TESTIMONIOS DEL DÍA DEL CORPUS CHRISTI 2008
Este es el testimonio de Mariajosé ante el Santísimo.
Testimonio de Mark, de Ohio
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Testimonio de Mark, de Ohio
Audiencia del Papa a los Obispos participantes a un seminario de estudios promovido por el Pontificio Consejo par los Laicos
sábado, 31 de mayo de 2008
Gaceta de los Negocios
Fuente: Almudi.org
Las series de televisión ofrecen a los jóvenes lo que les atrae, no lo que les educa. No es lo mismo.
Lo característico de la adolescencia es no reconocer el esfuerzo que supone cualquier logro que merezca la pena. Atrae lo que se consigue con facilidad.
Mientras que a los adultos les divierte, pero saben que no es real, a los más jóvenes les muestra unos modelos ficticios pero muy atractivos. Además, siempre ayuda que haya algún personaje femenino y alguno masculino cuyo físico refuerce el atractivo para los del otro sexo.
La solución adecuada
Ante este panorama, es lógico que se pueda sentir una cierta desazón por parte de los padres y educadores. Desde luego, la solución no parece que sea prohibir la televisión en casa, porque eso sólo retrasará hasta el recreo del día siguiente la narración de las mejores escenas, a cargo de un amigo o amiga que, probablemente, incluso las exagerará.
Ni tampoco olvidarse del problema, porque los padres tienen obligación de educar a sus hijos, no lo hacen por «hobby» o porque les guste. Se mire por donde se mire -y nunca mejor dicho-, probablemente la propuesta más eficaz sea cambiar el modo de ver la televisión en los hogares.
Podría resumirse en «no poner la televisión para ver qué hay, sino para ver algo concreto que resulte interesante». Se trata de una cuestión ardua y al mismo tiempo accesible, porque no requiere el cambio de toda la sociedad, ni de los medios de comunicación, ni de las productoras, sino que se centra en el ámbito familiar.
La tentación de utilizar la televisión como «canguro» es cómoda, pero ésta puede moldear a los hijos en una dirección totalmente contraria a la deseada por los padres.
Importancia de la prevención
Después de un duro día de trabajo, muchos encuentran relajante ver la televisión porque, a diferencia de leer un libro, no exige por nuestra parte más que una presencia pasiva.
Esta pasividad sin esfuerzo es lo que hace tan atractiva la televisión a los jóvenes. Cuando son pequeños, es conveniente educarlos para que no echen tanto en falta la televisión.
Se puede establecer la costumbre de no ver la tele entre semana para leer, pintar o cualquier otra cosa en su lugar. Como toda dependencia, la de la tele se debe prevenir a edades tempranas y con el ejemplo del esfuerzo personal.
Al final, se constata una vez más que en la educación -como en todo trabajo- no hay recetas mágicas, sino esfuerzo continuado para lograr unos objetivos de los que se está plenamente convencido.
Consejos prácticos
1. Establecer una programación familiar
* Acostumbrar a los hijos a que la televisión nunca se enciende «para ver qué echan», sino para ver un programa decidido previamente.
* Pactar con los hijos el número de horas de televisión a la semana y tratar de ajustarse a él. Dependerá de la edad de los hijos y del criterio de los padres.
* Fijar con los hijos los programas que se van a ver, ayudándoles a plantearse por qué se eligen unos y no otros y a rectificar el criterio cuando haya motivos para ello.
2. Ver la TV con los hijos
Dependiendo de la edad y de la madurez de los hijos, es aconsejable ver con ellos algún programa en el que estén interesados y que a los padres no les parezca apropiado, para comentarlo y explicarles los motivos, siempre que no se vea con regularidad el mismo programa.
3. Utilizar con frecuencia un grabador
Algunos programas -por ejemplo, emisiones deportivas- pueden perder interés si no se ven en directo, pero en el caso de las películas, series, documentales o programas de entretenimiento, apenas altera su interés verlos en otro momento.
Si se graban, esto facilita mucho la elección: se evitan los anuncios, se pueden pasar con facilidad las escenas inconvenientes, se elige el horario, etc. Requiere, eso sí, un poco de previsión, pero al final se ahorra mucho tiempo y se elige realmente lo que se quiere ver.
En el caso de Victoria Alcocer, como en muchos otros, su médico fue una ayuda esencial para superar el estrés de que su hijo pudiera tener trisomía 21: «Nos tranquilizaba, nos decía que la naturaleza era sabia. Lo que más se agradece en esas circunstancias es una palabra de apoyo», concluye. Este mismo médico le evita la mayoría de las presiones para que se someta a la amniocentesis, «porque me conoce y comparte mi forma de pensar». Vicky ha tenido suerte, porque lo encontró en la sanidad pública, que «no es fácil». A la consulta privada del doctor Bataller, que también trabaja en el sistema público, acuden pacientes por este mismo motivo.
El doctor Sánchez Méndez reconoce la importancia de un médico de confianza, pero opina que los católicos y los defensores de la vida «pecamos de no insistir en eso. Si los defensores del parto natural consiguen que se hagan cosas, a lo mejor nosotros tenemos que pedir también» que en la sanidad pública se pueda elegir médicos favorables a la vida, en vez de recurrir a lo privado. «Es importante plantar cara».
«Es más fácil decidirse por la vida con el síndrome de Down -explica Ignacio Rodríguez, padre de un niño así- que con esclerosis o síndromes como trisomía 13 o 18». Los niños que las padecen pueden sobrevivir minutos o meses, aunque hay casos excepcionales que viven años. Trastornos así de graves se suelen usar como casos extremos para justificar el aborto eugenésico, o más bien la eutanasia prenatal, acota el doctor Sánchez Méndez. Pero también hay familias valientes que deciden aprovechar el poco tiempo que tienen con su hijo. «A nivel público es rarísimo que ocurra algo así -explica el doctor Sánchez Méndez-, por la mentalidad de la gente y de los médicos. Yo he tratado a personas que lo han hecho, y han podido pasar 24 horas con su hijo y luego decirme: He sido madre».
En marzo, la periodista norteamericana Lee Hill Kavanaugh ganó el Premio Nacional de Periodismo Eugene S. Pulliam por un reportaje sobre una familia que decidió llevar a término el embarazo de su hijo, con una trisomía 13; una historia similar a la que relata el libro Un hijo para la eternidad, de la francesa Isabelle de Mezerac. En él, Isabelle justifica su decisión de dar a luz a Emmanuel:«Ir lo más lejos posible en la relación con el que va a morir, incluso si se trata de un niño que va a nacer, nos ha dejado tiempo para dar todo, decirlo todo y nos autoriza a reanudar la vida. Aceptar los límites de la Medicina, sin engañar; observar nuestro sufrimiento de frente, sin pretender esquivarlo; afrontar la muerte a su hora, sin querer anticiparla, es todo lo que aprendí con Emmanuel».
En Estados Unidos se ha fomentado la creación de hospicios perinatales (ya son 44), centros de cuidados paliativos para recién nacidos que van a morir, donde se prepara a la familia médica y psicológicamente para afrontar el nacimiento y la muerte de su hijo, y que el tiempo que estén con él sea con la mayor calidad posible.
Síndrome de Down, malformaciones, enfermedades congénitas… son cada vez menos frecuentes. En muchos casos, el diagnóstico prenatal sólo sirve para ofrecer a los padres la posibilidad de abortar, pues muchos problemas que detecta no se pueden curar.
El control de calidad para la vida se extiende con la complicidad de muchos médicos
Un hospital de Madrid, en enero. El hijo de una pareja nace con síndrome de Down. El hecho de que no se hubiera detectado durante el embarazo le salvó la vida. Sus padres habían pedido a los médicos que les informaran si cualquier cosa iba mal, incluso días antes del parto, para abortar. Al conocer la noticia, en una hora decidieron renunciar al bebé que, tras pasar un mes en el hospital y convertirse en el ojito derecho de todo el personal, pasó al cuidado de los servicios sociales. Tres meses después, ya ha encontrado una familia -hay una lista de espera más rápida para los niños enfermos o discapacitados-. Ha tenido mucha suerte, pues pertenece a un grupo en peligro de extinción. Según recogen diversos estudios, entre el 85% y el 95% de los niños con síndrome de Down diagnosticado en el embarazo son abortados.
El sistema para diagnosticar trastornos cromosómicos, de los cuales el síndrome de Down -trisomía 21- es el menos grave, se ha perfeccionado con un triple análisis que ya es tan rutinario que, si no hay problemas, muchas mujeres no se enteran de que se les ha practicado, según afirma el ginecólogo Eduardo Bataller. Combina la edad de la madre, el grosor de la nuca en la ecografía y un análisis de sangre, para calcular el riesgo y recomendar pruebas invasivas como la amniocentesis -análisis del líquido amniótico- o una biopsia de placenta.
«Muchos médicos te recomiendan la amniocentesis automáticamente», explica doña Victoria Alcocer, que acaba de tener su quinto hijo. Durante el embarazo del tercero, el pliegue de la nuca parecía indicar que nacería con síndrome de Down, y les aconsejaron que se la hicieran. «Mi marido y yo estuvimos sopesando los riesgos» -puede producir un aborto espontáneo entre el 1% y el 2% de las veces- «y decidimos no hacerla. Al principio lo pasas mal, y no se lo dijimos a toda la familia. Pero al final el niño nació sin problemas». No se trata de algo infrecuente. Este análisis sólo evalúa un riesgo, y la amniocentesis da un 5% de falsos positivos, según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia -un documento de la Generalidad de Cataluña cree que pueden llegar al 10%-.
Ignacio y Mariví también la rechazaron: «Es un riesgo innecesario, porque no se puede curar nada de lo que te diagnostican, sólo sirve para abortar. A mis otras hijas tampoco las sometería a una técnica de diagnóstico así». Su hijo, Rafael María, sí nació con síndrome de Down, y con una cardiopatía, una de las complicaciones más frecuentes en estos casos. «Y de eso no nos avisaron». En enero le operaron, y ahora está mucho mejor. A raíz de la experiencia, Ignacio decidió investigar y dedicar su tesina al diagnóstico prenatal. La conclusión se resume en el título: Antesala del aborto eugenésico.
La presión abortista vence
Una vez detectado el problema, con la amniocentesis o más tarde, «poca gente sigue adelante», explica el doctor Eduardo Bataller, incluso cuando se trata de problemas menores como el labio leporino o el síndrome de Turner -que produce infertilidad pero es compatible con la vida-. Lo atribuye tanto «a la presión social, pues no está bien visto seguir adelante y no hay apoyos», como «a que la mayoría de los médicos no intenta animar a los padres. Y esa presión vence».
¿Presión de los médicos, o ambiente eugenésico? «Los Gobiernos autonómicos presumen de que en sus Autonomías no nacen niños con síndrome de Down -explica el ginecólogo don José Ignacio Sánchez Méndez-, y cuando nace alguno, la actitud es que se nos ha escapado. Eso lo venden los médicos, y la sociedad lo ha comprado. Las dos cosas se retroalimentan». La presión se produce en dos pasos: para someterse a la amniocentesis, y para abortar si hay problemas.
«El tema que subyace aquí -explica don Ignacio Rodríguez, el padre de Rafael- es la responsabilidad por nacimiento erróneo. Los médicos quieren curarse en salud, y por eso te lo plantean una y otra vez. Si dices que sí, ya está; pero si dices que no, insisten, y si lo rechazas tienes que firmar un papel. Lo exige la ley». En 2003, en Canadá, el doctor Ken Kan fue condenado a pagar 325.000 dólares por nacimiento erróneo tras no diagnosticar el síndrome de Down a un niño. Tres años después, en Austria, otro médico fue llevado a juicio por lo mismo. La madre de la niña pedía una compensación de por vida.
Para dar a los padres una mala noticia sobre su hijo y asesorarles, según Ignacio, se debe informar de forma completa y veraz sobre «cómo es ese síndrome o enfermedad hoy en día, su desarrollo, qué problemas y soluciones puede haber, las ayudas y alternativas disponibles…» Los avances sociales, educativos y médicos han conseguido, por ejemplo, que la esperanza de vida de las personas con síndrome de Down aumente hasta los 75 años. El doctor Bataller conoce «gente que ha abortado y que, si un médico les hubiera ofrecido confianza y alternativas, no lo habrían hecho». Pero para informar así hace falta más tiempo y calma de la que los médicos muchas veces tienen. Otro médico provida, el doctor Antonio González, argumenta que se han de esforzar en dar «la información más aséptica y fiel a la verdad posible», pero «no podemos ser jueces» de las decisiones de los padres.
Esta actitud contrasta con la de los médicos que lo recomiendan sin tapujos. Hace unos tres meses, una inmigrante fue a su médico de cabecera por unas molestias en la espalda. También le preguntó si no estaría embarazada. Tras descartarlo, le mandó unas radiografías. Al volver, la médico la informó de que estaba embarazada de cinco meses y, sin hacerle ninguna prueba, le dijo que tenía que abortar porque, al haberse hecho una radiografía, «el niño iba a nacer con malformaciones». Se lo dieron todo hecho para que fuera cuatro días después al abortorio Isadora. Quien cuenta este caso a Alfa y Omega, María Dolores, que conoce varios casos semejantes, se enteró y la llevó a un ginecólogo de confianza que le dijo que no veía ningún problema serio. Hoy sigue adelante con su embarazo. Este caso, por crudo que parezca, no es excepcional, explica el doctor Bataller: «Se recomiendan abortos por haber tomado medicamentos o tenido la varicela, por el simple riesgo de que pase algo».
En la Medicina fetal -explica el doctor Sánchez Méndez-, pasa lo mismo que con otras especialidades hace unos años: se pueden diagnosticar bastantes cosas, pero para muchas no hay tratamiento. Esto, poco a poco, está cambiando. Hernias diafragmáticas, problemas de comunicación en el cordón o en la placenta, encharcamiento en los pulmones, cardiopatías, ausencia de líquido amniótico o incluso que los intestinos estén fuera de la cavidad abdominal ya no suponen una condena a muerte. Si no se curan, se puede disminuir su gravedad. Hace casi un año, en Sevilla, se operó, por primera vez en Europa, a una niña con espina bífida dentro del vientre de su madre, una operación que en cardiopatías ya se realiza con cierta frecuencia. En otros casos, se sigue muy cuidadosamente el embarazo y se programa o se adelanta el parto para someter al niño a cirugía nada más nacer. «Se podría avanzar mucho más en este campo, si no se abortara» a los posibles pacientes, subraya el doctor Bataller. Es un círculo vicioso: se mata a los pacientes, no se investiga más, y se sigue abortando.
Contra los tópicos
Esta mentalidad está calando tanto que, cuando un niño nace con cualquier problema, en muchos ambientes se asume que se debe a un error de diagnóstico; aunque no en todos: «En nuestro entorno la gente es favorable a la vida y aceptan a Rafael -explica Mariví-, pero los menos cercanos sí se extrañan. Cuando te ven seguro dan marcha atrás, o te dicen que está muy bien, pero con la boca pequeña». Rafael todavía no ha cumplido un año, pero sus padres ya conocen todos los tópicos de la sociedad eugenésica: «Se habla de calidad de vida del niño, y de la familia, pero no de felicidad. ¿Y quién me dice que esa persona no es feliz?» Ante otra de las justificaciones para el aborto, ¿Qué va a ser de esa persona cuando sus padres no estén?, se ríe: «¿Y quién se va a ocupar de mí? ¿O de mis hijas mayores si mañana se quedan paralíticas? Rafael puede ser más o menos dependiente, pero tiene a sus hermanas, y también para eso tenemos un Estado». Para su marido, sin embargo, el argumento de fondo va más allá: «Si te empeñas en traer al mundo un niño que es un error», no pidas al Estado que te ayude. En realidad, la sociedad tiene una perspectiva pesimista y utilitarista, que valora a las personas por «la autonomía y la utilidad que tengan». El siguiente tabú a derribar -y se está más cerca con los nuevos tests precoces y baratos que se anuncian- es el del aborto según el sexo.
María Martínez López
VATICANO, 30 May. 08 / 03:31 pm (ACI).- La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó hoy un decreto que autoriza a celebrar el 25 de enero 2009, tercer domingo del tiempo ordinario, la Fiesta de la conversión de San Pablo.
El decreto, firmado por el Cardenal Francis Arinze, Prefecto de ese Dicasterio y por el Secretario, Arzobispo Albert Malcolm Ranjith, explica que la autorización se debe a la celebración del Año Paulino, que inaugurará el Santo Padre el próximo 28 de junio, para conmemorar los dos mil años del nacimiento del Apóstol de Gentes.
De no haberse dado el decreto vaticano, el año 2009 no se habría celebrado la fiesta de la conversión de San Pablo.
La precedencia de los días litúrgicos, es decir qué debe primar cuando
en un mismo día confluyen distintas celebraciones, se explica en los numerales 59 y 60 de la Carta Apostólica Mysterii Paschalis del Papa Pablo VI.
MADRID, 30 May. 08 / 06:40 pm (ACI).- El semanario Alba informó que para el consejero de información de la embajada de España en Pekín, Gregorio Laso, «aunque pueda parecer ‘exagerado’ desde fuera, el control estatal de la natalidad en la China comunista, ‘tiene su justificación’«.
Alba cuestionó a Laso sobre el «gesto» del Gobierno comunista chino que ha dado permiso a las familias que han perdido a su único hijo en el terremoto del 12 de mayo pasado para que tengan otro hijo.
Según Laso «la reacción, ante esta tragedia, es justa y generosa, puesto que lo estricto del principio de un solo hijo a muchas familias ha dejado en una situación muy desgraciada. La política de control de natalidad en China, vista desde fuera, puede parecer exagerada, pero realmente en un país con más de 1.350 millones de habitantes, el hecho de poder alimentar a toda la población de manera razonable es todo un reto«.
«China tiene menos del 10% del terreno cultivable mundial y debe alimentar a una población enorme. Desde el punto de vista de la libertad, es injusto, pero desde el punto de vista de la supervivencia de una población tan enorme, tiene su justificación. De todas maneras, en el campo pueden tener otro hijo si el primero es una niña y también se ha flexibilizado esta política, ya que, cuando se casan dos hijos únicos, pueden tener otro hijo más», indicó Laso.
«Ellos consideran que son más importantes los derechos colectivos que individuales, que la gente pueda comer, tener cobijo, ir al colegio… que otro tipo de derechos como de expresión o políticos, que consideran que deben estar en una segunda fase. Desde hace 30 años ha evolucionado mucho económicamente, se ha ido abriendo lentamente en el campo de la libertad, pero el desarrollo del país dará lugar a mayores ámbitos de libertad con el tiempo», consideró Laso.
Sin embargo, Alba entrevistó al letrado del Consejo de Estado, Íñigo Coello de Portugal, parta quien lo que ocurre en China es un grave ataque a los derechos humanos.
«China no respeta los derechos humanos, lo que tiene que hacer es derogar toda legislación que limite de cualquier manera el derecho de las personas a procrear, y asumir el contenido íntegro de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que interpreta como quiere. Y los países europeos deberían tomar nota de con quién hacen tratos y qué clase de gente son los gobernantes de países de este tipo, con los que el comercio es estable y la confianza, por lo que parece, total. No creo que se pueda tener confianza política en un país que no respeta los derechos humanos, ya sea China, Argelia, o Arabia Saudita», afirmó.
Para Coello de Portugal, en España la situación no es muy distinta a la de China, «allí hay una prohibición expresa y constitucional, injusta, que debe derogarse, pero en España hay muchas limitaciones de hecho para tener un hijo. Tanto es así que la media por pareja es inferior a dos, lo cual no es muy distinto de la situación china. Hay limitaciones de hecho que producen un efecto jurídico en la conformación de la sociedad, que también se producen en España».
Para el letrado en el fondo, el paganismo español y el ateísmo chino conducen a los mismos resultados. «Aquí a eso no se le da forma, por eso hay un mayor respeto de la libertad. La situación es mejor, pero la libertad se paga muy cara, es una libertad que cuesta mucho trabajo y dinero. Tener hijos es muy difícil, aunque no está prohibido», añadió.
30.05.08 | 17:40
(PD).- Una grabación musical ha delatado al secuestrador y asesino de la niña Úrsula Hermann veintisiete años después de cometido el crimen, que conmocionó a la opinión pública alemana, pues la pequeña, de 10 años, fue enterrada viva en un cajón en el que murió asfixiada.
La Fiscalía encargada del caso informó de que en la vivienda del sospechoso, un hombre que tiene ahora 58 años, se ha hallado una cinta con la grabación de la melodía que el secuestrador ponía como fondo cada vez que entablaba comunicación telefónica con los padres de la menor.
El hombre, quien fue detenido en la localidad de Kappeln, en el septentrional estado alemán de Schleswig-Holstein, perteneció en su momento al círculo de sospechosos de haber secuestrado a Úrsula en Eching am Ammersee, cerca de Augsburgo, en la sureña Baviera.
El secuestro se produjo el 15 de septiembre de 1981 cuando la niña, hija de un matrimonio de profesores de enseñanza pública, regresaba a casa en bicicleta tras una clase de gimnasia.
Enterrada viva
La pequeña fue encerrada en un cajón de madera, que el secuestrador enterró a metro y medio de profundidad en un bosque y en el que murió asfixiada, debido a que la hojarasca húmeda taponó el único respiradero.
El cadáver fue encontrado 19 días después de la desaparición, tras una intensa búsqueda y después de que el secuestrador suspendiera el contacto con los padres.
El presunto secuestrador y asesino ha sido localizado durante las pesquisas de otro crimen en el que ha aparecido la misma huella genética que los investigadores de la muerte de Úrsula habían conseguido aislar de una tuerca del cajón en el que fue enterrada viva.
Hace 27 años, la Policía investigó sin éxito a 15.000 sospechosos y 11.000 vehículos, cotejó mas de 20.000 huellas dactilares y realizó mas de 40.000 pesquisas, siguió más de 3.000 huellas y efectuó un centenar de peritajes, hasta acumular 300 archivadores de informes.
El Tribunal Supremo del estado de Texas dictaminó que los niños que fueron rescatados en abril de una secta poligámica deben volver con sus padres, al argumentar que el Servicio de Protección al Menor ha sobrepasado sus competencias. El órgano judicial dio así la razón a la Tercera Corte de Apelaciones de Austin (capital del estado), que la semana pasada determinó que Texas carecía de pruebas suficientes para demostrar que los 460 niños rescatados de la secta estaban en peligro y, que por tanto, no tenía el derecho de separarlos de sus padres.
(Efe/ReL) El Tribunal Supremo del estado de Texas dictaminó que los niños que fueron rescatados en abril de una secta poligámica deben volver con sus padres, al argumentar que el Servicio de Protección al Menor ha sobrepasado sus competencias.
El órgano judicial dio así la razón a la Tercera Corte de Apelaciones de Austin (capital del estado), que la semana pasada determinó que Texas carecía de pruebas suficientes para demostrar que los 460 niños rescatados de la secta estaban en peligro y, que por tanto, no tenía el derecho de separarlos de sus padres.
La corte de apelaciones ordenó al Servicio de Protección al Menor que devuelva en breve a los niños, actualmente bajo tutela del estado, a sus padres, pero de momento no está claro cuándo se producirá la reunión familiar.
La decisión del Supremo supone un revés para el estado de Texas, que recurrió el dictamen de la corte de apelaciones, y representa un nuevo respaldo a las madres de los menores que desde hace semanas tratan de recuperar la custodia de sus hijos, en lo que es el mayor caso de tutela infantil de la historia de Estados Unidos.
Presuntos abusos sexuales
Estas familias son miembros de la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (FLDS), una secta que vive en un rancho en El Dorado (Texas) y donde, según las autoridades, se forzaban los matrimonios con adolescentes.
Ante el peligro de que se estuvieran produciendo abusos sexuales a menores, el pasado 4 de abril las autoridades entraron por la fuerza en el rancho y rescataron a más de 400 menores, que quedaron bajo la tutela estatal.
El Servicio de Protección al Menor alegó en su recurso que no puede devolver a sus madres 124 niños porque no sabe de qué padres son. En las vistas sobre la custodia de los pequeños, los jueces han ordenado la realización de pruebas de ADN para establecer los lazos consanguíneos entre los niños y sus progenitores. De momento, se han identificado a 168 madres y 69 padres, pero aún no se ha podido precisar quiénes son los padres de más de 100 niños.
La autoridades de Texas insisten en mantener la custodia de los niños, por considerar que la organización polígama incita a las jóvenes menores de 18 años a casarse con hombres mucho mayores y a tener la mayor cantidad de hijos posibles.
Las familias denuncian presiones
El estado llegó esta semana a la conclusión de que al menos 15 de las 31 madres que tiene bajo custodia como menores son, en realidad, mayores de edad.
Los miembros de la secta, que practica la poligamia, niegan que hayan abusado de los niños y denuncian que las autoridades les están presionando para que dejen sus creencias religiosas para poder recuperar a sus hijos.
La secta ha sido acusada en los estados de Arizona y Utah de coaccionar a adolescentes para que se casen con hombres mayores, e incluso su líder, Warren Jeffs, tuvo que comparecer ante la justicia el año pasado por presionar a una niña de 14 años para contraer matrimonio con su primo.
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