
Bajo el lema «Fuera la Religión de la escuela pública» el SEI organizó una protesta en la misma puerta del instituto a las diez de la mañana, unos minutos antes de que comenzara la celebración eucarística, a la que el sindicato considera «un atentado directo contra la educación laica». Las reacciones ante las pretensiones de este piquete laicista llegaron poco más tarde desde la CONCAPA (Confederación Católica de Padres de Alumnos) que lo valoró como «un hecho grave» y una «intolerable expresión de acoso a la libertad de los padres y alumnos del centro que desean libremente asistir a la misa».
La asociación que representa a los padres católicos hizo público un comunicado en el que valoraba que este tipo de demostraciones «no hacen sino crispar la convivencia de los españoles, fomentando la división en lugar de la tolerancia» y pedía a los «responsables políticos» que «condenen abiertamente estas restricciones a las libertades constitucionales» y dejen de «apoyar con su silencio» estos actos. Un silencio que consideran «especialmente grave» por la complicidad que supone con la «ilegal petición de nacionalización de los colegios concertados o la retirada de la clase de religión de los centros públicos». CONCAPA ha habilitado un correo electrónico (concapa@concapa.org) para que se pueda denunciar «cualquier discriminación o imposición en este sentido».
La última instrucción pastoral aprobada en la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Española ya alertaba de la ola de laicismo que está sacudiendo a España. En concreto, los prelados advertían de que «España se ve invadida por un modo de vida en el que la referencia a Dios es considerada como una deficiencia en la madurez intelectual y en el pleno ejercicio de la libertad». El documento añadía que «parece que lo único correcto y a la altura de los tiempos es manifestarse como agnóstico y partidario de un laicismo radical y del relativismo moral como única mentalidad compatible con la democracia». «Se trata de la voluntad de prescindir de Dios en la visión y la valoración del mundo».
Ante esta ola de laicismo que nos invade ¿dónde estamos los católicos? ¿No vamos a defender nuestros derechos como cristianos, nuestra libertad religiosa? ¿Vamos a seguir esperando que nos impongan todas estas situaciones desde el silencio, sin hacer nada? Creo que muchos de nosotros deberíamos ser valientes y salir del armario… porque parece que ahora lo difícil es ser cristiano.