Dos caminos, ¡escoge!

Repasa un poco tu vida y contempla si tienes las manos llenas o vacías

Dos CaminosRecojo aquí los pensamientos de un joven que un buen día se puso a reflexionar sobre qué camino iba a seguir en su vida, para aprovecharla bien y tomársela en serio. Te invito a reflexionar también sobre el rumbo que vas a dar a tu existencia. Hay muchos caminos. Así pensaba este joven:

Uno, el camino fácil del «tirar adelante» por la vida, sin mayor preocupación: buscarme una buena fuente de recursos para mi sustento y, eventualmente, para asegurar el futuro de una familia; tratar de ganar buen dinerito; soslayar del mejor modo posible las penurias de la vida; y gozar al máximo los pocos años que tenía delante de mí.

El otro camino se presentaba, con mucho, más arduo y escabroso. Se trataba de construir la vida, minuto a minuto, mirando hacia la eternidad. Tomar cada instante de mi tiempo como una oportunidad que Dios me concedía para hacer algo por Él y por el bien de mis hermanos. «Invertir», por así decir, cada segundo, en algo constructivo, en algo que sirviera para los demás, y me asegurara, además, la vida eterna.

Te confieso que estas frases han cambiado por completo mi existencia. Las leo y releo con mucha frecuencia. Alimentan mi ilusión, mi deseo de aprovechar con avaricia la vida.

Y a ti, ¿no te dicen nada? ¿Qué camino has escogido o piensas escoger? Para escoger entre estas dos opciones nunca será tarde mientras nos dure la vida. No dudes, reflexiona, medita, escoge…

Por mi parte, no quiero terminar mi existencia en este valle sin dejar huella en el mundo y en los corazones de quienes se han encontrado conmigo. Pero sobre todo, no deseo, por nada del mundo, llegar a la eternidad con las manos vacías.

«No hay persona con la que nos hayamos puesto en contacto que no sea un poco mejor o un poco peor por habernos conocido. No importa que nuestro encuentro haya sido breve; influimos, para bien o para mal, en todos aquellos que se acercan a nosotros». Leía hace unos días este pensamiento en un diminuto libro de Leo J. Trese, titulado «Un paso me basta».

Sinceramente, no me había detenido a pensar mucho en esta realidad. ¿Cuántas, cuántas personas han hablado y convivido conmigo? ¿Cómo he influido en su vida? A veces, ni siquiera se han acercado a nosotros, pero nos han escuchado, han leído nuestros artículos o libros, nos han visto de lejos o de cerca.

Pregúntate con la poetisa: «Y al fin, cuando me vaya fría, pálida, inerte…. ¿Qué dejaré a la Vida? ¿Qué llevaré a la muerte?».

Repasa un poco tu vida y contempla si tienes las manos llenas o vacías.

Pasa la mirada por nuestro querido planeta y contempla quién va por ambos caminos. En uno encontrarás gente tirada, hastiada, con ganas de dar marcha atrás o de acabar pronto. Y hay miles de salidas rápidas, de emergencia.

En el otro, gente llena de ilusión y felicidad, con ganas de vivir, con fuerzas para sonreír, con ojos de satisfacción.

Que tu vida no sea una melodía vulgar, monótona y ramplona, como escribió en una ocasión Pío Baroja.

Concluyo con unas palabras de este mismo joven del que te hablo, palabras que figuran en su diario unos cuantos años más tarde: «Cómo quisiera detener el tiempo con una mano y seguir trabajando con la otra. Pero el tiempo es inexorable. Rueda y rueda, y cada vuelta me va robando energías y vida».

Autor: Moral y Luces

Moral y Luces

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.