Testimonio de la Dra. Gloria Polo

LA VIDA DESPUES DE LA MUERTE

TESTIMONIO DE LA DRA. GLORIA POLO

Fulminada por un rayo, se encuentra a la puerta del infierno cuando Jesús le da una segunda oportunidad…

«Dios me da la misión y me dice: esto no lo vas a repetir mil veces, sino mil veces mil y ¡ay! de aquellos que oyéndote no cambiaran, porque van a ser juzgados con más severidad, como lo vas a ser tú en tu segundo regreso, mis ungidos o cualquiera de ellos, porque no hay peor sordo que el que no quiere oír, ni peor ciego que el que no quiere ver.» Dra. Gloria Constanza Polo

Estaba lloviendo muy fuerte, mi sobrino y yo nos fuimos debajo de un paraguas muy pequeño, y mi esposo tenía su chaqueta impermeable y él se acercó contra la pared de la Biblioteca General. Mientras nosotros, sin darnos cuenta saltando para evitar coger charcos, nos acercamos a los árboles. Cuando fuimos a saltar para evitar coger un gran charco nos cayó un rayo. Nos dejó carbonizados; mi sobrino fallece allí.

Hermanos en cristo Jesús: que el Señor los colme de bendiciones y les conceda a todos la gracia de la conversión y de la salvación, mi nombre es Gloria Polo, yo soy la persona que tuvo la experiencia del rayo, para los que dudan de la veracidad del accidente como tal les informo que en el periódico el Espectador del día 8 de mayo 1995 se encuentra un reportaje acerca de mi accidente, en cuanto si es verdad la experiencia, si esto no fuera un llamado amoroso de nuestro Señor a la conversión seria imposible que yo repitiera mil veces mil ese mismo testimonio, es tanto el amor que nos tiene nuestro Señor que me permitió a mi vivir esa experiencia, sinceramente les confieso públicamente que si el Señor no me lo hubiera puesto por misión, nadie pero absolutamente nadie se habría enterado porque vergonzosamente yo hubiera cuidado mi yo, mi nombre, mi parte social , familiar y creo que solamente se habría enterado mi confesor. En obediencia a mi señor ando por el mundo compartiendo esta experiencia, me han abierto puertas en muchos países y casi siempre en estos diez años me he desenvuelto en grupos de oración, en parroquias porque Dios me ha dado un gran amor por mi iglesia católica y me ha dado la gracia de la obediencia, el don de Dios se expresa en el deseo que muchas almas humildes escuchan la voz del señor invitándolos a la conversión; ha habido conversiones en muchas partes del mundo entero a través del testimonio y no es porque yo lo haga si no por obra de Dios.

TESTIMONIO COMPLETO DE GLORIA POLO

Tomado de una de las entrevistas efectuadas a la doctora Gloria Polo en Radio Maria (Colombia)
Gloria Polo fue alcanzada por un rayo junto a su sobrino, el que murió de inmediato. Gloria reacciona a la resucitación médica, pero queda en un estado tal que los médicos la dan por perdida. Sus órganos carbonizados, piernas, hígado, riñones. Ella estuvo en coma profundo durante tres días, viviendo sólo por los aparatos que le conectaron y la sostenían artificialmente.

Mientras esto ocurría, Gloria vive una profunda experiencia mística: enfrentada al camino que atraviesa la vida terrenal hacia la vida eterna, ella se encuentra con la realidad desesperante de tomar conciencia de haberse condenado. No había dolor más grande para ella, que podía ver allí la tristeza de sus padres ya fallecidos, viéndola en esa situación. Sin embargo, Jesús en Su infinita Misericordia da a Gloria la posibilidad de leer en el Libro de la Vida sobre su vida, su camino por este mundo. Uno a uno fueron revelados los pecados que llevaron a Gloria a esa situación, y así ella comprendió su inmensa traición al Amor de Dios.

Sin embargo, la Misericordia de Dios da a Gloria una nueva oportunidad, para que ella de testimonio de lo vivido a la gente, a mucha gente. Y esto es lo que ella hace, anda por el mundo dando testimonio. El relato de Gloria, deslizándose al pozo de la eterna condenación y siendo sostenida de sus piernas por San Miguel Arcángel, conmueve al alma. Es un testimonio que nos invita a honrar el Amor de Dios mientras estamos aquí. Gloria volvió de su experiencia enamorada de Dios, enamorada de la Iglesia, de la Eucaristía. Llena de la sabiduría del Espíritu Santo, a través de sus palabras podemos vivir la paz y el amor de Dios por todos nosotros.

TESTIMONIO DE GLORIA POLO

«Dios me da la misión y me dice: esto no lo vas a repetir mil veces, sino mil veces mil y ¡ay! de aquellos que oyéndote no cambiaran, porque van a ser juzgados con más severidad, como lo vas a ser tú en tu segundo regreso, mis ungidos o cualquiera de ellos, porque no hay peor sordo que el que no quiere oír, ni peor ciego que el que no quiere ver.»Dra. Gloria Constanza Polo

¡Hermanos! De verdad es muy lindo para mí estar con ustedes compartiendo ese hermosísimo regalo que me hizo mi Señor hace más de diez años. (Esto fue en la Universidad Nacional en Bogotá). Nos estábamos especializando con un sobrino que también era odontólogo y mi esposo nos acompañaba. Teníamos que recoger unos libros en la Facultad de Odontología un viernes por la tarde. Estaba lloviendo muy fuerte. Mi sobrino y yo nos fuimos debajo de un paraguas muy pequeño, y mi esposo tenía su chaqueta impermeable y él se acercó contra la pared de la Biblioteca General. Nosotros dos nos acercamos a los árboles. Cuando fuimos a saltar para evitar coger un gran charco nos cayó un rayo. Nos dejó carbonizados; mi sobrino falleció allí.

Él era un muchacho, muy entregado al Señor y muy devoto del Niño Jesús. Traía siempre su imagen en el pecho dentro de un vidrio de cuarzo. Según la fiscalía el rayo entró a través de la imagen, y de ahí pasó a su corazón, le quemó por dentro y luego salió por el pie. Pero por fuera no se carbonizo. En cambio a mí el rayo me quemó de forma espantosa todo el cuerpo, por fuera y por dentro. Este cuerpo reconstruido, es misericordia del Señor, pues me quede sin pecho, prácticamente desapareció toda mi carne y mis costillas; el vientre, las piernas… El rayo sale por el pie derecho, se carbonizó el hígado, los riñones, los pulmones…

Al llevar implantada una T de cobre para evitar tener hijos, este metal, conductor eléctrico, me carbonizo, me pulverizo los ovarios, quedé en paro cardiaco, sin vida, clínicamente muerta.

Me hacen reanimación cardiorespiratoria…

…Con grandes precauciones, porque mi cuerpo desprendía gran cantidad de electricidad. Pero lo más hermoso, lo más bello, es que mientras mi carnes estaban allí carbonizadas, yo en ese instante me encontraba dentro de un hermosísimo túnel blanco, era un gozo, una paz, una felicidad que no hay palabras humanas para describirles la grandeza de ese momento; era un éxtasis inmenso.

Cuando voy ascendiendo me digo: – ¡Miércoles! ¡Me morí!

Y en ese instante pienso en mis hijos y digo: – ¡Ay Dios mío, mis hijos! ¿Qué van a decir?

Y en ese instante de vacío por mis hijos. Yo hago una mirada, cuando miro hay algo bello; vi a todas las personas en un mismo instante, en un mismo momento. Me abracé con mis bisabuelos. Con mis padres, que habían fallecido, con todos, fue un momento pleno, hermoso. Ahí me di cuenta, que me habían metido un «gol» en la reencarnación, porque yo si defendía la reencarnación. Y abracé a todas las personas con las cuales tuve que ver en mi vida, en todas partes, en un mismo instante. De los que aún estaban vivos, sólo mi hija de 9 años, cuando la abracé, se dio cuenta y se asustó. Ella sí sintió mi abrazo.

En ese instante oigo la voz de mi esposo, mi esposo llora y con un grito profundo, con todo el sentimiento me grita, dice: -¡Gloria! ¿Qué ha pasado? Por favor no se vaya! ¡Vamos Gloria regrese! Y ahí el Señor me concede regresar. Empecé a bajar lento, a buscar mi cuerpo, estaba postrado sin vida en la camilla de la Universidad Nacional y veía como los médicos me reanimaban con choques eléctricos para sacarme del paro cardíaco. Como me dolía mi carne quemada. Salía humo y vapor. Y el dolor más terrible, fue el de mi vanidad. Una mujer con crterios de mundo, la mujer ejecutiva, la intelectual, la estudiante, y la esclavizada del cuerpo, de la belleza y de la moda: hacía diariamente cuatro horas de ejercicios aeróbicos, masajes, dietas…, yo me decía: «si tengo senos bonitos es para mostrarlos». Ese había sido el centro de mi vida, el culto a mi cuerpo. Y ahora ya no había cuerpo. Ni senos. En su lugar unos huecos impresionantes. Sobre todo el seno izquierdo. estaba prácticamente desaparecido, y mis piernas, era lo más terrible que tenia, pedazos vacíos y sin carnes, como chicharrón negrísimos… De allí me llevaron al Seguro Social, me operaron y empezaron a raspar todos los tejidos quemados.
Anestesiada volví a salir del cuerpo. Y veo lo que ha sido toda mi vida. Pues mi relación con el Señor se basaba en una Misa dominical de 25 minutos, donde el Sacerdote hablara poco. Sólo eso, pues el mundo me arrastraba como una veleta. Un día oí a un sacerdote que decía que «el infierno no existía y que los diablos tampoco» En tonces me dije ¿Quién dijo miedo? Lo único que me mantenía en la Iglesia era el miedo al Diablo, y ahora que me dicen que no existe yo dije: «Bueno para el Cielo Vamos, no importa como somos», Entonces, eso termino de alejarme totalmente del Señor. Así empecé a decirle a todo el mundo que los demonios no existían, que eran invenciones de los Curas, que Dios tampoco, que éramos producto de la evolución.

El maligno viene a tomar posesión de mi alma

Y miren, cuando veo a los demonios que me vienen a recoger, y que la paga soy ¡yo!…En ese instante, empiezo a ver como de la pared del quirófano empiezan a brotar infinidad de personas. Aparentemente comunes y corrientes, pero con una mirada de odio tan grande, una mirada espantosa y yo me doy cuenta en ese momento, que en mis carnes hay una sabiduría especial, y yo me doy cuenta que a todos ellos les debo; que el pecado no fue gratis y que la principal infamia y mentira del demonio fue decir que no existía. Ya tienen idea del susto y del terror de esta mente científica. Y yo rebotaba dentro de mi carne, para que mi carne me recibiera y mi carne no me recibía. No sé cuando atravesé la pared del quirófano y salté al vacío…Entré por una serie de túneles que discurrían hacia abajo. Al principio había luz, como panales de abeja, donde había mucha gente. Pero a medida que voy descendiendo oscurece y llego a un túnel de tinieblas espantosas. Esas tinieblas no tienen comparación, por sí mismas producen dolor, vergüenza y huelen muy mal. Cuando acabó el descenso llego desesperada, a una parte plana y veo cómo se abre una boca inmensa, siento un vació impresionante en mi cuerpo, un abismo al fondo indescriptible, pues lo espantoso era que en ese hueco no se sentía ni un poquito del Amor de Dios, ni una gota de esperanza. Allí había unas cosas que me me halan y yo grito aterrorizada.

En la antesala del Infierno

Yo sabia que si entraba ahí, ya estaba muerta mi alma. Y en ese horror tan grande, mientras estoy entrando, me toman de los pies. Mi cuerpo entró en ese hueco. El ateismo se me quedo en el camino y empecé a gritar: –

¡Almas del purgatorio, por favor, sáquenme de aquí! Aquel fue un momento de muy intenso dolor, pues me dí cuenta que ahí en ese hueco, habitaban millares de personas, jóvenes dobre todoEmpecé a escuchar el rechinar de dientes y unos alaridos y lamentaciones que me estremecían. Cuando me puse a gritar que yo era Católica, vi a mi padre, que había muerto cinco años atrás, y cuatro escalones más arriba a mi madre, con mucha más Luz y en actividad de oración.

El verlos me dió una gran alegría, pero supe que no me podían sacar de allí. -¡Por favor, sáquenme de aquí, que soy Católica!, Y entonces escuché una voz muy dulce: – Muy bien, si eres Católica dime los mandamientos de la ley de Dios.

Recorrido por los Diez Mandamientos

Mi madre siempre me había hablado del primer Mandamiento, el Mandamiento del amor. – El primero, amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a ti mismo. -¡Muy bien! ¿Y los has amado? – Yo respondí que sí, y es entonces cuando escuché:

-¡No. Hiciste un dios que se acomodase a tu vida sólo en momentos de extrema necesidad. Te postrabas ante él, cuando eras pobre y cuando querías ser profesional, ¡orando y pidiendo que te sacara de esa pobreza! En efecto, mi relación con Dios era de «cajero automatico». Me había olvidado de la Gracia, que a precio de Sangre, le había costado al Señor. Me dí cuenta de que a quien había estado adorando era a Satanás, introduciendo toda variedad de superticiones en mi consultorio.

¡Que me parta un rayo si miento!

Criticaba y juzgaba a todo el mundo. Yo decía que amaba a Dios, pero era en realidad envidiosa y jamás reconocí el esfuerzo y la entrega de mis padres, para poder darme una profesión, avergonzándome de ellos.
Jamás tuve amor ni compasión por el prójimo, por mis hermanos de fuera. Y el Señor me lo reprochaba: – Nunca te has compadecido de los enfermos, ni me has pedido la Gracia para hacerles compañía en su soledad. Niños huérfanos que no tienen madre, y mi corazón de piedra. Total, en el examen de los diez mandamientos no pase ni medio.

De pequeña aprendí a usar mentiras para evitar los castigos de mi madre y así empecé a caminar con el padre de la mentira volviéndome una embustera. A medida que mis pecados crecían, las mentiras lo hacían igualmente. A mi madre le decía: – Mami, por Cristo lindo te juro…, y así evitaba que me castigara. – Mamá, ¡que me parta un rayo si estoy mintiendo! Era otra de las frases que también usaba y que se cumplió con el tiempo.

La intercesión poderosa de Santa María

Pude ver postrada a los pies del Señor a la Virgen María, en profunda adoración, rogando por mí, y yo, pecadora desde mi inmundicia trataba de tú a tú con el Señor.

En el tercer mandamiento, en lo relativo a Santificar las fiestas sentí un gran dolor; pues que yo dedicaba cuatro y cinco horas a mi cuerpo y ni siquiera diez minutos diarios de profundo amor al Señor. Era muy cómodo entre la porquería de mis pecados no irme a confesar. El maligno me saco de la confesión y así fue como me quito la sanación y la limpieza del alma, porque cada vez que pecaba no era gratis; Satanás ponía en la blancura de mi alma su marca, una marca de tinieblas;sólo en mi Primera Comunión, hice una buena Confesión, de ahí en adelante nunca más. Y recibía al Señor indignamente. En mi locura llegué a blasfemar del Santísimo y de la Presencia Eucarística. En la incoherencia de mi vida que yo llegue a decir: «¿Cuál Santísimo? ¿Qué tal Dios vivo en un pan? Es que esos sacerdotes deberían echarle un poco de arequipe para que supiera rico». Hasta ese punto llego la degradación de mi relación con Dios.

En mi familia y desde muy pequeños criticábamos a los sacerdotes, empezando por mi padre. Y el Señor me decía: – ¿Quién eres para hacerte Dios y juzgar a mis ungidos? Son de carne, y su santidad la hace la comunidad, que ora por él, le ama y le apoya. Cuando un Sacerdote peca no le preguntan tanto a él sino a la comunidad. Y el Señor me mostró cómo cada vez que los criticaba se me pegaban unos demonios.

Del cuarto Mandamiento: honrar Padre y Madre, el Señor me mostraba como fuí de desagradecida con mis padres, como maldecía y renegaba de ellos y ya que no me podían dar todo lo que mis amigas tenían, llegue al punto de decir que esa no era mi mamá porque me parecía muy poquita cosa para mi.

En el quinto Mandamiento el Señor me mostró que yo era una asesina espantosa y que cometí lo peor y lo mas abominable ante Sus ojos: el Aborto. El poder que me dio el dinero me sirvió para financiar varios abortos. Yo era de las que decía: – La mujer tiene derecho a escoger cuando quiere quedar embaraza o no. Todos mis crímenes estaban escritos en el Libro de la Vida. En efecto, unas niñas, tres sobrinas mías y la novia de un sobrino abortaron, pues yo les facilité los medios, además del veneno que inoculé en sus almas.

A estas niñas mi hermana las dejaba ir a mi casa porque yo era la de plata, la que las invitaba la que les hablaba de moda, de glamour, y de cómo exhibir su cuerpo. Miren como las prostituí, prostituí menores que fue otro pecado espantoso después del aborto, porque yo les decía a esas niñas:»no sean bobitas mijitas es que sus mama les hablan de virginidad y de castidad es porque están pasadas de moda, ellas hablan de una Biblia de hace dos mil años, y los curas no se han querido modernizar, ellas hablan de lo que decía el papa, pero ese papa esta pasado de moda.

Imagínense mi veneno y les enseñe a las niñas que ellas tenían que disfrutar de su cuerpo pero que tenían que planificar. Yo les enseñe los métodos de planificación «perfecta mujer», y esa niña de catorce años, la novia de mi sobrino llegó un día a mi consultorio (la que ví en el libro de la vida), llorando me dice»¡Gloria, soy un bebe y estoy embarazada», y yo le dije: «bruta, ¿no le enseñe a planificar?» y entonces me dice:»si, pero no funciono». El Señor me ponía allí esa niña para que no se hundiera en el abismo, para que no fuera a abortar y lo peor de esa niña fue que en lugar de yo hablarle del Señor le di plata para que fuera a abortar en un lugar muy bueno para que después no la fueran a perjudicar.

El aborto holocausto a Satanás

Cada vez que era derramada la sangre de un beé, era como un holocausto a Satanás. Ví como tan pronto se une el espermatozoide con el óvulo, se forma una chispa hermosa, el alma, una Luz cogida del Sol de Dios Padre, y el vientre de una madre tan pronto como se fecunda, se ilumina con la Luz de esa alma. Cuando se aborta, esa alma gime de dolor y el Cielo se estremece y en el Infierno se escucha otro igual pero de júbilo.
De inmediato en el Infierno se abren unos sellos y salen unas larvas para seguir asediando a la humanidad, haciéndola esclava de la carne y de todos los vicios que se ven y se verán cada día más.
Yo aconsejaba a las mujeres que fueran infieles a sus esposos: – No sean tontas, desquítense de ellos, no los perdonen y divórciense.
Respecto al séptimo Mandamiento, el relativo a no robar… también me mostró que cada vez que yo hablaba mal de alguien, le robaba la honra y era difícil devolvérsela, hubiera sido mas fácil reparar al robarle un billete a una persona porque habría podido devolver la plata y no robarle el buen nombre a una persona.

Y eso me hundió más en el abismo; como que no había matado? Y que decir de cada persona que me cayó gorda, que odiaba, que detestaba. ¡Ahí ya era una asesina! Porque no solo con un disparo se mata a una persona, basta con odiarla con hacerle el mal, con tenerle envidia, con eso ya se la mata.
En cuanto a no fornicar yo decía: – No, aquí si no me van al levantar ni un amante, porque yo toda la vida solamente he tenido un hombre y es mi esposo. Y derepente el Señor me enseña que cada vez que yo estaba con mis senos descubiertos y mi cuerpo con mis minifaldas estaba incitando a otros hombres a que me miraran y tuvieran malos pensamientos y los hacia pecar y así fue como entre en el adulterio.
Cuando se cerró «El Libro de la Vida»,comprobé que había tenido por padre a Satanás.

Grito de auxilio a Cristo

Empecé a gritar al Señor: – ¡Jesucristo, Señor, ten compasión de mí, perdóname! ¡Señor dame una segunda oportunidad!

Y ese fue el momento más bello. El Señor bajó, me sacó del hueco, me levantó y me dijo con todo ese Amor:

– Volverás; tendrás una segunda oportunidad …

Me explico que esto no era fruto de la oración de mi familia. En ese momento se encendieron muchas luces como llamas blancas de amor, en las que pude ver a todos aquellos que oraban por mí. Entre ellas destacaba una llama grande, la que más luz esprendía, la que más amor daba.

– Esa persona que vez allí te ama tanto… y ni siqueira te conoce, me dijo el Señor.

Era un pobre campesino que cuando fue a comprar una panela, se la envolvieron en una hoja del periódico «Espectador» del día anterior. Estaba ahí mi fotografía, quemada. Cuando vió la noticia comenzó a llorar con un amor tan grande, diciendo: – Padre, ten compasión de mi hermanita. Señor sálvala, señor mira Señor. Si tú salvas a mi hermanita, yo te prometo que me voy al «Santuario de Buga» y te cumplo una promesa, pero sálvala. Imagínense un hombre pobrecito, no estaba renegando ni maldiciendo por que estaba aguantando hambre, con una capacidad de amor de tal manera que se ofrece a atravesar todo un país, por alguien, que ni siquiera conoce.

– Eso es Amor al Prójimo… Volverás aunque no repetirás este relato a tus hermanos mil veces, sino mil veces mil. Y ¡hay! de los que oyéndote no cambien, serán juzgados con mayor severidad.

No hay peor sordo que el que no quiere oír, ni peor ciego que el que no quiere ver. Esto hermanos, no es una amenaza, el Señor no necesita amenazarnos, sino una segunda, oportunidad que les regala el Señor. Cuendo mueran y se abra el Libro de la Vida, verán este momento igualito, veremos tal y como estamos.

Que el Señor les bendiga.
Gloria a Dios, Gloria a nuestro Señor Jesucristo. Amén.
RADIO MARÍA (COLOMBIA)
ENTREVISTA A LA DRA. GLORIA POLO

Tomado del Sitio Oficial de la Dra. Gloria Polo
www.gloriapolo.com

Autor: Moral y Luces

Moral y Luces

Un comentario en “Testimonio de la Dra. Gloria Polo”

  1. yo te creo ,gloria polo…es pura verdad…bendita tu que dios te perdono y te dio otra oportunidad. hay que orar por las almas del purgatorio..y nuestros hermanos tibios y fríos,que se conviertan antes de morir..o mueran en gracia de DIOS….GLORIA A DIOS .GLORIA AL PADRE Y GLORIA AL HIJO…AMEN…

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