Rouco llama a la movilización política de los católicos
«El laicismo quiere eliminar la fe»
Por José Manuel Vidal
RD Domingo, 18 de noviembre 2007
El cardenal Rouco Varela puso el «broche de oro» al IX Congreso Católicos y Vida Pública. Aclamado a la entrada y a la salida. En su conferencia quiso denunciar claramente «el laicismo que quiere eliminar la fe». Un laicisimo que quieren «imponer por la presión social, cultural y política». Frente a eso, llamó a los cristianos a «implicarse en la viad pública y política en la defensa de su fe». Una consigna corroborada por el presidente de la ACdP, Alfredo Dagnino: «Es imprescindible la movilizaicón apostólica de los laicos católicos».

En el transcurso de su intervención, el cardenal ha definido cómo debe entenderse la actuación del católico en la vida pública. En este sentido, ha reseñado que el católico «no debe limitarse a ser un fiel cristiano, sino alguien que vive su vocación de cristiano secularmente, es decir, en el mundo». Este obrar del católico ha de hacerse enmarcado en «una recta concepción del Estado que impida que se pueda llegar a una identificación entre lo público y lo estatal». También pueden ser de interés público, ha aclarado, «entidades que no proceden del Estado».
En su ponencia, que el mismo arzobispo ha definido como «un resumen práctico» del Congreso convocado bajo el lema ‘Dios en la vida pública’, ha descrito las condiciones que han de concurrir para que se pueda dar una efectiva participación del católico en todos los ámbitos, porque «la vida pública no se ciñe a la vida política, implica a toda la sociedad». Sobre este particular, adquiere gran importancia a juicio de Rouco Varela la exigencia de una libertad religiosa efectiva, porque, ha señalado, la transmisión de la fe depende de que ésta «pueda ser mostrable con libertad y en libertad».
Otra exigencia que el Cardenal ha planteado como ineludible para el católico de hoy tiene que ver con la «necesidad de un retorno al derecho natural», algo que, como ha recordado, ya sucedió en la Europa de posguerra «para salir de la oscuridad». También ha aludido a la responsabilidad para con la verdad natural del matrimonio y la familia, que representa «el primer y más necesario compromiso del seglar católico en la actual sociedad española». Una obligación que interpela a la responsabilidad prioritaria de los padres sobre todo el proceso de educación de sus hijos. «Estos -ha subrayado- no son ni del Estado ni de la sociedad, son de sus padres».
El cardenal Rouco Varela también ha apelado a la plena conciencia del católico sobre cuestiones como el terrorismo, sobre las que «no debe caber ninguna duda de su valoración ética, de sus causas y sus consecuencias».
Pese a las dificultades que se ciernen para los católicos para su desarrollo en la vida pública, entre las que se refirió especialmente a un laicismo radical, «que como doctrina política llega a cuestionar derechos fundamentales como el derecho a la vida». A su juicio, «el laicismo como ideología envuelve a la sociedad actual. Un laicismo que se exhibe en el más rancio ropaje del siglo XIX».
Más aún, según Rouco, este laicismo «pretende eliminar de hecho y de derecho toda presencia de la fe y de la Iglesia en la sociedad». Además, «intenta presionar a los ciudadanos y niega los principios morales de una conciencia rectamente formada» e imponerse cultural, social y políticamente.
A pesar de todo, la «Iglesia está esperanzada y mira sin miedo hacia el futuro», siguiendo el célebre grito de Juan Pablo II «No tengáis miedo», que es «nuestro motor espiritual», dijo Rouco.
A continuación, el presidente de la Asociación Católica de Propagandistas, y de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, Alfredo Dagnino, abundó en la visión socio-política que ha presentado Rouco Varela. Así, ha proclamado la necesidad de que los católicos lleven a cabo una regeneración moral «que pasa en primer lugar por los hombres apostólicos, que piensan, que se comprometen, que no sucumben a la dictadura del relativismo». «Una regeneración que pasa por la afirmación de la moral en la vida de nuestras democracias. No nos debe dar miedo la moral», ha concluido.
Antes de comenzar su intervención, el cardenal de Madrid hizo referencia al nombramiento del padre Juan Antonio Martínez Camino como su obispo auxiliar, para que asuma «la tarea que venía asumiendo el recordado Eugenio Romero en la archidiócesis de Madrid».
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