Fallece Ann Ball, escritora católica

Fallece Ann Ball, prolífica autora católica de vidas de santos

WASHINGTON D.C., 11 Jun. 08 / 03:18 am (ACI).- Ann Ball, una prolífica escritora católica que se dedicó a difundir la vida de los santos, falleció el domingo de madrugada a causa de un ataque al corazón, según informó su familia a través de un correo electrónico.

En una breve autobiografía en Catholic Authors, Ball quien fue también madre de dos hijos y abuela de ocho nietos, escribió que la curiosidad sobre los santos la llevaron a la vida católica y a iniciar su carrera como escritora; en donde conoció más de su beato favorito, el sacerdote jesuita P. Miguel Pro, uno de los mártires mexicanos.

Ella comentaba también que su hijo Sam le decía a la gente: «mi mamá es la única persona que conozco que después de escribir un libro de cocina en un año escribe otro al siguiente que se llama El Libro Católico de los Muertos».

«Siempre he escrito cosas. Recuerdo levantarme en medio de la noche cuando era una niña y escribir un poema o un cuento. Cuando mi madre murió, encontramos algunos ejemplos de mis trabajos más antiguos entre sus papeles. Eran bastante feos», añade.

Sobre Ball, el Presidente de la publicación católica Our Sunday Visitor, Greg Erlandson, dijo que «tenía un gran corazón, era una tejana que hablaba directamente y que le daba a muchos católicos en Estados Unidos una ventana sobre las ricas costumbres y tradiciones el catolicismo hispano. Su conocimiento de tales tradiciones era superado solo por su amor a ellas»

«Ann Ball fue un tesoro Escondido de nuestra Iglesia. Fue un honor publicarla y la extrañaremos profundamente», dijo Erlandson a catholicnewsagency.com.

Trabajo y oración para salir de la drogadicción

La Comunidad del Cenáculo rescata a cientos de jóvenes de las drogas

La Comunidad del Cenáculo, fundada por una monja italiana en 1983 rescata a cientos de jóvenes de las drogas. Hoy cuenta con 46 casas de rehabilitación de toxicómanos en 13 países. Trabajo, oración y amistad verdadera es lo que consigue sacar a estos jóvenes de la desesperación, la tristeza y la dependencia. La espiritualidad de la comunidad es profundamente eucarística y mariana. Se alternan en la jornada momentos de oración (rosario, adoración eucarística, liturgia de las horas) con momentos de trabajo y de ocio.

(L. Moreno/M. Velasco/La Razón)- MEDJUGORJE- Aunque la «Casa Madre» de la Comunidad se encuentra sobre la colina de Saluzzo, una ciudad en la provincia de Cúneo (Piemonte), en el noroeste de Italia, aquí, en Medjugorje, cerca de la colina de las supuestas apariciones de la Virgen, cuentan con una de las casas más numerosas, en la que conviven 80 jóvenes adictos a la droga. El alma de la comunidad es Sor Elvira Pettrozi, una religiosa italiana que, sin ninguna formación en psiquiatría o en psicología, fundó en 1983 la primera casa de acogida y ha conseguido liberar a cientos de jóvenes drogadictos de su adicción. Trabajo, oración y amistad verdadera es lo que consigue sacar a estos jóvenes de la desesperación, la tristeza y la dependencia. Un horario muy estricto, trabajo y oración: ése es el secreto de sor Elvira.

Uno de estos jóvenes es Iván, que llegó a la comunidad huyendo de la Policía: «Fuera de aquí yo era un esclavo. Tenía mucho dinero y, cuando empezó la guerra, como me daban dinero en casa, me sentía superior a los demás. No estaba a acostumbrado a esforzarme, me hacía muchas preguntas y busqué las respuestas en lugares equivocados, hasta que la heroína fue la respuesta a todo», recuerda.

«No sabía vivir»

«Llegué drogado. Pero nadie me preguntó nada, ni qué drogas había tomado, ni si había matado a alguien, ni de qué religión era. Nadie me juzgó. Sin embargo, todos me abrazaron», recuerda conmovido. «Cuando llevaba aquí tres meses, me mandaron como trabajo ordeñar dos vacas, a las cuatro y media de la mañana. La primera noche no dormí. Si me quedaba dormido no habría leche para el desayuno, ¡y 80 ex-drogadictos me matarían! Al darme ese trabajo, entendí que confiaban en mí y entonces empecé a mejorar», prosigue Iván. «Cuando entré me pusieron un `ángel´ (cuidador), que era pesadísimo. Me decía `por favor´ y `gracias´. Yo no estaba acostumbrado a eso y me ponía enfermo. Dormía en la litera encima de la mía, y hasta venía al cuarto de baño y llamaba a la puerta si tardaba para ver si estaba bien. Comprendí que el problema no era la droga: era que yo no sabía vivir. Aquí he aprendido a vivir. ¡Cristo es el Maestro que te enseña a vivir! El Señor nos ha dado otra oportunidad, ¡…a nosotros!», recalca Iván.

Mirsa, otro joven toxicómano reincidente, llegó a la comunidad cuando apenas tenía 16 años. «Empecé a drogarme muy joven. Mi vida era unos amigos que en realidad eran mis peores enemigos; una novia a la que nunca amé; la heroína y la música. Cuando llegué, yo ya había probado de todo; me había desintoxicado incluso durante dos meses, pero siempre volvía. Aquí me aceptaron como era. Desde que he entrado en la comunidad no he vuelto a pensar en drogarme», asegura Mirsa. «No tenemos chicas, ni tabaco, ni drogas, pero yo he vuelto a la vida. Estaba muerto, pero me han rescatado», asegura.

La fuerza de la oración

La comunidad del Cenáculo propone a los jóvenes que acoge un estilo de vida simple, familiar y disciplinado, basado en el redescubrimiento de la oración y del trabajo («ora et labora»). Una vida de amistad verdadera, sacrificio y fe en Jesús. La espiritualidad de la comunidad es profundamente eucarística y mariana. Se alternan en la jornada momentos de oración (rosario, adoración eucarística, liturgia de las horas) con momentos de trabajo y de ocio. Todo ello compartiendo la vida delante de la Palabra de Dios y de los hermanos. Sor Elvira está convencida de que la vida cristiana, en su simplicidad y plenitud, es la respuesta a toda inquietud del corazón y que el encuentro con Dios hace renacer el hombre a toda esperanza.

La comunidad del cenáculo: un camino de renovación

En julio de 1983 nacía la Comunidad del Cenáculo a través de una mujer consagrada, Sor Elvira Petrozzi, «como respuesta de la ternura de Dios Padre al grito de desesperación de muchos jóvenes cansados, desilusionados, desesperados, adictos a las drogas y personas en general, que buscaban la alegría y el sentido verdadero de la vida», según sus propias palabras. Actualmente, colaboran con la Comunidad voluntarios, consagrados y familias que viven y operan a tiempo completo y en total gratuidad al servicio de esta obra. Además, muchos amigos -familias, laicos y sacerdotes-, primero en Italia y luego en otras naciones colaboran, cada uno según sus posibilidades y profesiones, en la obra de la Comunidad, compartiendo la espiritualidad, el servicio y la misión, desde su ambiente familiar, laboral o eclesial. También numerosos jóvenes que terminaron el camino de recuperación y desintoxicación pidieron quedarse en el Cenáculo «en la búsqueda de la voluntad de Dios, donando generosamente su vida en distintas realidades y en las misiones». Para más información sobre la actividad de la Comunidad del Cenáculo se puede visitar la página web: www.comunitacenacolo.it

Publicado el 11 Junio 2008 – 6:26am

«Ven, sé mi luz», el libro sobre Teresa de Calcuta

El libro sobre Teresa de Calcuta escrito por el postulador de su canonización

«Ven, sé mi luz», camino de convertirse en un best-seller en España

No hay en la Tierra nadie que sepa más de la beata madre Teresa de Calcuta. Seguramente ni ella misma,de estar viva, podría contarnos tanto de su vida como el padre Brian Kolodiejchuk, misionero de la Caridad y postulador de su proceso de beatificación y canonización. En la actualidad, ha salido a la luz pública por la publicación de un libro sobre la ‘noche oscura’ de Teresa de Calcuta, algo que, al contrario de lo que se ha interpretado en muchos medios,»es un signo de su enorme fe». El libro ya es un éxito de ventas en nuestro país

Padre Brian(Jesús García/Alba) Muy pocas cosas nuevas se podían decir ya de la beata madre Teresa de Calcuta, diez años después de su muerte. Su obra es conocida en todo el mundo, su imagen se ha convertido en uno de los pocos iconos sociales y espirituales respetados por todos y el color azul que ciñe los blancos saris de sus hijas Misioneras de la Caridad pone cuando menos firme de respeto a cualquiera que se cruce con ellos. De descubrirse algo nuevo que revelase secretos o intimidades de una de las más grandes santas de todos los tiempos, una de dos, o debía ser una persona muy cercana, con la que la propia madre se confesase, o alguien que hubiese estudiado su vida y obra como si le fuese la salvación en ello. Esa persona existe. Se trata de un sacerdote canadiense de ascendencia ucraniana, que ingresó en la familia fundada por la madre Teresa a los 21 años, uno de los tres hombres de confianza de la propia madre Teresa encargados de fundar la casa de las Misioneras de la Caridad en el neoyorquino barrio del Bronx: el padre Brian Kolodiejchuk, postulador de la causa de beatificación más rápida de la Historia, la de la madre Teresa, y postulador de su causa de canonización. Si hay algo relativo a la madre Teresa de lo que el padre Brian no se ha enterado en los últimos diez años, es porque o lo protege el secreto de confesión o es mentira.

El que pasaba por allí

El padre Brian y su equipo entregaron a la Congregación para la Causa de los Santos treinta y cinco mil folios de información como resultado de sus investigaciones. Posiblemente, la mayor información fidedigna recopilada sobre nadie en toda la Historia. «La cosa comenzó sin yo haberlo buscado», confiesa el padre Kolodiejchuk. «Estaba en Roma cuando ella murió y el arzobispo de Calcuta pidió enseguida la excepción a la regla de esperar cinco años después de la muerte de una persona para abrir su proceso de beatificación. No respondieron inmediatamente, pero le dijeron que se podía empezar a recopilar datos. En ese momento, el arzobispo de Calcuta hizo una comisión preparatoria que formábamos dos hermanas y yo y aunque nunca había hecho nada parecido, seguí reuniendo información para que cuando llegase el permiso para abrir la causa, quien se tuviese que ocupar de ello tuviese un poco avanzado el trabajo. Pero ese mismo curso llegó el permiso para iniciar el proceso y toda la orden decidió pedirme que fuese el postulador. Lo cierto es que demostrar la santidad de una persona como la madre Teresa de Calcuta parece un trabajo sencillo, «y así lo fue en el sentido de que era enseñar una estampa suya para pedir información y la gente te abría todas las puertas. Pero tenía otra parte menos agradecida: «Todo el mundo quería que el proceso acabase ya, era una causa muy importante para la Iglesia». A partir de ahí el padre Kolodiejchuk empieza a conocer desde una perspectiva desconocida la vida interior de su fundadora. «Yo la conocí personalmente, coincidí con ella en Roma, Calcuta y Nueva York, y si tengo que definir su faceta digamos pública, pienso que si alguien hubiese entrado en el convento sin haber visto nunca una fotografía suya, nunca la hubiesen señalado como la madre Teresa. Hubiese pasado inadvertida entre las hermanas. Pero después ves que hay algo especial en cómo vivía la presencia de Jesús al hacer cosas como santiguarse o la genuflexión. No eran gestos automáticos, ella hacía oración en esos gestos. La gente se piensa que los santos están en las nubes, pero la madre tenía los pies muy en la tierra. Sin embargo, tenía capacidad de hacer extraordinario lo ordinario».

Al inicio de su trabajo, lo que más le llama la atención de la madre Teresa es su propio interior. «Es interesante ver cómo de una persona tan conocida se conoce tan poco. Todos sabemos mucho de su obra, de sus casas, de sus voluntarios, pero se sabe muy poco de ella, de qué pensaba, de cómo rezaba, de qué sentía, de si estaba alegre o triste, de su infancia, de su pasado en Skopje… Nunca habló de nada de eso, porque ella decía que si hablaba de ella, la gente pondría más atención en ella y menos en Jesús«. Para el padre Kolodiejchuk, estudiar la vida y obra de la madre Teresa durante todos estos años ha surgido una escuela de espiritualidad del carisma de su congregación: confianza amorosa, abandono total y alegría. «La madre me ha ayudado a aprender a vivir este espíritu, porque al principio me vi abrumado por el peso del trabajo y la responsabilidad. Estudiando a la madre aprendí a confiar, a pensar que todo iba a salir bien, que iba a recibir la ayuda necesaria sólo cuando fuese necesaria. Poco a poco, el efecto queme fue aportando una responsabilidad con tantísimo trabajo fue el contrario a lo que se pueda pensar, ya que me fue dando calma, paz interior».

Diez años después de su muerte, el nombre del padre Kolodiejchuk ha serpenteado por todo tipo de medios a cuenta del libro que ha escrito sobre la madre Teresa (Ven y sé mi luz, de próxima publicación en español), en el que se leen fragmentos de cartas de la beata de Calcuta en los que confiesa haber vivido casi toda su vida una tremenda noche oscura, esa experiencia del alma que anhela al Dios en el que cree, pero que, sin embargo, no encuentra consuelo en Él. «La noche oscura es una experiencia particular -explica el padre Brian– necesaria para todos los que quieren llegar a la unión mística con Jesús. Lo distinto en la madre Teresa es que esta oscuridad es el ‘cómo’ vivió su unidad con Jesús. ¿Por qué tantos años? La madre Teresa tiene el récord de noche oscura. Pero hay una conexión entre esto y su apostolado entre los pobres: como le explicó uno de sus directores espirituales, esa noche oscura en la que ella vivía su unión con Jesús «es el lado espiritual de tu trabajo».

No hubo crisis de fe

«Madre Teresa decía que la pobreza más grande es no ser amado, no querido, no cuidado, y entendió que experimentaba esa pobreza ella misma, pero en su interior, en el espíritu, para acercar mejor a los pobres a Jesús. Esto explica que su noche oscura no fue una crisis de fe, sino todo lo contrario, que tenía una fe muy grande. Si ella no hubiese tenido fe, esa oscuridad hubiese podido con ella, habría abandonado. Ella decía: «Si un día soy santa, seguramente voy a ser una santa de la oscuridad, estaré ausente de la luz del cielo para iluminar a las personas que viven en la oscuridad en la Tierra». También decía que «si mi oscuridad puede dar luz a otra persona, acepto». Para el padre Brian «esto demuestra no sólo que tenía fe, sino que era una fe muy fuerte, como escribió: «Solamente la fe ciega que vivo hace que pueda continuar».

«Todo su trabajo era increíble. Desde las cuatro y veinte de la mañana hasta la una del día siguiente, y sus viajes, sus visitas, las nuevas fundaciones… hacer todo eso sin fe es imposible, no se puede. Ella decía: «Yo quiero amar a Cristo como nunca antes ha sido amado», y no sé si lo consiguió, no soy quién para juzgar, pero hacer todo lo que hizo, con esa oscuridad interior, si no es fe y amor, no sé qué es». A lo mejor estamos ante el ejemplo de una supermujer que, desarrollando otra actividad en su vida, también hubiese destacado. El padre Brian no opina así: «Obviamente, tenía dones naturales de Dios. Fue una líder natural y tenía tesón. Sin embargo, creo que no hubiese llegado tan lejos de haber hecho otra cosa. Como ella misma decía, «yo sólo soy un lápiz con el que escribe el Señor». Esto me recuerda también una observación del cardenal Ratzinger sobre los últimos grandes santos de la Iglesia como el padre Pío o santa Bernadette: eran personas sencillas, humildes, que humanamente hablando no brillaban mucho, gente muy corriente, ¿qué quiere decir el Señor con esto…?». El padre Brian reconoce que «no tenemos ningún milagro que nos permita afrontar con confianza la canonización», y anima a los fieles a pedir su intercesión: «¡Hay que pedir mucho!».

Publicado el 10 Junio 2008 – 11:24pm

Evangelizar a los militares

La importancia de evangelizar a los militares

El cardenal Martino en un curso para capellanes militares brasileños

ITAICI, martes 10 de junio 2008 (ZENIT.org).- «El militar cristiano está llamado no sólo a prevenir, afrontar y poner punto final los conflictos, sino a contribuir a la reconciliación y la edificación de un orden basado en la verdad, la justicia, el amor y la libertad», afirma el cardenal Renato Raffaele Martino.

El presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz intervino con estas palabras, el martes, en un curso para capellanes militares brasileños celebrado en Itaici.

El encuentro fue organizado por el Ordinariato militar brasileño para profundizar en la asistencia espiritual de los miembros de las fuerzas armadas.

«El alfabeto de la paz está inscrito por el Creador en la mente y el corazón de la persona y puede vencer toda propensión irrazonable a la guerra», afirmó el purpurado.

«La paz es posible si los hombres se reconocen recíprocamente como titulares de derechos inalienables ligados a su naturaleza original», siguió diciendo.

Por este motivo, afirmó el purpurado italiano, los militares, que cada vez están más implicados en operaciones humanitarias y misiones de paz, son percibidos como «ministros de la seguridad y de la libertad».

Así se entiende, subrayó, la importancia de «su evangelización y de su catequesis en el ámbito de una pastoral militar orientada a promover la caridad (en particular durante los conflictos armados), la dignidad de las personas, la unidad de la familia humana y la paz».

En su intervención, el cardenal subrayó también la exigencia de formar a los militares en el Derecho internacional humanitario, que busca afirmar la dignidad humana y la solidaridad entre las partes enfrentadas y mitigar la inhumanidad de la guerra.

Con este objetivo, el Consejo Pontificio de la Justicia y de la Paz ha organizado dos cursos internacionales de formación de los capellanes militares católicos sobre Derecho humanitario, en 2003 y 2008, cuyas actas serán publicadas pronto por el Consejo vaticano.

¡No corras a Dios de tu vida!

Cuando Dios no está en nuestras vidas, todo es diferente, nos sentimos vacíos, solos, tristes. ¡Ven con nosotros Señor!No corras a Dios de tu vida

Hay en nuestro mundo una costumbre que se va agudizando cada vez más. Y es la costumbre, incluso diría yo la manía, de ir corriendo a Dios de nuestro mundo. Correrlo de la familia, porque no nos sirve, porque estorba, porque es molesto. Correrlo de la sociedad, correrlo del mundo cultural, correrlo incluso de las iglesias. No queremos saber nada de El.

¿Por qué? Porque nos estorba, nos fastidia, nos molesta. Porque no lo necesitamos ya. Más aún, hay gente que presume de haber logrado este gran triunfo: Ya hemos puesto al hombre en su lugar. No necesitamos de Dios.

Pero, ¿qué es lo que realmente sucede? El que pierde no es El. El que pierde es el hombre. Y, así, podemos constatar estadísticamente que los lugares donde Dios está ya casi fuera, el hombre se ha vuelto contra sí mismo. Hay, casualmente, más suicidios. Casualmente más egoísmo. Hay, casualmente también, más guerras, más violencia.

¿Por qué en nuestro siglo ha habido tantas guerras, hay tantos desastres, hay tantos suicidios? ¿No será por esa manía de dar un puntapié a Dios y correrlo de nuestro mundo?

Repito que el que pierde no es El, porque El está tranquilo. El nos ve, El dice: A ver que puede hacer el hombre solo, sin Mí. Y el resultado es trágico. Por eso, hay todavía algunos que le queremos decir a El: No te vayas, por favor, porque entonces nos va a ir muy mal.

¡Pobre hombre! Has corrido a Dios de tu mundo, y te estás muriendo. ¿A quién vas a recurrir ahora?.

Es el paro, es la crisis

04/06/2008

Mientras Zapatero y Solbes se empeñan en negar la crisis, este martes hemos conocido un dato de paro especialmente malo. El mes de mayo es un mes tradicionalmente favorable al empleo por razones estacionales: comienzan las contrataciones para el verano. Hasta ahora sólo había aumentado en mayo del 96. Pero la gravedad de la situación económica ha provocado que el mes pasado el paro registrado volviera a subir en más de 15.000 personas. Es preocupante la tendencia, desde el mes de octubre de 2007, salvo en Semana Santa, se vienen produciendo incrementos. La evolución a las afiliaciones a la Seguridad Social refleja que estamos cerca de una destrucción neta de empleo. Es inquietante el alza del número de desocupados en la construcción. En lo que va de año el paro en el sector ha aumentado casi un 63 por ciento. Un porcentaje, que junto al desplome del mercado inmobiliario, pone de manifiesto el frenazo de uno de los principales motores de nuestra economía. Algunos expertos pronostican que, si no hay un cambio de tendencia, la evolución de la construcción puede provocar que en 2009 la tasa de paro llegue al 15 por ciento. Los inmigrantes son los que se llevan la peor parte. En el último año el incremento del paro entre los extranjeros ha sido de casi el 70 por ciento. Referencia que supone un importante reto social porque según las últimas encuestas el 64 por ciento quiere quedarse en nuestro país. No siempre nuestras autoridades han sabido explicar que el sistema de protección social de nuestro país, como todos los sistemas de protección, dependen del trabajo. Ante esta situación el Gobierno sigue pasivo. Zapatero, mientras el PP sigue enfrascado en su crisis, parece limitarse a esperar a que escampe el temporal. Sólo parece preocuparle ganarle terreno al PNV.

Un musical sobre la Virgen María

«MARÍA DE NAZARET, UNA HISTORIA QUE CONTINÚA»

El Vaticano acogerá por primera vez un musical sobre la Virgen María

Redacción – 11/06/2008

El Vaticano acogerá por primera vez un musical, sobre la vida de la Virgen María, interpretada por la soprano italiana Alma Manera, que se estrenará a nivel mundial el próximo 17 de junio en el Aula Pablo VI

Se trata de «María de Nazaret, una historia que continúa», patrocinado por los Consejos Pontificios de la Culturas y de Comunicaciones Sociales.

El arzobispo Claudio María Celli, presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, dijo hoy durante la presentación que el Vaticano patrocina «con mucho gusto» este musical, porque María «es aquella que ha comunicado y sigue comunicado al hombre de hoy el Verbo de Dios hecho hombre».

El musical cuenta la historia de María desde su juventud, la Anunciación, el matrimonio con José, el nacimiento de Jesús y el resto de su vida hasta su muerte y subida al cielo.

El libreto del musical es de María Pía Liotta y la música del maestro Stelvio Cipriani, autor, entre otras, de «Anónimo veneciano».

La soprano italiana Alma Manera, que ha trabajado en la Ópera de Roma, dará vida a la Virgen María. El musical está producido por «Airam Cultura e Comunicazione» y para respetar los textos sagrados cuenta con el asesoramiento del profesor de mariología Stefano De Fiores.

De Fiores dijo que en un mundo como el actual, «que necesita astros luminosos», María representa «una luz en el camino, una estrella de esperanza».

El profesor subrayó que María es venerada también por los musulmanes y que simboliza los «dolores y esperanzas» de todas las mujeres del mundo.

Tras el Vaticano, el musical recorrerá varios países de Europa, Latinoamérica y Oriente Medio.

La Administración en el Opus Dei

¿Qué es una Administración en el Opus Dei?

lunes, 09 de junio de 2008
OpusDei.es


Silvia Paternó es administradora de un Centro del Opus Dei. Licenciada en administración de Empresas de Servicio e Instituciones, gestiona las tareas domésticas de una casa en la que viven 35 personas.

La Administración en los centros del Opus Dei -que son siempre hogares Almudi.org - Administracióncristianos: residencias de estudiantes, de profesionales, de obreros, etc.- se ocupa como en cualquier familia de la gestión doméstica que atiende los servicios de manutención y limpieza de la casa, cocina y ropa.

En esas residencias grandes, la administración es un centro anexo -independiente- con locales adecuados al trabajo que se realiza, con una zona de vivienda para las personas que lo llevan a cabo.

Este trabajo facilita -mas aún: posibilita- toda la labor apostólica del Opus Dei, y se convierte así -como decía san Josemaría- en el apostolado de los apostolados.

Silvia Paternó dirige una administración que atiende diariamente 35 personas. Anteriormente formó parte del equipo directivo de Villa Sacchetti, administración de la sede central del Opus Dei en Roma, donde viven y trabajan las personas que colaboran con el Prelado en el gobierno pastoral del Opus Dei.

«Pero también he administrado centros más pequeños en Argentina -cuenta Silvia-. En realidad el trabajo es el mismo: se trata de atender lo que es conocido en el ámbito profesional como servicios de base, adaptándose a la realidad de las personas que viven en el centro administrado: jóvenes o menos jóvenes, mujeres u hombres, personas que deben seguir un régimen especial… y de la labor apostólica que se lleva a cabo».

¿Qué preparación profesional tiene?

Estudié administración de Empresas de Servicio e Instituciones. Luego he ido completando mi formación con diversos seminarios y cursos sobre Gestión, Dirección, Recursos Humanos y algunos cursos específicos sobre los servicios en que trabajo habitualmente: Alimentos, Mantenimiento de la vivienda, Lavandería, Housekeeping.

Estoy convencida de que, como decía san Josemaría, la formación no termina nunca. Es importante mantener encendida la ilusión profesional que te permite realizar un servicio cada vez mejor. La atención de la gestión doméstica necesita -como cualquier trabajo que se quiere santificar- una verdadera preparación profesional.

Siempre me sentí inclinada hacia este tipo de actividades. La verdad es que nunca tuve dudas sobre mi vocación profesional. Estos 25 años de trabajo me han dado, gracias a Dios, muchísimas satisfacciones aunque también -no lo niego- algún que otro dolor de cabeza…

¿Qué plan de trabajo sigue habitualmente?

Aunque parte del quehacer diario -como para la mayoría de las personas- es atender imprevistos, el trabajo de la administración no se improvisa, se organiza. Se planea con tiempo suficiente, para que las cosas vayan saliendo con una cierta tranquilidad y orden. Lo que se realiza diariamente funciona en la medida que se ha organizado con anterioridad.

Cada día se limpian las distintas zonas de la casa con un horario fijo para empezar y terminar. Luego hay un tiempo de trabajo en las distintas áreas: cocina, comedores, lavandería. Se sigue el plan semanal o mensual establecido para cada zona con las particularidades de ese día, por ejemplo: proveedores que vendrán, entrega de sábanas y toallas o ropa personal, alguna celebración que implica un menú especial, una limpieza extraordinaria.

En reuniones periódicas se revisa la marcha de los trabajos, se solucionan posibles necesidades que surgen y se estudian las sugerencias que se hacen para mejorar cada servicio.

Además está lo que llamo «tiempo de escritorio», fundamental para plasmar lo que decía al principio. En estas horas estudio un cuadro de organización, confecciono el menú del mes siguiente, hago la lista de compras, preparo un presupuesto, atiendo a las personas que quieren plantear algún asunto, y un largo etc., que adivinará cualquier mujer que se dedique al trabajo de su hogar.

¿Cuentan con personal especializado?

Sí, generalmente se cuenta con personal especializado en las distintas áreas, pero también parte del trabajo es su formación; por ejemplo, hay no poca gente joven que quiere capacitarse para esta profesión. Es importante aprender a enseñar, transmitir la experiencia de modo enriquecedor para quienes se incorporan al equipo.

¿Qué cualidades se debe tener para desempeñar este trabajo?

Es una pregunta bastante difícil de responder en pocas palabras. En primer lugar pienso que debes entender y querer lo que significa atender una casa, hacer un hogar, tener un gran amor a estos trabajos. Luego, elegirlo como vocación profesional, con lo que supone de dedicación y preparación porque piensas que tienes aptitudes, te gusta y, como cualquier otro trabajo, lo ves como un modo de servir a los demás.

Descendiendo a detalles más concretos -además de los conocimientos técnicos específicos-, entre las aptitudes personales subrayaría la necesidad de tener visión de conjunto para llevar el pulso de la marcha de todos los servicios, el amor por lo concreto, el saber trabajar en equipo y saber delegar, «hacer hacer» como decía san Josemaría, con confianza en las personas. También me parece importante tener buen gusto y sentido estético: la belleza es importante para el buen vivir.

Además destacaría cierta inclinación natural por el orden, y saber valorar la experiencia recibida junto a una mentalidad abierta y flexible ante cambios y situaciones nuevas.

Lógicamente, nadie nace sabiendo todo. Repito, me parece muy importante mantener vivo el afán de aprender y mejorar.

¿No sería preferible que las personas de la casa, residentes, dedicaran más tiempo a estos trabajos y así también se necesitaría menos personal en la administración?

Quienes viven en el centro administrado, como en cualquier hogar, colaboran -guardando una total separación e independencia-, de forma activa. Respetan el horario de comidas, entregan la ropa para lavar el día establecido, procuran dejar las habitaciones en orden y ventiladas antes de que pase el equipo de limpieza, avisan con anticipación lo que pueda haber de extraordinario en la semana. Todas estas cosas, aunque parezcan detalles corrientes y diarios, facilitan enormemente el trabajo.

Por otro lado, el cuidado y mantenimiento de los centros del Opus Dei que, por la labor apostólica que se desarrolla en cada uno, suelen ser más bien grandes, supone también otros muchos trabajos, atenciones y arreglos de los que se encargan los residentes.

La administración en los centros hace posible que se pueda atender diariamente -además del propio trabajo profesional- las actividades de formación cristiana y la atención de las labores apostólicas del Opus Dei.

Además, pienso que este trabajo tiene una repercusión social importante: una casa cuidada, un ambiente limpio y alegre, una comida caliente cuando hace frío (y viceversa) se agradece, pero a la vez es exigente: lo limpio llama a lo limpio, el servicio a la puntualidad…; y como es algo bueno, casi sin darte cuenta, llevas ese ambiente a tu lugar de trabajo, a los espacios públicos, a las reuniones con tus amistades; y se facilita la convivencia, todo se hace más amable: es decir, damos nuestro aporte al crecimiento de la vida familiar, contribuyendo a la unidad en una sociedad que con frecuencia da señales de disgregación.

¿Y es rentable?

La rentabilidad no es un criterio unívoco, ya que entran muchas variables difíciles de contabilizar con la misma medida. Hay muchas cosas que quizá parecen poco rentables hablando en términos económicos, pero que tienen una gran eficacia humana y sobrenatural. Si me permite, yo le preguntaría: ¿cuánto es rentable el trabajo de una madre, en la educación de sus hijos o cuando vela un enfermo? Me parece que son aspectos impagables y de un valor esencial para la sociedad.

Por otro lado, sin duda, una atención profesional de estos servicios, teniendo en cuenta el presupuesto de cualquier casa para necesidades de alimentación, ropa, etc., genera un aprovechamiento racional de los recursos, se evitan muchos gastos, por ejemplo de productos o servicios caros que muchas veces hay que pagar por falta de tiempo (pre-cocinados, tintorería, una mayor cantidad de ropa o productos de limpieza), se amortizan las cosas hasta el final, conservándolas en buen estado, se reciclan, etc.

A la vez, sostengo que esta profesión -que es de gran altura- debe estar bien retribuida y bien considerada en la sociedad.

¿Es de la opinión que las mujeres tienen más aptitudes, hablando en líneas generales, que los hombres para atender el trabajo de la casa?

Por supuesto que sí, y esto no va en detrimento de nadie, aunque también sea cierto que -en la actualidad- los hombres colaboran más en las tareas de la casa, debido a que muchas mujeres trabajan fuera. Y esto me parece un hecho positivo.

El papel de la mujer es insustituible, porque, por naturaleza, tiene unas cualidades que la hacen capaz de dar vida a la humanidad y dar humanidad a la vida, como alguien ha sintetizado el pensamiento de Juan Pablo II en Mulieris Dignitatem. Está en sus manos el hacerlas fructificar.

¿Son del Opus Dei todas las personas que trabajan en la administración de los centros del Opus Dei?

No. Depende de los centros, de los países, etc. Ordinariamente el trabajo y los servicios están dirigidos por gente del Opus Dei que tiene esa profesión: generalmente, por su mayor disponibilidad, por numerarias y numerarias auxiliares; pero también en casas de convivencias y algunos centros esta tarea la realizan otras personas que no son del Opus Dei.

Una bioética válida para toda la humanidad

¿Puede existir una bioética válida para toda la humanidad?

miércoles, 11 de junio de 2008
Inmaculada Álvarez


ZENIT.org

¿Es posible establecer unos principios universales, aceptados por gran parte de la humanidad, que rijan la actividad científica y médica? Es el reto que plantea el presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC), el doctor José María Simón Castellví.

En un artículo enviado a Zenit, el presidente de la FIAMC afirma que «la inspiración que empuja a la Almudi.org - José Mar�a Simón Castellv�ciencia, las metas que se prefija, los medios que escoge, etc. están fuera de la propia ciencia», y que por tanto es necesario establecer unos principios bioéticos universales para evitar que la ciencia se convierta en un instrumento de destrucción.

«A veces nos encontramos a casos límite en los que una argumentación seductora puede conducir a decisiones inmorales por parte de los científicos, a quienes a pesar de su buena voluntad, les falta reflexión ética», afirma Simón Castellví, quien compara la situación actual con la de los experimentos científicos aberrantes realizados bajo el régimen nacional-socialista.

«Los fines para los alemanes eran plausibles: una mayor felicidad para el pueblo alemán, donde se insinúa una ideología que corrompe muchas decisiones, tanto políticas como científicas, porque se reduce al fin que justifica los medios. Dame un buen fin y justificaré cualquier medio, aunque en una primera lectura este medio sea reconocido como claramente criminal».

La negación de las creencias tradicionales ha venido acompañada, no de ausencia de religiosidad, explica el presidente de la FIAMC, sino por una serie de creencias «míticas», como la de la sociedad del bienestar, o la máxima felicidad, o la eliminación del dolor.

«Todos estos fines son aparentemente buenos, pero muchas veces vienen minados por la perversa ideología del fin que justifica los medios. Hoy, esta ideología abominable pervive gracias a formas más sofisticadas: bendiciendo la eutanasia, promoviendo la esterilización obligatoria en ciertos países, imponiendo el aborto selectivo en los fetos femeninos, etc.».

«Nunca se puede hacer un mal para llegar al bien. Y tampoco se puede hacer un mal menor para llegar al bien. Llegado el caso, se puede tolerar un mal menor, pero nunca cometerlo», afirma.

Dios es necesario

Según el doctor Simón Castellví, muchos «han hecho un esfuerzo para dar un código de bioética válido para toda la humanidad», y la expresión más importante de la búsqueda de unos principios universales es la codificación de los Derechos Humanos en 1948.

Sin embargo, aunque se trata de «un texto bien redactado y útil como referencia para que las diversas culturas colaboren entre ellas», sin embargo si no se admite un principio anterior que los sustente, se reducen a un texto legal interpretable desde cualquier punto de vista.

«Los Derechos Humanos no se crearon ex novo, sino que responden a una tradición secular que se adentra en la profundidad de los tiempos», en la ley natural. «La ley natural moral existe: es la capacidad de la razón humana de conocer y adherirse a la verdad. Para mí, ningún profesional toca con la mano como un médico la existencia de esta ley».

La cuestión, explica el presidente de la FIAMC, es si esta ley natural «existe por casualidad, por caos o por la voluntad de ciertos dioses caprichosos como los de los antiguos griegos, o quizás por la voluntad de Dios».

Sin embargo, la libertad del hombre y el problema del mal hacen que «no baste dejar la conducta humana sólo en manos de las bellas palabras, las declaraciones o la conciencia. Hace falta una justicia humana. Es muy ingenuo pensar que la sola protección bioética sea suficiente para que los seres humanos actúen correctamente».

«A mi juicio, y al de millones de personas, no sólo debemos buscar el bien de los hombres, sino que debemos dejar espacio a Dios. No diré nada de Dios. Sólo lo cito, como hace el astrofísico Stephen Hawking en su libro ‘Brevísima historia del tiempo'».

«Si el hombre abdica de creer en un solo Dios justo y bueno, adorará ídolos, que en nuestra época racional no serán de piedra, sino un ideal mistificado, el ego, la propia inteligencia, etc.», añade.

«Si solamente nos preocupamos de que las consecuencias sean suficientemente buenas para justificar un acto, si no se admite que existen valores anclados en la naturaleza humana y en la existencia de Dios (sin renunciar a la razón y con una fe purificada del fanatismo) demasiado fácilmente caeremos en algo que termina siempre con sangre», advierte.