Ariel Sharon, un año ‘vegetativo’

Los doctores del ex primer ministro israelí recuerdan casos de ‘despertares’ inesperados

Los hijos de Sharon confian en que se produzca un milagro que saque a su padre de la oscuridad en que permanece
Los hijos de Sharon confían en que se produzca un milagro que saque a su padre de la oscuridad en que permanece

El ex primer ministro israelí Ariel Sharon lleva ya un año en ‘estado vegetativo‘ y conectado a una máquina de respiración artificial. A pesar de las opiniones contrarias a mantenerle vivo en estas condiciones, su médico, Ezequiel Ken, se niega por motivos morales a poner fin a la vida del enfermo y recuerda que existen casos de ‘despertares’ inesperados.

Desde que el 4 de enero de 2006 Sharon entrara en coma debido a una hemorragia cerebral masiva, el ex dirigente israelí permanece postrado en una cama del Departamento de Rehabilitación Respiratoria del hospital Tel Hashomer, cerca del Tel Aviv.

Sharon recibe la atención de tres enfermeras que se turnan para seguir la evolución de su especial paciente. «Ha adelgazado mucho y siempre lo tenemos afeitado y limpio. Sus ojos se encuentran cerrados, aunque a veces parpadea y mueve involuntariamente los dedos y pies. Nosotras apuntamos cada movimiento que realiza por pequeño que sea», dice una de sus enfermeras.

A la espera del milagro

Aunque doctores familiares y amigos asumen que Sharon no tiene prácticamente ninguna posibilidad de recuperación, sus dos hijos, Omri y Guilad, en ningún momento se han planteado poner fin a la pesadilla por la que atraviesan y mantienen la esperanza de que se produzca un milagro.

Ambos prefieren confiar en los consejos del doctor Ken, que se mantiene firme en su posición y recuerda un caso similar en el que se produjo un ‘despertar’ inesperado.

«Hace años operamos a una turista suramericana que padeció un derrame cerebral. La operación fue muy similar a la de Sharon. Como él, se recuperó, pero al cabo de dos semanas tuvo otro derrame y se convirtió en un vegetal«, explica el especialista.

«Estuvo dos años así, bajo respiración artificial, sin esperanzas de despertarse. Hablábamos con ella en inglés, hebreo y ruso, sin obtener respuesta. Un día, vino una enfermera de Sudamérica y habló con ella en español. La paciente empezó poco a poco a reaccionar hasta despertarse«, concluye el doctor Ken.

El despertar de un bombero

Donald Herbert, el bombero que resucitó diez años después de sufrir un coma
Donald Herbert, el bombero que resucitó diez años después de sufrir un coma

Otro caso similar, que viene a constatar que la eutanasia no es la mejor solución para estos casos, ocurrió en Estados Unidos hace ahora casi dos años.

Donald Herbert, un bombero que entró en coma en 1995, tras quedar sepultado por un alud de escombros cuando intentaba sofocar un incendio en Búfalo, ‘despertó‘ espontáneamente el 30 de abril de 2005, o sea 10 años después.

«Quiero hablar con mi esposa«, fueron sus primeras palabras. Ante el estupor de las enfermeras a su cargo, el ex bombero añadió: «¿Cuánto tiempo he estado lejos?».

Aunque los especialistas quedaron desconcertados por la súbita reacción del paciente, le sometieron a múltiples pruebas y acabaron reconociendo y certificando su milagrosa recuperación.

Protegido por la ley

En cualquier caso, aunque los hijos de Sharon autorizaran su desconexión a las máquinas que le mantienen con vida, su deseo no podría llevarse a cabo.

Una propuesta de ley presentada paradójicamente por el propio Sharon pocos días antes de ser hospitalizado, producto de seis años de trabajos, fue aprobada. La ley autoriza ciertos casos de eutanasia, entre los que no están incluidas situaciones como la que vive ahora el ex primer ministro israelí.

«eutanasia» en el caso de Eluana

La Iglesia califica de «eutanasia» el caso de Eluana

Será privada de la alimentación y el agua que le permite sobrevivir

La muerte de Eluana puede durar dos semanas
La muerte de Eluana puede durar dos semanas

El caso de la italiana Eluana vuelve a despertar el debate acerca de la moralidad de este tipo de actos. Hay que señalar en primer lugar que se trata de una chica que lleva 17 años en coma y que ha sido trasladada a una clínica para que se la desconecte del sistema de alimentación artificial que la mantiene viva y le permite respirar.

El Vaticano no ha tardado en pronunciarse a este respecto, a pesar de ir en contra de la decisión adoptada el pasado mes de noviembre por el Tribunal Supremo italiano y que validaba su desconexión.

El presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, Cardenal Javier Lozano Barragán, ha señalado que «es inconcebible pensar en matar a una persona de esta manera» puesto que se trata de un «antihumanismo» y de un «verdadero homicidio».

«Abominable asesinato»

«Interrumpir la alimentación y la hidratación equivaldría a un abominable asesinato, y la Iglesia lo gritará siempre en voz alta», ha añadido.

A su vez, el arzobispo Rino Fisichella, presidente de la Academia Pontificia de la Vida, advirtió que «el tremendo final de Eluana pesará como una losa sobre la conciencia de quienes han querido su muerte a toda costa«. Estas palabras no vienen sino a confirmar la postura de la Iglesia en este tema que fue recordada por el Papa Benedicto XVI cuando indicó que «la eutanasia es una falsa solución al drama del sufrimiento».

El secretario general de la Conferencia Episcopal italiana, Mariano Crociata, habló igualmente de «eutanasia» y afirmó lo contradictorio de «quitarle el alimento y el agua y al mismo tiempo tener que recurrir a terapias y medicinas contra el dolor».

El marido de Schiavo ganó la batalla judicial para acabar con su vida
El marido de Schiavo ganó la batalla judicial para acabar con su vida

De todos modos, salvo milagro de última hora, Eluana morirá tras un proceso que puede durar unas dos semanas. Este final sería similar al de la norteamericana Terri Schiavo, quien permaneció durante 14 días en agonía y sin alimentos tras 15 años de mínima consciencia.

En aquella ocasión, fue su marido el que ganó la batalla a los padres de Schiavo. Tanto el Vaticano como el presidente de Estados Unidos, George Bush, se opusieron en todo momento a este final. Hasta la izquierda demócrata, con el líder afromericano Jesé Jackson a la cabeza, rechazaron la sentencia.

Herbert despertó de 10 años en estado semivegetativo
Herbert despertó de 10 años en estado semivegetativo

Estas decisiones contra la vida se enfrentan de lleno a otros casos dignos de significación. Uno de ellos es el del bombero estadounidense, Donald Herbert. Después de permanecer durante 10 años en estado semivegetativo, recuperaba la forma espontánea de comunicarse diciendo: «quiero hablar con mi esposa». Y así consiguió estar durante 16 horas.

Mientras tanto, otro estadounidense a quien le habían diagnosticado «muerte cerebral», Zack Dunlap, recobró el conocimiento justo cuando le iban a extraer los órganos, agarrando el brazo de la enfermera.

Sharon lleva tres años en coma
Sharon lleva tres años en coma

En este contexto, es importante traer a colación al ex primer ministro israelí, Ariel Sharon. Hasta la fecha, lleva ya algo más de 3 años en estado vegetativo. Su médico, Ezequiel Ken, recuerda «despertares inesperados» y argumenta motivos morales para no acabar con su vida. Los dos hijos del dirigente, Omri y Guilad, aún confían en el milagro de que un día su padre despierte.

Frost contra Nixon

El Desafío: Frost contra Nixon

Juan Orellana 06/02/2009

En el verano de 1977, tres años después de su dimisión, el ex-presidente Richard Nixon accedió a conceder una única entrevista y contestar a preguntas acerca de su mandato y del escándalo Watergate, que acabó con su presidencia. El entrevistador fue un frívolo presentador televisivo británico, David Frost. Ambos tenían objetivos contrarios: Frost debía arrancar a Nixon una confesión de culpabilidad, y Nixon debía lavar su imagen pública. Sólo uno podía ganar, y el otro necesariamente debía perder. 45 millones de telespectadores serían los testigos.

El director Ron Howard partía de un interesante material periodístico, pero en apariencia muy poco cinematográfico. Y sin embargo consigue un film lleno de suspense y no carente de emoción. Los preparativos de aquellas entrevistas y su desarrollo estaban recogidos en la obra teatral de Peter Morgan, sobre la que el mismo autor ha escrito el guión. La misma exquisitez que mostró Morgan al escribir el guión de The Queen la emplea para acercarse a la controvertida figura de Nixon.

Frank Langella y Martin Sheen interpretan convincentemente a Nixon y Frost, y consiguen dejar aparcados los aspectos meramente políticos e ideológicos para desvelarnos dos seres humanos por lo que el público no puede dejar de sentir cierta simpatía. Esta película es toda una lección de periodismo que no debería dejar de ver ningún aspirante a esa profesión. La película cuenta con cinco nominaciones a los Oscar, incluida la de mejor película y mejor director.

¿Enfermedad de transmisión sexual?

Entrevista al médico Giancarlo Cesana

¿El caso Eluana confirma que la vida es una enfermedad de transmisión sexual?

Luigi Amicone11/02/2009

«Hay quien dice que la vida es una enfermedad de transmisión sexual, mortal al cien por cien. ¿Es esto lo que se ha querido afirmar con Eluana Englaro?». Para Giancarlo Cesana, médico, «negar la caridad es negar la libertad de amar».

Nos encontramos con un caso de eutanasia un poco bestial, sin ni siquiera una ley de testamento biológico, vamos un paso por delante de Zapatero, ¿qué te parece?

Soy cristiano, para mí la vida es sagrada, un don de Dios, un bien del que no puedo disponer como yo quiera. Después hay dos aspectos que me parecen fundamentales. Primero: el padre que ha querido poner fin a la vida de esta chica no se da cuenta de que no está solo. Porque las hermanas siempre han atendido a su hija y decían que estaban dispuestas a seguir haciéndolo. Por tanto, el padre, conscientemente o no, con su actitud ha negado la vida a su hija y la caridad a quienes la cuidaban. Y negar la caridad es negar la libertad. Ésta es la característica tremenda de esta sociedad, negar la libertad de amar. Porque yo podría entender a uno que tiene que tiene que atender a su hija del modo en que había que atender a Eluana. Puedo entenderlo, no justificarlo. Pero que uno niegue el bien que otro puede hacer me parece inhumano.

Segundo aspecto. Los defensores de la eutanasia son generalmente también los defensores de la duda, los llamados «laicos», mientras que los católicos, siempre según esta versión de laicidad, somos los que queremos imponer nuestra fe y nuestra certeza a los demás. Este caso pone de manifiesto precisamente lo contrario. De hecho, por una parte se niega cualquier posibilidad de duda y se afirma con fe firme lo que sería mejor para Eluana. Por otra parte, la duda y por tanto el sentido del límite frente al misterio. De hecho, los defensores de la eutanasia niegan cualquier posibilidad de duda sobre lo que la joven pudiera entender, sentir, sufrir. Y que habría podido entender, sentir y sufrir mientras la mataban al quitarle la sonda que la mantenía alimentada e hidratada. No se ha difundido mucho que para matarla tuvieron que sedarla. Lo que evidencia dudas sobre el tratamiento. Y sin embargo se siguió adelante.

Adelante hacia la muerte.

Si bajo el impulso de la «caridad» y de la piedad cristiana no hubieran nacido lugares de acogida para enfermos (también para esos enfermos que, como los leprosos y apestados que eran sencillamente expulsados de la comunidad y a los que se dejaba morir al margen de la sociedad), si no se hubieran fundado esos hospitales, la medicina no se habría desarrollado del modo que conocemos. Es un hecho que el desarrollo de la medicina nació de la caridad y de la piedad, de la solidaridad humana, y no de un modo científico. Y de una solidaridad que hacía ver el sufrimiento humano como participación en el sufrimiento de Cristo. Cristo que redime todo el sufrimiento humano con su resurrección (porque, como escribe San Pablo, si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe, humanamente no podríamos tener esperanza frente al sufrimiento; como ha dicho Benedicto XVI, el cristianismo sería «absurdo»), quitándole así a la muerte la última palabra. Es esta conciencia la que ha generado un desarrollo positivo de la atención a los enfermos. Si falta, no sé cómo se puede sostener la esperanza de los hombres. Shakespeare decía que la vida es una larga agonía. Más recientemente, he vuelto a oír la cita que define la vida como una enfermedad de transmisión sexual, mortal al cien por cien. ¿Es ésta nuestra concepción de la vida? ¿Es esto lo que se ha querido afirmar matando a Eluana Englaro? Y después de vivir en esta situación durante 17 años, ¿era posible no esperar que el Parlamento aprobase una ley? ¿Es posible que Eluana tenga que pasar a la historia como la única italiana que ha muerto así, de hambre y de sed, de un modo que ninguna ley prevé, ni siquiera la más extremista que se discuta sobre el testamento biológico o derecho a la eutanasia? ¿Es posible que ninguno de los ilustres constitucionalistas de los que han aconsejado al presidente de la República italiana que rechazara el decreto salvavidas de Berlusconi ponga en duda que lo que quizá sea inconstitucional no sea tanto el decreto sino la sentencia de muerte? Prevalece la ley sobre el amor, esto sí que es grave.

Máxima justicia, máxima injusticia. En Italia ya estamos acostumbrados a estas cosas, ¿no?

Hay que distinguir entre la relación ley-medicina y el llamado «justicialismo» que efectivamente nos invade en líneas generales desde hace ya una década. Sobre el primer aspecto de la cuestión, es verdad, las relaciones entre la medicina y la ley son cada vez más intensas. Por dos razones. La primera es que, desde el punto de vista de cómo evolucionan las costumbres de vida, la biomedicina es el factor más relevante. Pensemos en los efectos legislativos de las técnicas de fecundación asistida. Por ejemplo, hasta ayer estaba claro que «mater certa semper». Ahora lo que dice el dicho latino y la realidad subyacente, natural, normal, la que se daba por descontado hasta hace unos años, es algo que ya no está tan claro. Porque gracias a la biomedicina, hoy un niño puede tener no una sino varias madres. Puede tener la madre genética, la madre que le lleva en su vientre y la madre que le alimenta. Hemos entrado en otro mundo. Aquí viene la segunda razón que hace cada vez más estrecha la relación entre la medicina y el derecho: todo este desarrollo científico hace emerger una necesidad que se vislumbra. Porque no todo se puede hacer, existe la necesidad de regular la medicina, establecer límites sobre lo que está permitido, lo que es obligatorio y  lo que está prohibido. Para responder al segundo aspecto de la cuestión, el «judicialismo», el problema de la ley es que se administre bien y que el ejercicio del poder judicial no prevalezca sobre las personas y sobre otros poderes. De hecho, en Italia cuesta mucho conseguir este equilibrio. Me parece muy provocador, ya desde hace 20 años, el adjetivo que don Giussani, fundador de Comunión y Liberación, en una entrevista en el Corriere della Sera, usó para describir Italia: un país «intoxicado». De esta intoxicación todavía no hemos salido.

¿Por qué?

Porque en el 68 se atacó gravemente a la tradición del país, católica, porque Italia es un país católico, sin que surgiera ninguna alternativa. Al contrario. La alternativa revolucionaria que también en Italia se intentó construir a partir de la posguerra y en el 68 cayó con el Muro de Berlín. Y ha dejado en herencia un justicialismo tan difundido como impotente, que ha llevado la misma ineficacia a la administración pública. Me ha impresionado cómo ha hablado de nosotros el ex embajador americano Ronald Spogli, al abandonar Italia, como una «potencia en declive». Y parece que ninguno de los presentes haya reaccionado…

Giuliano Ferrara, director del periódico Il Foglio, se presentó en las pasadas elecciones con una lista pro-vida, tuviste divergencias estratégicas con él…

Ferrara es una de las personas que más estimo. Pero cuando se lanza en política y pierde, no me gusta. Nosotros hemos pasado por esto hace 30 años, con el divorcio primero y luego con el aborto. Y no es que fuéramos mejores o peores. Al contrario. Entonces (pienso en el referéndum sobre el divorcio) no era una lista. Eran la Democracia Cristiana, Amintore Fanfani, la Iglesia, las parroquias y todos esperábamos un triunfo con millones y  millones de votos. Luego vino el aborgo, algo gravísimo, y todos convencidos de que sobre la vida la gente votaría bien, con conciencia. Y nada, perdimos todas las batallas llamadas éticas. El referéndum sobre la ley 40 la ganamos por la abstención, no por la convicción popular. La verdad no se cuenta por votos, se afirma y basta.

¿Y entonces qué haces?, ¿te retiras del espacio público?

Nada de eso. Pero intento no andar a golpes contra un muro cuando lo veo delante.

www.tempi.it

No hay personas prescindibles

miércoles, 11 de febrero de 2009
César Nombela1


César Nombela, catedrático de Microbiología en la Universidad Complutense de Madrid, valora en Páginas Digital el caso de Eluana Englaro, fallecida ayer en Italia después de tres días sin alimentación ni hidratación.

¿Cree que podemos aprender algo de cómo se ha producido la muerte de Eluana Englaro?

Son muchas las lecciones, sobre todo que los partidarios de la eutanasia seguirán tratando de abrir camino a sus propuestas a partir de las situaciones límite. No es común el que una persona pueda permanecer en coma tantos años, pero si abdicamos del principio de que la dignidad de cada persona persiste, aunque cesen algunas de sus funciones, se seguirá dando paso a la idea de que hay seres humanos prescindibles por carecer de valor como tales.

¿Es un caso claro de eutanasia?

Se trata de un caso flagrante de eutanasia, en el que ni siquiera concurre la condición en la que más insisten los defensores de esta práctica, es decir, la voluntad o deseo de la persona. Es el padre quien decide que la hija debe morir, aun habiendo personas dispuestas a su cuidado. De hecho, cada vez está más claro que no existe voluntad ni consentimiento personal en muchos de los casos en que se aplica la eutanasia.

La circunstancia de que existieran vías legales para detener este proceso, que podían materializarse en poco tiempo, hace particularmente inquietante el que no se haya esperado para confirmar su viabilidad, como si se tratara de hacer todo irreversible cuanto antes, a pesar de las dudas. No queda en buen lugar la deontología de quienes han colaborado sin objetar en función de principios y valores médicos.

El portavoz de la Santa Sede ha asegurado: «Ahora que Eluana está en la paz, esperamos que su caso, después de tantas discusiones, sea motivo para todos de una reflexión serena y de búsqueda responsable de los mejores caminos para acompañar a las personas más débiles, con amor y cuidadosa atención, con el debido respeto del derecho a la vida». ¿Qué le parecen estos comentarios?

Están en la línea de una visión cristiana de la vida que puede ser también compartida desde posiciones humanistas. La desvalorización del débil, del dependiente o gravemente disminuido conduce a una pérdida de autoestima que a todos nos afectaría en algún momento.

La evolución cultural propia de nuestra especie, o la ley inscrita en nuestra propia naturaleza, en la que muchos creemos, eleva a la especie humana por encima de una existencia puramente biológica. La máxima expresión es considerar que todos nuestros semejantes tienen dignidad y derechos, sea cual sea su condición y su situación. El progreso de la humanidad consiste en atreverse a proclamar y practicar ese principio.

A veces da la sensación de que la vida dependiente es menos vida.

Así sucede cuando nos lanzamos por el despeñadero de aceptar la eutanasia sobre bases engañosas. La pretensión de evitar sufrimientos a algunos puede esconder la búsqueda de una vida más cómoda para los demás.

Las que cuidaron de Eluana

jueves, 12 de febrero de 2009
Ignacio Aréchaga


Aceprensa

Antes de que Eluana Englaro se convirtiera en un caso de encarnizamiento mediático y de choque político, antes de que fuera una bandera de unos o de otros sobre el fin de la vida, hubo personas que sin hacer declaraciones la cuidaron durante 14 años.

Y ahora que se acusa a la Iglesia católica en Italia de querer «imponer» sus convicciones sobre el derecho a morir, no está de más recordar que durante todos estos años ha estado al cuidado de unas religiosas, las Hermanas de la Misericordia, en la clínica Beato Luigi Talamoni, en Lecco.

Por eso, entre la barahúnda de pronunciamientos de estos días, me ha parecido especialmente valioso el testimonio de sor Albina Corti, directora de la clínica donde vivió, antes de ser llevada a la clínica de Udine donde la dejaron morir. Sor Albina no habla de ideas ni de derechos, sino de una persona. «Eluana no es un caso, es una persona viva», declaraba a la agencia ANSA el día después de que su padre se la llevase.

«Nos hemos quedado muy doloridas», confesaba, al no poder atender ya a Eluana, a la que consideraban «de nuestra familia». «No necesitaba nada, solo nuestro amor». Solo con la alimentación, la hidratación y los cuidados de las religiosas se ha mantenido en vida durante esos 14 años.

Unos piensan que eso no es vida. Pero, como quien la ha visto de cerca tantos años, sor Albina Corti quería transmitir a los médicos de la clínica de Udine su impresión: «Quisiera decirles que la acaricien, que observen su respiración, que escuchen los latidos de su corazón, son tres elementos que les llevarán a amarla». No tuvieron tiempo.

Las relaciones de las religiosas con el padre de Eluana han sido siempre de «respeto y cortesía» recíprocos. Pero el desenlace les ha dejado un mal sabor de boca. Varias veces las hermanas de la Misericordia le habían dicho: «si considera que su hija está muerta, déjenosla a nosotras».

Ellas se ocuparon de Eluana con la dedicación que se presta a alguien de la familia. «En Navidad la llevamos a la capilla para la Misa», recuerda sor Albina, sin pensar que pueden acusarla de «imponer» sus creencias. «La he saludado con un beso y le he dicho: no tengas miedo de lo que te sucederá. Estamos a tu lado. Y sobre todo está cerca de ti un Padre, que te acogerá en sus brazos y un día nos reencontraremos para compartir la alegría de estar juntas».

Su padre de la tierra tenía otra idea sobre lo que era mejor para su hija, y hay que comprender también su dolor y su dura carga de 17 años con una hija en estado vegetativo. Casos tan extremos y prolongados como éste nunca son fáciles ni nítidos.

Pero lo que hace avanzar la civilización es el cuidado y el afecto que dispensan a los enfermos más débiles personas como las Hermanas de la Misericordia. Quizá porque les impulsa la misericordia, no solo los derechos.

Las instituciones sanitarias de la Iglesia católica proporcionan a muchos de estos pacientes el apoyo necesario para que vivan con dignidad y ánimo su enfermedad. Los «liquidadores», que llegan al final para utilizar el caso como bandera del «derecho a la muerte digna», serían más creíbles si hicieran algo positivo por estos enfermos en vida.

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El problema no es la teoría de la evolución

Experto jesuita precisa

El problema no es la teoría de la evolución, sino el evolucionismo como ideología

ROMA, 12 Feb. 09 / 02:45 am (ACI)

El P. Marc Leclerc, Profesor de Filosofía de la Naturaleza de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, explicó en un artículo aparecido en L’Osservatore Romano que no existe, en concreto, un problema con la teoría de la evolución de Darwin: el problema está en la ideología creada a partir de la teoría.

En el artículo titulado «El problema no es la teoría sino la ideología», el experto jesuita precisa que en el pasado y con más fuerza en la actualidad «muchos, ya sea partidarios o adversarios de Darwin, han confundido su teoría científica de la evolución -que debe discutirse a nivel científico entre personas competentes- con su propia reducción a un sistema ideológico, a una visión del mundo que forzosamente recae en todos los hombres».

El P. Leclerc resalta luego que «como escribía justamente el entonces Cardenal Ratzinger, la polémica no ha nacido de la teoría de la evolución en cuanto tal, sino de la erección de algunos de sus elementos en filosofía universal, en ‘clave de interpretación de la entera realidad’«.

El autor de «El Origen de las Especies», prosigue el sacerdote, «aplicaba su teoría de la selección natural a cómo emergió nuestra especie, pero no al funcionamiento de las actuales sociedades humanas, subrayando en vez de ello como un carácter benéfico para la especie la adquisición de facultades morales y religiosas que llevan al hombre a proteger al más débil, al contrario de las absurdas pretensiones del darwinismo social».

«Evolución y creación no presentan entre ellas la más mínima oposición, sino que se revelan del todo complementarias«, precisa.

Para el P. Leclerc, será de particular importancia «la reflexión sobre el puesto del hombre en la evolución y en la creación. El hombre, como ser viviente, puede encontrar su propio lugar en la evolución de la especie, que, en una lectura post factum, ha preparado desde hace mucho su venida. Pero el hombre no puede reducirse, sin contradicciones, al puro producto de la evolución de la especie: en otras palabras, el hombre no es reducible a la propia animalidad«.

Entonces, prosigue el experto jesuita, «una buena crítica filosófica muestra que el hombre puede justificar los primeros principios de su conocimiento. El ser humano dispone de una capacidad de reflexión, de autoconciencia, de libertad que trascienden necesariamente la pura animalidad y que no pueden ser el simple producto de la evolución«.

Finalmente, señala el sacerdote, «como afirma con justicia la teología católica, toda persona humana es objeto de un acto creador singular de parte de Dios, que también se inserta naturalmente en la especie del homo sapiens, y aparece al final como el culmen de un inmenso proceso evolutivo del que ya se comienzan a descubrir algunos de los secretos».