalos espléndidos y las promesas mentirosas de aquel engañador la logran convencer, y una noche sale huyendo y se va con él.

Viajan aquella noche por un río en una balsa. Chocan y la balsa se hunde. Ella corre gravísimo peligro de ahogarse, pero su prometido logra salvarla nadando ágilmente. La joven considera esto como una llamada de Dios, pero en aquella hora pueden más las promesas del pecado que los avisos de Dios, y sigue con aquel hombre.

Son ocho años de pecado, de lujos, de fiestas y placeres, pero su alma no es feliz. Desea fuertemente volver a los tiempos antiguos cuando aunque no tenía lujos ni fiestas, ni honores, sin embargo tenía el alma limpia de pecado y tranquila su conciencia. Tiene un hijo (que más tarde será franciscano) pero en su alma se libra cada día una violenta batalla entre su deseo de vivir en gracia y amistad con Dios y los deseos pasionales de su naturaleza humana. La gente la ve atravesar plazas y calles, elegantísima, en lujosas cabalgaduras, pero no imaginan que su alma agoniza de angustia.

Para calmar un poco los remordimientos de su conciencia se dedica a repartir limosnas entre los pobres. A una viejita agradecida que le dice: «Gracias señora, Ud. si es buena persona». Le responde: ¡Por favor: no diga eso, que yo sólo soy una miserable pecadora!

A ratos se retira a las soledades del bosque a llorar. Y allí exclama: «Oh Dios: que bueno es poder hablarte, aunque el alma se siente tan débil y pecadora. Te repito las palabras del hijo pródigo: He pecado contra el cielo y contra Ti».

Le ruega a su compañero que contraigan matrimonio porque su alma no puede vivir tranquila en esa vida de ilegitimidad, pero él le responde que prefiere vivir en unión libre todavía por muchos años. Entonces ella ruega a Dios que le proporcione alguna solución. Y no se cansa de pedirle, con lágrimas, penitencias y mucha fe.

Una mañana su compañero se va al campo a visitar sus fincas. Por el camino unos sicarios guerilleros lo atacan, y lo matan a puñaladas, y esconden su cadáver entre unas matas, el hombre no vuelve esa tarde a casa, pero su fiel perro llega al día siguiente dando aullidos muy lastimeros y tira insistentemente de la falda de Margarita como diciéndole: «Por favor, sígame». Ella lo sigue llena de afán y de temor de que algo grave le haya sucedido a su compañero. En el bosque, junto a un gran árbol hay un montón de ramas y hasta allí la lleva el perro fiel. Margarita mueve ramas y encuentra el cadáver de su amante, destrozado con horrorosas heridas y empezando a descomponerse.

Margarita siente en aquel momento como un relámpago la llamada del cielo a volver a vivir en gracia y en amistad con Dios. Estalla en llanto por la tristeza de ver muerto a aquel hombre y por los terribles remordimientos que atormentan su propia conciencia. Pero recuerda que el Padre Celestial tiene siempre abiertos sus brazos bondadosos para recibir a todos los hijos pródigos que quieren volver a su divina amistad, y que Jesucristo nunca rechaza a las Magdalenas que quieran arrepentirse y cambiar de comportamiento, y con todas las energías de su alma se propone darle un vuelco total a su vida. Bien sabe que mientras vivamos en esta tierra nunca es tarde para convertirse y lograr salvarse.

Margarita no es mujer de medias tintas. Cuando se decide por algo lo hace con todas sus fuerzas. Así que lo primero que hace al volver del funeral de su amante es devolverles a los familiares de él todas las fincas que el hombre tenía. Vende luego las joyas y los lujos, y el dinero obtenido lo reparte a los pobres y ella se dispone a seguir viviendo en total pobreza.

Se va con su hijito a casa de su padre, pero la madrastra no permite que sea recibida allí, pues la considera una mujer escandalosa, y no cree en su arrepentimiento. Entonces sentada bajo un árbol se pone a llorar y a pensar. Los enemigos de la salvación le dicen: «Eres hermosa, tienes apenas 25 años, lánzate a la vida, que amadores no te van a faltar». Pero mientras reza siente que el Espíritu Santo le inspira esta idea: ¿Por qué no ir a la ciudad de Cortona donde están los Padres Franciscanos que son tan amigos de los pobres, y pedirles que me ayuden? Y hacia esa ciudad dirige sus pasos.

Al llegar a Cortona, en la entrada de la ciudad se encuentra con dos buenas señoras que se conmueven al verla en tan impresionante estado de pobreza y se ofrecen a ayudarla. La llevan a su casa; se encargan de la educación del niño y ellas mismas van donde los Padres Franciscanos a recomendarla.

Una gran bendición para Margarita fue encontrar entre los Padres Franciscanos dos santos y sabios sacerdotes que le supieron dar una excelente dirección espiritual. Por tres años largos tiene todavía que luchar esta joven contra las terribles tentaciones de su carne, pero estos prudentes directores la ayudan muchísimo animándola cuando está decaída y deprimida y guiándola con prudencia cuando ella se quiere dejar llevar por desmedidos entusiasmos. Deseaba hacer excesivas penitencias, porque decía que co nlas pasiones de su cuerpo nunca podía hacer las paces y que tenía que dominar a la fuerza ese cuerpo que tanto le había hecho ofender a Dios. Pero los Padres Franciscanos la moderaban y le insistían en que para la sociedad puede ser más útil un burro vivo que un cadáver.

Margarita fue al pueblo y a los campos donde había dado malos ejemplos viviendo en concubinato, y fue a vestida de penitencia y pidiendo perdón a los vecinos por todos los escándalos que les había dado con su vida pecaminosa de otros tiempos.

Luego por inspiración de Dios dejó de pensar tanto en sus antiguos pecados, y se dedicó más bien a pensar en el amor que Dios nos ha tenido, y esto la hizo crecer mucho en santidad. Entonces empezó a tener éxtasis (se llaman éxtasis a ciertos estados de contemplación y de meditación profunda cuyo resultado es la suspensión temporal de la actividad normal de los sentidos y cierta unión mística con Dios, acompañada de visiones sobrenaturales).

Sus directores, los dos Padres Franciscanos, fueron escribiendo todos los datos que lograron saber y redactaron la vida de la santa y muchas de sus visiones.

Fue admitida como Terciaria Franciscana, o sea como religiosa seglar, que viviendo en el mundo, se dedica a llevar una vida de mucha oración y de intenso apostolado.

Con la ayuda de otras jóvenes terciarais franciscanas, y pidiendo limosnas y ayudas de todas partes, Margarita funda un hospital en Cortona y allí se dedica con sus compañeras a atender gratuitamente a muchos enfermos.

Nuestro Señor empieza a hablarle en visiones, y así esta santa llega a ser una de las precursoras de la devoción al Sagrado Corazón. Recordemos algunos de los mensajes que Jesús le dio:

«Quiero que tu conversión sea un ejemplo para muchos pecadores, para que se sientan animados también a dejar la vida de pecado que han llevado, y a emprender desde ahora en adelante una vida llena de buenas obras. Deseo que todos los pecadores de todos los siglos recuerden que estoy dispuesto a recibirlos con los brazos abiertos como el padre recibió al hijo pródigo».

Cuando le asaltan las angustias al pensar si Jesucristo le habrá perdonado todas sus maldades, oye la voz de Nuestro Señor que le dice: «Porque he muerto en la cruz por salvarte, por eso te perdono todas tus culpas, sin dejar ninguna que no quede perdonada».

Otro día le dice Nuestro Señor: «Glorifícame, y Yo te glorificaré. Ámame, ámame y Yo te amaré. Dedícate a buscar lo que más te convenga para tu salvación».

En sus últimos años Margarita recibió de Dios el don de obrar milagros. Y se dedica a continuas penitencias. Ayuna; duerme sobre el duro suelo; pasa horas y horas rezando. Atiende con exquisito cuidado a toda clase de enfermos, especialmente a los más repugnantes. Ayuda a las mujeres pobres que van a tener hijos y que no tienen quién las atienda. Y sobre todo soporta con gran paciencia la increíble cantidad de cuentos y calumnias que las gentes malas le inventan contra su buena fama. Hasta los Padres Franciscanos dejan de atenderla porque las malas lenguas dicen que es una mujer indigna. Se retira a pasar sus últimos días en un rancho miserable y abandonado, para hacer penitencia de sus pecados.

Muere el 22 de febrero de 1297, a los 50 años. La mitad de la vida la pasó en pecado y la otra mitad haciendo penitencia y obras buenas. Lo último que dijo al morir fue: «Dios mío: yo te amo». El Papa Benedicto XIII, al declararla santa en 1728, dijo que Margarita es la mujer que más parecido tiene con María Magdalena.

Santa Margarita, la convertida: pídele a Dios, que nosotros también logremos convertirnos.

Nuestro sacrificio más agradable para Dios será el arrepentirnos y convertirnos de nuestros pecados.

Causa de canonización en el Opus Dei

Se abre la causa de canonización de un matrimonio del Opus Dei

domingo, 22 de febrero de 2009
OpusDei.es


El Cardenal Arzobispo de Madrid presidió anoche la sesión de apertura de la causa de canonización del matrimonio formado por los siervos de Dios Paquita Domínguez Susín y Tomás Alvira Alvira.

Ante los ocho hijos vivos del matrimonio, monseñor Rouco Varela destacó «la necesidad de que el evangelio de la familia sea proclamado y testificado» y se refirió al matrimonio Alvira como «un ejemplo de este testimonio en el siglo XX».

El cardenal Rouco recordó que Juan Pablo II, ante el nuevo milenio, marcó como uno de los objetivos el estudio de la santidad de los matrimonios cristianos y dijo que «es muy necesario el testimonio cristiano desde la familia».

Tomás Alvira y Paquita Dominguez se incorporaron al Opus Dei en 1947 y 1952, respectivamente, y desarrollaron su vida profesional en Aragón y Madrid. Alvira fue catedrático de Ciencias Naturales e investigador del CSIC. Su esposa fue maestra nacional.

Fieles al espíritu del Opus Dei, transmitieron a sus hijos y a otras muchas personas un ejemplo de vida cristiana, e hicieron de su casa «un hogar luminoso y alegre», con palabras de San Josemaría Escrivá.

El postulador de la Causa, José Carlos Martín de la Hoz, señaló que «la Iglesia nos pide ahora que demostremos que sus vidas en la Prelatura del Opus Dei, durante tantos años, fueron verdaderamente heroicas». Anoche quedó constituido el tribunal que reunirá las pruebas necesarias para «determinar si pueden ser considerados como ejemplo de vida y como intercesores para todos los cristianos», dijo el postulador.

Hasta el momento se han realizado dos beatificaciones de matrimonios: la de Luis y María Beltrame Quattrocchi (2001) y la de los padres de Santa Teresita del Niño Jesús, Louis Martin y Zélie Guérin, en 2008. Actualmente, y debido al impulso de Juan Pablo II, son varios los procesos de canonización de matrimonios que se están instruyendo en diversas diócesis, como los de Manuel Casesnoves y Adela Soldevila, en Valencia; Fernando Crespo y María de Miguel, en León, y el matrimonio Balmori, en México.

Con el acto celebrado anoche continúa la fase instructoria diocesana que comenzó el 14 de febrero de 2008 cuando el cardenal de Madrid concedió el Decreto de fama de santidad y favores de los siervos de Dios. En su momento, este proceso instruido en la Archidiócesis de Madrid llegará a la Congregación para las Causas de los Santos de Roma y la Santa Sede decidirá si está suficientemente probada la santidad de estos siervos de Dios.

Enlaces relacionados:

Un matrimonio español en proceso de beatificación

Más información sobre el matrimonio Alvira Domínguez.
(Artículo publicado en El Norte, Monterrey, N.L., 13/VII/08)

Canononización del P. Damian

P. Damian de Veuster y Rafael Arnáiz

«Apóstol de los leprosos» y joven monje español serán canonizados el 11 de octubre

VATICANO, 21 Feb. 09 / 10:10 am (ACI)

La Santa Sede anunció hoy, tras el Consistorio en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, las fechas de canonización del P. Damián de Veuster, sacerdote belga conocido como el «Apóstol de los leprosos«, el joven monje español Rafael Arnáiz Barón. Ambos serán elevados a los altares el domingo 11 de octubre de 2009.

El P. Jozef Damian de Veuster, sacerdote belga de la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y de María y de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento del Altar, consagró su vida a los leprosos de la Isla de Molokai, en donde él mismo falleció a causa de esta enfermedad.

Rafael Arnáiz Barón, religioso español de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia, falleció a los 27 años, víctima de un coma diabético. Es considerado uno de los grandes místicos del siglo XX.

Además de estos dos beatos, se anunció también que ese mismo domingo 11 de octubre se canonizará a estos beatos:

Zygmunt Szczesny Felinski, Arzobispo polaco, fundador de la Congregación de las Religiosas Franciscanas de la Familia de María.

Francisco Coll y Guitart, sacerdote español de la Orden de los Frailes Predicadores (Dominicos), fundador de la Congregación de las Dominicas de la Anunciación de la Bienaventurada Virgen María; y

Marie de la Croix (Jeanne) Jugan, francesa, fundadora de la Congregación de las Hermanitas de los Pobres.

De otro lado, el domingo 26 de abril de 2009 se canonizará a estos 5 beatos:

Arcangelo Tadini, sacerdote italiano, fundador de la Congregación de las Obreras de la Santa Casa de Nazaret.

Bernardo Tolomei, abad italiano, fundador de la Congregación de Santa María del Monte Oliveto de la Orden de San Benito.

Nuno de Santa María Àlvares Pereira, religioso portugués de la Orden de los Carmelitas.

Gertrude (Caterina) Comensoli, italiana, fundadora del Instituto de las Religiosas del Santísimo Sacramento.

Caterina Volpicelli, italiana, fundadora de la Congregación de las Siervas del Sagrado Corazón.